7 - Nuevo ¿comienzo?

529 28 0
                                    

31/12/21 - Contexto: Noche de año nuevo

-----------------------

Horacio se colocó un abrigo sobre otro, protegió bien su garganta y abriendo la puerta de la cabaña salió al exterior. No le parecía ser buena idea, pero necesitaba tomar aire con urgencia.

Ya en el exterior, se acercó a la baranda de madera y limpiando un poco la nieve se apoyó en esta. Fue ahí cuando se percató que no se había puesto los guantes, a pesar de eso no le importó.

Alzó la vista y agradeció poder ver algunas estrellas entre las nubes. Soltó el aliento y vio como el vapor salía de su boca, y eso, no supo por qué, le provocó sonreír tontamente.

Sintió como la puerta de la cabaña se abría a su espalda y como su presencia se acercaba. El no dijo nada hasta que llegó a su lado e imitándolo se apoyó en la baranda.

─ Ya logró dormirse, le costó un poco, pero el medicamento ayudó.

─ Gracias Uve, de verdad gracias ─ respondió Horacio con la voz un poco ronca sin voltear mirarlo ─ no sé qué hubiese hecho solo la verdad, no... no se manejar bien aún la situación.

─ No tienes nada que agradecer Ache. Y te entiendo, lidiar con la enfermedad de un familiar es muy difícil, y tú con más razón, ya que apenas la estás conociendo y teniendo la oportunidad de compartir tiempo con ella.

─ Es que joder ─ Horacio pasó sus manos frías contra su rostro y las puso nuevamente en la baranda ─ quiero que me recuerde ¿vale? así como que me reconozca todo el tiempo, pero ¿quién soy yo para pedirle eso? si ni yo mismo reconocía a mi propia madre.

─ Eras un niño Horacio ─ Volkov apoyó levemente su mano enguantada sobre la morena y después de darle una leve caricia la retiró ─ tú no tienes la culpa de nada, y menos que te alejaran de tu familia a tan corta edad.

─ Lo sé lo sé, solo estoy frustrado ─ Horacio sintió, a pesar de las capas de tela, como la misma mano que se había posado en la suya, ahora tocaba su hombro.

Volkov hizo una leve presión sobre su cuerpo para que Horacio se gire y pueda verlo directamente a la cara. Horacio se dejó hacer y levantando levemente el rostro lo miró a los ojos.

─ La tienes contigo, está bien dentro de lo que cabe. No te preocupes, encontraremos una manera de que su enfermedad sea más llevadera, y les ocasione menos inconvenientes a ambos.

Horacio sonrió por la forma en que Volkov siempre hablaba en plural sin saber que eso le reconfortaba el alma. Pero la duda de si entendía por completo las implicaciones de sus palabras, siempre le carcomía, ya que hablar de un futuro juntos, para él significaba algo mucho más profundo.

─ Creo que ha sido buena idea venir ─ dijo Horacio mirando sobre el hombro de Volkov mirando el bosque a poca distancia ─ la noto calmada, y aquí los fuegos artificiales no la alterarán ─ Horacio levantó la tela que cubría su muñeca y miró la hora ─ falta poco.

─ Tienes razón, tuviste una buena idea ─ Volkov soltó el hombro del moreno y revisó su reloj también.

─ Gracias por venir conmigo, le caes muy bien a mi madre, y ella se siente cómoda contigo, no sé por qué la verdad, si eres un pesao ─ Horacio sonrió y pudo ver como Volkov también sonreía levemente antes de contestarle.

─ Es una persona maravillosa, ahora entiendo muchas cosas.

─ ¿Cosas? ¿ Qué cosas?

Horacio ladeó el rostro y pudo ver como Volkov boqueaba soltando algo de vaho y hacia el rostro a un lado apartando su vista. Por la poca luz no podía estar seguro, pero juraría que se había sonrojado.

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora