ლ •49•ლ cajón oscuro

48 7 4
                                    

Colombia estaba atado bruscamente de brazos y piernas, amordazado con un trapo sucio metido en su boca, él podía sentir su lengua totalmente seca y aún así seguía sintiendo el sanguinolento sabor a sangre mezclada con polvo viejo y sucio que  tenía aquella cosa que lo dejaba sediento al punto en que su lengua se desquebrajaba, tenía los ojos vendados pero sabía que estaba en un auto por todo el ruido y movimientos que le rodeaban además de la sensación fría del metal sobre el que estaba, solo no sabía a donde lo llevaban ni mucho menos el por qué, oía la voz de México y las estupideces que decía, pero realmente no lo estaba escuchando a decir verdad, es decir, no conseguía procesar ni retener una sola palabra de lo que le decía por el pánico y la angustia, el Colombiano solo lloraba, sollozaba y temblaba aterrado pues no solo estaba aterrado con la idea de que es lo que le harían si no que también su mente era bombardeada de los recuerdos de sus traumas, eran imágenes vivas que por primera vez en mucho tiempo se manifestaban  de los recuerdos de su secuestro y sus experiencias cercanas a la muerte que no podían llegar en peor momento, podía sentirlas tan reales y cruzas como la primera vez, ya no sabía que sensaciones eran reales y cuáles no pues todo se entrelazaba en su mente haciéndolo tener un fuerte ataque de pánico que rozaba una psicosis paranoide, nunca había sentido algo tan abrumador, una sensación que absorbía su cordura y la quemaba por cada segundo que pasaba, que apretuajba cada sentido de pertenencia a este plano y oprimía su pulmones haciéndole respirar casi imposible, como si el aire derrepente fuera una masa fangosa de tierra que le obstruía la tráquea, nunca había necesitado tanto se Rusia a su lado para que lo abrazara y le prometiera que todo estaría bien, el eslavo se había convertido en lo único que era capaz de devolverle la paz y debido a eso a pesar de estar siendo un mar de lágrimas y sollozos hace mucho había dejado de forcejear, no le estaba sirviendo de nada, pensaba que ese sería su fin, que México le dispararía con un rifle a la cabeza y que allí se acabaría todo y por ello solo se mantenía estático con cada músculo de su cuerpo tensado, solo podía pensar en su familia, los había anhelado toda su vida y ahora estaba por perderlos, pensaba en Ucrania, en los gemelos, en su trabajo, pero por sobre todo pensaba en Rusia, el era a quien más anhelaba en ese momento, el eslavo que había deslumbrado su corazón y había tumbado las puertas de la incertidumbre de este en sus momentos más bajos y asfixiantes, el hombre que le había flechado el corazón y del que se había enamorado perdidamente sin saberlo, de lo que más se arrepentía era de no haberle dicho que lo amaba, pensó que tendría todo el tiempo del mundo para poner sus pensamientos y prioridades en órden, recomponer por completo su vida y tomar su propio camino si así lo quería, pero claramente, no fue así.

De repente el auto frenó en seco y por la inercia el cuerpo de Colombia se chocó contra la pared del auto que daba a la cabina del piloto y el cafetero no pudo evitar quejarse por el golpe através de un Timoteo de dolor, aquel auto era una furgoneta espaciosa, Colombia estaba en la parte de atrás tirado en el suelo cuál bolsa de basura sin más, México estaba sentado viéndolo con desprecio, se había divertido al haberlo capturado y ver cómo se retorcía y sufría agonicamente por el ataque de pánico y ansiedad que había sufrido durante el trayecto, pero ahora lo veía paralizado y parecía que sus palabras no surgían efecto en el, eso no le era tan emocionante; entonces la puerta corrediza de la furgoneta se abrió dejando ver a un hombre alto, blanco, rubio y de ojos azules que vestía una gabardina negra, camisa de lino blanca y jeans de traje negro junto a unas gafas de sol oscuras.

—¿Quién carajo es el? —preguntó aquel hombre malhumorado sacando un cigarrillo de su bolsillo derecho y prendiendolo con un mechero para aspirar, se refería a Colombia, no esperaba que México secuestrara a una persona cualquiera, suponía que era "alguien" pero sencillamente el colombiano no le sonaba de nada —me dijiste que me entregarías la cabeza de China a cambio de que te ayude, ¿Estás utilizando mi dinero para secuestrar a un cualquiera?

¿Quién eras? ლcountryhumansლDonde viven las historias. Descúbrelo ahora