ლ •45•ლ Jardín de espinas

54 7 8
                                    

Colombia salió del restaurante y pidió un taxi para poder ir a casa, había tenido una grata tarde con sus socios los cuales entendían su situación perfectamente, le dijeron que su puesto seguía siendo suyo y que todo seguiría igual que antes si así lo quería; al haber terminado ello le escribió a Rusia nuevamente para avisarle que ya iba de regreso, el no tenía un celular común si no un aparato de circuito cerrado de origen militar que le permitía enviar mensajes en cualquier momento pero solo al número del eslavo, aparentemente era algo que solía usar mucho, en especial cuando Rusia se iba de viaje antes del accidente y por ello se lo quedó nuevamente y era lo que usaba para comunicarse con el.

Aunque se extrañó al ver que Rusia aún no respondía el primer mensaje supuso que quizás se ocupó mucho con los gemelos y no le dió mucha importancia, tiempo más tarde se bajaría del taxi que había tomado y llegaría a casa, llevó llaves por lo cuál abrió la a puerta y se percató de inmediato que todo estaba tranquilo y en silencio, cosa extraña considerando que habían un adulto y dos bebés en casa, el cafetero tuvo un mal presentimiento y cerró la puerta tras suyo, iba a anunciar su llegada pero si el silencio se debía a que Rusia estaba durmiendo a los niños entonces los despertaría, por lo cuál caminó en silencio buscando a Rusia en la zona común de la casa y al no encontrarlo se dirigió a la habitación, yendo allá empezó a escuchar un débil sonido de llanto que se iba intensificando mientras más cerca estaba.

—¿R-rusia?... —farfulló inseguro sintiendo como varias imágenes llegaban a su mente, imágenes borrosas de recuerdos que volvían por los sentimientos que tenía en ese momento pero a los que decidió no prestar atención y centrarse en lo importante.

Al no recibir respuesta se acercó más a la habitación del eslavo pero en ese momento se percató de que el llanto no provenía de esa habitación, si no de la suya, confundido se giró para dirigirse allí, se armó de valor y rápidamente entró pasando el marco de la puerta que no estaba cerrada y entonces lo vió, Rusia estaba en el suelo con el cabello suelto, hecho una bola en un rinconcito llorando al lado de unas botellas de vodka.

—Dios mío, Rusia —exclamó Colombia preocupado.

Fue hacia el y se agachó para tocarle el hombro y ver si estaba despierto, al hacer eso el eslavo reaccionó dándose la vuelta y tomando con fuerza la muñeca del cafetero debido a sus reflejos sin parar a pensar sobre quién se trataba.

—¡Oye! —chilló Colombia con dolor por la fuerza del agarre.

Rusia se puso pálido al darse cuenta de que era Colombia quien estaba frente suyo y lo soltó de inmediato con cierto temblor, cuando el cafetero fue soltado acarició su muñeca por el dolor y notó aquello, se preguntó que era lo que había hecho para hacer que el, un hombre frío y distante se pusiera así, con los ojos rojos por el llanto, la nariz inchada y tal vez algo borracho.

—¿Cuándo llegaste? ¿Por qué volviste? —preguntó el ruso con una voz baja y entre cortada, la típica voz de alguien que había estado llorando ya mucho tiempo como para seguir contando y sumado a un cierto letargo en su voz debido a la borrachera.

—¿Cómo que por qué? Vivo aquí, ¿Por qué estás tú así? ¿Donde están los niños? —preguntó Colombia de regreso extrañado por tal pregunta.

—ellos están durmiendo... —respondió Rusia sin míralo a la cara y sin querer dar explicaciones.

Colombia soltó un suspiro, se sentó sobre sus pantorrillas y tomó las mejillas de Rusia con ciudado para que lo viera a la cara, debía tener paciencia y tratar de ayudar a su amigo, sabía que si estaba así era porque algo le había pasado.

—Rus, ¿Pasó algo malo? Puedes contarme si lo necesitas... —dijo Colombia con una voz dulce y tranquila queriendo ser lo más paciente posible con la situación del eslavo y que este pudiera abrirse con el.

¿Quién eras? ლcountryhumansლDonde viven las historias. Descúbrelo ahora