| 𝟱𝟯 |

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Alex dejó en el suelo una de las últimas cajas de Remus y miró a su alrededor.

El nuevo lugar donde viviría era acogedor y bastante hogareño. Contaba con una cocina, un pequeño living, dos habitaciones y un baño, era pequeño pero muy hermoso.

Aún faltaba terminar de amueblarlo y colocar los adornos y accesorios, pero se veía espléndido. Remus la miró mal y ella sonrió inocente.

–¿Qué parte de “no lleves cosas pesadas” no quedó clara? –sonrió divertido.

–No era pesado, puedo hacerlo. ¿Esto es todo?

Remus colocó las manos en su cintura y asintió mientras inspeccionaba el lugar. Alex suspiró y se acercó a él.

–¿Todo en orden?

–Sí, solo... es un lugar lindo.

–Pero...

–¿Por qué crees que hay un pero? –ella elevó una ceja. –Bien. –se resignó. –Pero me siento mal por hacer que tú...

–Te dije que no hables de ello. Sabes que no me molesta, yo quise hacerlo.

Remus apretó sus labios e iba a replicar, pero ella entrecerró sus ojos amenazándolo con la mirada.

La cuestión es que Remus no podía pagar un buen lugar para vivir, habían conseguido uno que se adaptaba a su presupuesto pero era muy pequeño, demasiado, y Alexandra quería que él esté en un lugar cómodo y cálido, no como aquel lugar.

Alex insistió para comprarlo, Remus había puesto parte de su dinero, pero ella había pagado la mayoría, cosa que no le molestaba, pero el licántropo no se sentía muy cómodo con ello, lo avergonzaba.

–Vamos, Rem. Este lugar es perfecto para ti. –colocó una mano en su espalda.

–Lo sé, es hermoso, pero... prometo que algún día te pagaré ¿si?

–Claro que no. –rió. –Considéralo un regalo.

–Es un regalo muy costoso.

–Shh.. –colocó su mano sobre su boca, haciéndolo reír.

Remus quitó su mano con suavidad y la miró enternecido. Ella estaba haciendo demasiado por él, y no sabía cómo agradecerlo. El quedarse en su casa, preocuparse, ayudarlo a buscar un nuevo hogar y aportar con los gastos... era demasiado.

–Gracias, Alex. –sonrió.

Ella restó importancia y se acercó para abrazarlo, besó su mejilla y suspiró.

–Bien, ahora a la cocina, tengo hambre.

–¿Cuando no?

Alex lo miró con enojo fingido y se agachó para tomar un almohadón que se encontraba dentro de una de las cajas para lanzarla en su rostro, logrando que él suelte una carcajada.


THANTOPHOBIA; James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora