Capítulo uno: Hiken no Ace

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Era una tarde muy fría, una de esas en la que un poco de calor que brindase una fogata no estaría nada mal, pero, ¿cómo hacerlo? Una torpe como ella no podría lograr tal cosa con un par de rocas o algunos palos secos

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Era una tarde muy fría, una de esas en la que un poco de calor que brindase una fogata no estaría nada mal, pero, ¿cómo hacerlo? Una torpe como ella no podría lograr tal cosa con un par de rocas o algunos palos secos.

Se encontraba sola, varada en aquella isla desde hacía varios días, dado que el barco donde viajaba fue destruido en un asalto en alta mar.

Se abrazaba a sí misma mientras sus dientes castañeteaban sin parar, debido a la crueldad del clima. Su ropa, o lo que quedaba de lo que antes fuera un vestido blanco, estaba sucio y desgarrado.

Se encontraba recostada de espaldas a una enorme roca, bajo las ramas de un árbol. Veía al cielo sin terminar de creer en su mala suerte.

¿Acaso moriría en ese lugar, sola, en medio de la nada? ¡No! Eso era algo a lo que se negaba total y rotundamente.

Se puso de pie, y se dirigió a la orilla de la playa. Si el naufragio la había llevado hasta esa isla, era lógico pensar que a lo mejor algo más pudo ser arrastrado en la cercanía. Con suerte encontraría cualquier cosa útil que le sirviera aunque fuese para tenderlo y evitar acostarse directamente en el suelo.

—¡Qué tonta! ¿Por qué no lo he pensado antes? —Se cuestionó con enfado.

Siguió buscando por largo rato hasta que cayó la noche, pero todo su esfuerzo fue infructuoso. No sólo estaba cansada sino también hambrienta.

Había gastado energías pese a ser consciente de tener el estómago vacío desde el día en que despertó en ese lugar solitario, donde sí, había vegetación y animales pero era una inútil para cazar, más aún para defenderse.

El lugar estaba lleno de criaturas salvajes y no podía sólo llegar y coger algo para comer. Los árboles eran gigantescos y no podía trepar, puesto que la mayoría de los animales eran celosos con los frutos del bosque. Apenas se las había arreglado para beber agua limpia un par de veces, pero eso no le saciaba el hambre.

Miró una fogata a lo lejos cuando casi llegaba al final de la playa, cosa que la alegró en gran manera aunque a su vez, la preocupó.

El primer sentimiento fue porque supo que no estaba sola y a lo mejor podría pedir ayuda. Lo segundo... bueno, fue por la misma razón de comprobar que no estaba sola y no sabía qué tipo de persona sería con quién ella se encontrase. Sin embargo, estaba decidida a arriesgar todo por el todo, de modo que se aventuró a acercarse para estudiar la situación y así tratar de tomar la decisión correcta.

Caminó a paso sigiloso y se ocultó detrás de una roca. Se asomó con suma cautela, pero en un abrir y cerrar de ojos, una bola de fuego le pasó casi rozando la cara.

—Sal de ahí o te juro que esta vez no fallaré a propósito. —Le advirtió esa voz.

Muy asustada y sin saber qué hacer, la pobre no pensó en más que huir, por lo que se dio la media vuelta y corrió justo por donde había llegado. A medida que avanzaba, podía ver su sombra frente a ella. ¿Pero qué estaba pasando?

QUÉDATE CONMIGO ━━ [FINALIZADA] 《24》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora