Epílogo

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La noticia en primera plana trataba sobre la captura de Portgas D

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La noticia en primera plana trataba sobre la captura de Portgas D. Ace a manos de Kurohige, quien consiguió unirse a Ōka Shichibukai tras entregarlo en manos de la marina.

Los News Coo todavía no acababan de repartir los periódicos del día con la información que sacudiría el mundo, cuando tres buques de la marina ya estaban amarrando en el muelle de Isla Hikari, desplegando varias unidades de marinos armados y listos para poner de cabeza el territorio en busca de la joven de rizos rubios que fue vista con Portgas D. Ace.

Entretanto, Hanabi y el señor Satō tocaban con desespero a la puerta de (Tn), que se apresuró a abrir debido a la insistencia.

—¿Qué sucede? —inquirió (Tn), temiendo sus semblantes y la manera en que ellos actuaban.

Hanabi lloraba inconsolablemente, mientras que el anciano tragaba saliva con el gesto abatido sin saber qué decir.

—Ace... —murmuró Hanabi—. Ace ha sido... —se cubrió la boca con ambas manos sin ser capaz de proseguir.

—Ha... Hanabi... —farfulló (Tn), advirtiendo que el oxígeno le faltaba.

Dado que la chica no reaccionaba y que ella no lograba formular la pregunta que rondaba por su cabeza, dirigió la mirada hacia el señor Satō, que le extendía el periódico del día.

—No... —chilló (Tn), arrugando el gesto. Leía la información con gran dificultad puesto que los ojos rápidamente se le habían llenado de lágrimas de desespero, miedo e impotencia. Se dejó caer sobre sus pantorrillas flexionadas cuando llegó a esa parte que anunciaba que la ejecución tendría a lugar dentro de una semana a partir de la fecha.

Se cubrió la boca comenzando a temblar mientras lloraba sin siquiera poder escuchar su llanto. Su pesadilla se había vuelto realidad.

El aturdimiento no le permitía más que rememorar la última sonrisa que Ace le había regalado tras decirle un «te amo», antes de partir.

Con gran empeño se repetía que eso no estaba pasando, que Ace regresaría esa tarde, porque él se lo había jurado. Debía cumplir el juramento, ¿verdad?

—Si el señor Barbablanca llega a tiempo a Marineford —dijo Hanabi, ahogada en llanto; poniéndose de rodillas junto a (Tn)—, Ace podría salvarse.

La antedicha no escuchaba nada de lo que se le era dicho; estaba aturdida, con los nervios a flor de piel y esa sensación fría que había advertido en cada pesadilla que tuvo con Ace muriendo frente a ella.

El den den mushi comenzó a sonar en el bolsillo del señor Satō Frey que no tenía el deseo ni la voluntad de contestar, pero supo que se trataba de su hermano, Satō Core. Dedujo que a lo mejor el motivo de la llamada se debía a que éste había leído la noticia sobre Ace, de modo que se alejó de las jóvenes para conectar las líneas.

—¡Oculta la chica! —dijo el anciano del otro lado, muy bajo; sonando nervioso y alterado—. ¡La marina está buscándola por toda la isla, y ahora mismo revisan mi cafetería!

QUÉDATE CONMIGO ━━ [FINALIZADA] 《24》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora