Capítulo once: Isla Mariposa

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—¡Esto está delicioso! —exclamó (Tn) comiendo lo último que quedaba en su plato

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—¡Esto está delicioso! —exclamó (Tn) comiendo lo último que quedaba en su plato.

Estaba llena. Había tenido un poco de todos los manjares que Ace había robado del barco donde una engreída familia de nobles viajaba de regreso a casa.

Ace no solo consiguió lo necesario para sobrevivir los días restantes siguiendo la ruta antes fijada, sino que también el clima se había vuelto favorable; sin embargo, no encontró la voluntad para negarse el pequeño capricho suscitado por su lema de vivir sin arrepentimientos, cosa que fue inspirada en su deseo de llevar a (Tn) a Isla Mariposa.

Casi nadie conocía la ubicación exacta de dicho territorio que pertenecía a su capitán, uno de los cuatro emperadores del mar; aquel conocido como Shirohige.

Ace ya podía notar que estaban cada vez más cerca de la zona de arrecife, que era la razón principal por la que los barcos en general no se aproximaban. La poca profundidad del agua no era una buena noticia para los navíos demasiado grandes; además, tampoco resultaba muy apetecible aventurarse en algún bote debido a los remolinos que aparecían de la nada para succionar lo que estuviese a su paso. Por si fuera poco, existía una densa cortina de neblina que evitaba los visitantes sorpresa durante las noches.

En el día, nadie podía atisbar nada que se ocultase detrás de una tupida arboleda que daba la apariencia de ser una zona estéril e inhabitada. ¿Quién querría correr el riesgo de encallar y quedar varado?

Aquel sombrío paisaje era un engaño visual cuyo propósito era resguardar el pequeño y mágico paraíso tropical.

—Oye, (Tn) —dijo fijando la mirada en la taza de chocolate caliente que ella le había preparado—. En realidad no sé mucho de las cosas que les guste a ustedes las chicas o qué productos usen para el cuidado personal para verse mas lindas, pero... —Se sonrojó pensando en lo que estaba a punto de declarar.

Los dos estaban sentados frente a frente, con una lámpara de aceite justo en el medio en conjunto con los platos, vasos y mucha comida que Ace había conseguido.

—¿Qué sucede? —preguntó (Tn).

—Bueno, es que... —se rascó la nuca—. En el barco había dos chicas que a lo mejor tenían tu edad y... —alargó la mano hasta alcanzar la gigantesca bolsa de tela que había cargado sobre el hombro—, te traje algunas cosas que pensé que podrían servirte, y también cogí algo de ropa.

(Tn) lo miró con fijeza. Parpadeó sorprendida antes de esbozar una tierna sonrisa.

—¿Te acordaste de mí?

—Por supuesto, tonta —dijo extendiéndole lo que parecía una enorme bola envuelta en un edredón de color borgoña.

(Tn) sonrió una vez más luciendo algo intrigada por lo que fuese que Ace le hubiese llevado.

Se puso de rodillas para hurgar entre las cosas. Se carcajeó cuando miró una peluca de rizos rubios que no tardó en colocarle a él sobre el sombrero.

QUÉDATE CONMIGO ━━ [FINALIZADA] 《24》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora