❝Tipo de ansiedad que tiene que ver con el miedo a la muerte, el proceso de morir o perder a un ser querido.❞
Con la llegada de la guerra, James Potter tiene miedo de perder a las personas que ama.
Hay gente que tiene miedo de morir, el simple hecho...
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«Los únicos con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acercan… Nacidos de aquellos que lo han desafiado tres veces, vendrán al mundo al concluir el séptimo mes… y el Señor Tenebroso los señalará como su igual, pero ellos tendrán un poder que el Señor Tenebroso no conoce … y uno deberá morir a manos del otro, pues ninguno podrá vivir mientras siga el otro con vida … Los únicos con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerán al concluir el séptimo mes..”
James repasaba las palabras de Dumbledore una y otra vez.
Lily Evans estaba sentada a su lado, Sirius y Remus enfrente de ellos mientras pensaban en una solución.
–Debemos hacerle caso a Dumbledore. –habló Sirius. –Nombrar a alguien como el guardián secreto.
–El encantamiento Fidelio es muy eficaz, va a funcionar.
James sacudió su cabeza ante las palabras de Peter. No quería ocultarse, intentaba pasar la menor cantidad posible en su casa, siempre buscaba excusas para salir de allí.
Había transcurrido un mes de lo sucedido, pero no se sentía ni un poco mejor que antes. Había dejado de llorar, pero en estos momentos era lo único que quería hacer.
–¿Debo quedarme aquí? ¿Cómo se supone que haga eso?
–Puedo quedarme contigo y ayudarte con los niños. –habló Lily.
James la miró y meditó sus palabras. Le sería de gran ayuda, pero no estaba tan seguro de querer que se quedara. Sin embargo, sabía que no podría solo, y ella era la madrina de ambos niños.
–Lo importante aquí es quién será el guardián. –opinó Remus. –¿Qué opinan? Podemos dar nuestro opinión libremente, nadie dirá nada.
James mordió su labio y miró a los presentes, deteniendo su mirada en Sirius.
–Voto por Sirius. –opinó Remus.
–Creo que sería buena idea. –murmuró Lily.
James asintió. Era su mejor amigo, su hermano. Él sabía que Sirius jamás lo traicionaría, preferiría morir antes que hacer algo así.
Y estaba seguro de que Alexandra pensaría lo mismo.
–¿Puedes ser tú?
Sirius asintió ante las palabras de James.
–Sí, sin dudas.
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