| 𝟱𝟲 |

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James y Alexandra suspiraron fuertemente

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James y Alexandra suspiraron fuertemente. Ella se removió en la cama e intentó ignorar el llanto de los mellizos, estaba cansada.

En estos momentos no entendía cómo hacían algunas madres para verse espléndidas durante las primeras semanas de maternidad. Recién atravesaban la segunda noche y ella quería morir.

James refregó sus ojos y se giró para mirar a Alexandra, que lo miraba de forma cansina.

–¿Qué hora es? –preguntó ella en medio de un bostezo.

–Las cuatro.

Alex suspiró y cerró sus ojos nuevamente, parecía que se habían calmado y ambos caían nuevamente en un sueño profundo, pero ambos llantos volvieron a escucharse.

–Iré a ver.

James negó y colocó su mano sobre el abdomen de Alexandra para acostarla nuevamente.

–Tú fuiste antes, me toca.

–¿Seguro?

James soltó una risa al ver que sus ojos se cerraban nuevamente. Asintió y se acercó para dejar un beso en su frente.

–Duerme.

James se levantó y, arrastrando sus pies y bostezando incontables veces, se dirigió a la habitación de los menores.

Ingresó y el llanto se oyó más fuerte, por lo que cerró sus ojos con fuerza.

Ambos niños lo miraban con enfado, o eso parecía, tenían sus mejillas sonrojadas y rastros de lágrimas.

–Aquí estoy, aquí estoy.

Como pudo tomó ambos bebés y comenzó a mecerlos, esperando que eso sea suficiente para hacerlos dormir, pero no funcionaba.

–Por favor. –fingió sollozar, pero esto solo causó que ambos lloraran más fuerte. –Mala idea, mala idea. No volveré a hacer eso.

El pequeño Harry tomó el pecho de James, haciéndolo reír.

–No encontrarás nada ahí, chico.

Samantha copió el acto de su hermano.

–Oh, vamos. Comieron hace tres horas, ¿no es suficiente?

Samantha sollozó más fuerte y James pegó un pequeño brinco, hizo una mueca y comenzó a caminar por la habitación, intentando hacerlos dormir.

–Solo déjenla dormir un poco más, su madre viene descansando muy mal. –les murmuró parándose frente a la cuna y dándole la espalda a la puerta.

James suspiró y miró atentamente a sus hijos, que parecían calmarse de a poco. Ambos lo miraban atentamente.

Los ojos de Harry lo inspeccionaban con atención. Era la copia exacta de James, una pequeña cantidad de cabello azabache como la de él, la forma de su nariz, el largo de sus pestañas... era una copia a excepción de sus intensos ojos verdes, que eran iguales a los de Alexandra. Sus ojos eran grandes y muy brillosos, y analizaban todo a su alrededor.

THANTOPHOBIA; James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora