ლ •11•ლ atardecer

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-donde? Cómo? Cuando?- pensaba el cafetero, apretaba sus manos la una con la otra como si fuera a rezar, sentía que era arrastrado por alguien como si fuera un simple saco de papas, y, para empeorar las cosas, tenía un saco en la cabeza que le dificultaba la visión, y peor, la respiración, estaba empapado de sudor, el saco solo lograba asfixiarlo y su respiración agitada hacía que la tela se apegara más y el calor aumentara

De repente, todo su alrededor se iluminó, le costó un poco acostumbrarse a luz, su piel se irritó un poco por el roce con la casposa tela de baja calidad, el saco había sido retirado con brusquedad, cuando pudo ajustar su vista divisó un cuchillo, un afilado y plateado cuchillo que se acercaba con una feroz velocidad hacia su rostro, cómo un tigre que sale de entre los árboles solo para atacarte, el tiempo parecía infinito, su corazón se detenía, las lágrimas corrían, su vida pasaba ante sus ojos y justo antes de que la punta atravesara uno de sus ojos escuchó un llamado -colombia!- seguido de la sensación de que todo su cuerpo se removía

[...]


Una bocanada de aire entró derrepente a su cuerpo llenando por completo sus pulmones, Colombia abrió nuevamente sus ojos que estaban rebosados en lágrimas, viendo, aunque no muy claramente, a Rusia, "fue todo un sueño?" pensó Colombia apretando sus labios como si de un tick se tratase, tiritando levemente por el miedo.

Rusia, de inmediato abrazó a colombia al ver que este había retomado conciencia, este último se acababa de dar cuenta en dónde estaba, sentado en el pudo cingafa la pared al lado de la cama del cuarto de invitados, pues el eslavo también lo había sacado con cuidado de allí antes de abrazarlo, aunque claro, eso no fue fácil, pues Colombia no dejaba de lanzar patadas como si fuera un experto en karate

-tranquilo, todo está bien, estamos en nuestro hogar- decía Rusia con una voz dulce y cariñosa, cosa rara en el, -no te ha pasado nada, ellos no regresarán, ahora estás conmigo- seguía hablando Rusia sin soltar a su pareja, como si se fuera a romper en mil pedazos en cuanto lo hiciera, Colombia seguía derramando lágrimas aún sin estar consciente de ello, el abrazo de Rusia lo tenía atónito, pero lo reconfortaba más que una manta junto al fuego en pleno invierno de montaña, eso le quitaba el sentimiento de ansiedad e intranquilidad como el pan quita el hambre al mendigo, el cafetero le devolvió el abrazo y se aferró a su pareja como si se fuera a caer

Colombia intentaba decir algo entre sollozos pero le era imposible, intentaba dejar de apretar sus labios pero era como si alguien más se los cerrara, Rusia lo consolaba, entendía por que la reacción de Colombia era tan desmedida, el mismo recuerda tan claramente ese día como el agua de un arroyo...

-como te sientes?- preguntó Rusia después de varios minutos de abrazar a Colombia, este último solo asintió, como una manera de decir que ya estaba mejor -No te sientes perdido?- volvió a preguntar el eslavo, esta vez Colombia negó, ya había comprendido que eso había sido solo un sueño

-hace mucho que no te pasaba- mencionó Rusia regresando a su tono de habla habitual

-si... - dijo Colombia desanimado, había estado bien durante algunos meses, nada de pesadillas fuertes. se había estado esforzado por cuidar su ciclo de sueño y siempre estar en las mejores condiciones para dormir, pero, el estrés y ansiedad que hicieron que las pesadillas regresaran

-yo cocino hoy, tu descansa, si necesitas algo solo avísame- dijo Rusia, suponía que Colombia necesitaba un rato a solas para sí mismo, pero su pareja al escuchar esto hizo memoria, y, al instante sintió como si un balde de água fria le cayera encima, sin decir más se separó del abrazo y se levantó, después ayudó a que Rusia hiciera lo mismo

-yo ya cociné...- dijo Colombia apenado con la cabeza gacha -pero...- continúo -creo que me dormí en ese momento, así que...- empezó a jugar con sus dedos y a titubear -creo... creo que se quemó- dijo finalmente con un chillido agudo

En ese momento ambos inhalaron para entonces sentir ese olor carbonizante de la comida sobrecocida, luego, se miraron el uno al otro, Colombia estaba rojo de la vergüenza, quería llorar de nuevo, su orgullo como cocinero estaba deshecho, jamás se le había quemado una comida, mientras que Rusia estaba sorprendido, no pensó que llegaría el día en que a su pareja se le quemaría una comida, una de las cosas que más le sorprendían del cafetero era su fascinante habilidad en la cocina, era casi tan bueno como ver a un pintor crear una obra maestra, un mal augurio? quizá, pero en ese momento ninguno parecía reaccionar, poco les importaba si las ollas se echaban a perder o si se prendía fuego la comida, afortunadamente, ninguna de las dos cosas sucedió...

¿Quién eras? ლcountryhumansლDonde viven las historias. Descúbrelo ahora