35 - La forma de tu querer

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24/07/22 Contexto: Luego de la respuesta por mensaje de V, antes de conversar.

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Habían pasado varios días desde ese mensaje, ya ni sabía cuántos en realidad, no importaba realmente, ya que por más que se quedó mirando la pantalla pensando que responder, no se le ocurría nada que decir.

En parte le entendía, a pesar que Volkov había tardado tanto en escribirle, ya que él había hecho lo mismo. Tenía razón, esos temas no se deberían hablar por mensaje, y eso de cierto modo le aterraba.

Él se había desfogado al escribirle, ya que la situación le había sobrepasado, su corazón dolía y fue la única forma que encontró que lo supiera, ya que necesitaba que Volkov lo sepa.

Si, definitivamente no había sido el medio correcto para decirlo, y ahora temía verlo cara a cara cuando había salido de Volkov la propuesta, ya que había llegado el momento de hablar de ese tema que tanto tiempo habían estado aplazando. No se sentía preparado para recibir ese último y definitivo rechazo.

Él sabía lo que Volkov sentía, no hacía falta que se lo dijera, lo veía en sus ojos y en sus acciones, le quería, eso era obvio, pero lo que no sabía y necesitaba saber era qué forma tenía ese querer.

Hace muchos años había pasado esa fase de su vida, ese encariñamiento caprichoso e inmaduro; ahora, Horacio Pérez amaba a Viktor Volkov, de la forma más real que jamás había sentido, y por eso tenía que saber si era minúsculamente correspondido.

Tomó su teléfono por enésima vez y entró a su conversación, nuevamente se paralizó sin saber que decir, tomó aire y mandó la ubicación, de la misma forma como lo había hecho tantas veces cuando Volkov aceptaba gentilmente recogerlo de cualquier lugar, pero ahora no se irían, ahora tendrían que hablar, y de una vez por todas definir su relación.

Vio que se encontraba conectado y decidió escribir "Ven cuando salgas de servicio y terminemos con esto" observó cómo escribía por más tiempo de lo normal y recibió un simple "Estaré ahí en breve".

Horacio botó todo el aire que había estado reteniendo y guardó el teléfono en su bolsillo trasero, se apoyó con ambas manos en la baranda de madera y seguidamente apoyó la cabeza mirando al suelo.

Ese simple muelle había sido testigo de una decisión complicada que habían tomado juntos meses atrás, antes de irse a Londres, y ahora le parecía que podría ser testigo de una nueva, un principio o un final.

Dio un pequeño golpe con la cabeza a la madera y se enderezó «Vamos Horacio, ten un poco de fe» se dijo, si él mismo no la tenía nadie más lo haría, aunque de momentos la perdía. Ahora no importaba ya que al fin tendría su respuesta.

Rememoró todos los años juntos, todas los momentos compartidos, buenos y malos, tontamente sonrió al verse de joven, estando tan enamorado y como con el pasar de los años su amor en vez de menguar crecía, maduraba, se hacía real.

Suspiró pensando que no podía perderlo, no cuando era parte ya de cada parte de su ser, no se separaría de él, simplemente necesitaba ponerle fin a todos esos años de su amor unilateral, seguir, avanzar uno al lado del otro como hasta ahora, pero sabiendo que nunca caminarían de la mano, y poder encontrar alguien que si la tome como merecía.

Dio un leve toque a su bolsillo delantero para corroborar que esa pequeña caja seguía ahí, esa que tan solo entregaría al saber la conclusión de sus sentimientos.

El sonido de sus zapatos formales sobre la madera del piso lo regresaron a la realidad, sin poder evitarlo volteó a verlo, y como siempre sucedía, su corazón se saltó un latido y suspiró, «Mierda, estoy completamente jodido» pensó y le sonrió cuando se detuvo frente a él.

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora