Capítulo veinticuatro: La maldición de un linaje

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—Pero

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—Pero... ¿qué? —murmuró la maravillada (Tn), mirando con sus propios ojos lo que todavía no acababa de creerse.

Ace la había llevado a una de las dos montañas más altas que servirían como antenas en el dibujo de una mariposa, si era que se deseaba trazar los límites de la isla.

Las otras cuatro montañas conformarían las esquinas de cada orilla formando las alas; en una de ellas se encontraba el cráter volcánico, y en el extremo opuesto se hallaba la hermosa cueva de diamante. En cuanto a los dos puntos restantes, eran las cumbres donde se localizaban dos postas de vigilancia, y que era cosa que Ace le mostró antes de llevarla a ese lugar donde le informó que era llamado: «Antena derecha».

Estando ahí, mirando a su alrededor, (Tn) meditó en que de entre las seis montañas en total, justamente era esa la que se veía algo tenebrosa desde lo lejos, todo debido a lo tupidos que eran los árboles de ciruelo de hoja morada oscuro, o negro, en la extensión boscosa.

Nunca se hubiera imaginado que la cumbre era literalmente un piso acondicionado cuyas paredes y techo estaban conformados por roca excavada.

El sitio era bastante rústico pero acogedor.

Había muebles de madera cubiertos con piel de animal de distintos tonos y estampados, también se apreciaba muchos adornos y estanterías; incluso una amplia cocina con una alargada mesa con decenas de sillas. Eran varias las habitaciones con abundantes camas unipersonales cada una. Y encima, cada alcoba tenía un cuarto de baño y una tubería que extraía el agua desde la cascada. Pero lo mejor de todo... era la vista.

El alargado balcón de baranda de piedra, cuya sombra era brindada por una gruesa capa de enredaderas que servían como techo al aire libre, permitía una amplia visión de la isla entera, aunque las ramas de los árboles intercalados entre sí obstruían un poco el alcance.

—¿Te gusta? —inquirió Ace, parándose a su lado.

—¿Me estás diciendo que este sitio estuvo aquí todo este tiempo, y que sin embargo nos tuviste en un campamento en la playa?

Ace rió con diversión debido a la manera en que (Tn) fingía estar indignada mientras se giraba hacia él llevándose las manos a la cintura, una de cada lado.

—El punto era enseñarte a vivir a la intemperie —dijo atrayéndola a su cuerpo para abrazarla alrededor de la cintura—. Si te hubiese dicho que este sitio estaba equipado con todo esto, seguramente habrías querido dormir en una cama y no en el campamento. Y el volverte pirata, es sinónimo de deambular sin pensar en las comodidades que te atan a un solo lugar, señorita sedentaria.

(Tn) rodó los ojos tratando de lucir seria, aunque falló en el intento.

—Este lugar es enorme.

—La antena izquierda está construida y decorada de igual modo. He venido a este sitio al menos unas cuatro veces.

QUÉDATE CONMIGO ━━ [FINALIZADA] 《24》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora