7 - Futuro

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21/02/23 Contexto: Luego de San Valentín y del caso complicado de V

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Al verlo, tan tranquilo ahí sentado jugando con el nuevo pequeño miembro de la familia, Volkov sintió un cálido sentimiento inundar su corazón, el que usualmente lo acompañaba cuando estaba con él, pero ese era aún más cálido, de cuando lo podía observar sin que Horacio se diera cuenta.

Habían sido unos días complicados y llenos de distintas emociones; tomó la decisión correcta al tomarse el resto del día para estar en casa, más aún luego de haber tenido que presenciar la rotura de esa familia disfuncional, al menos tenía la esperanza que la pequeña pudiera estar tranquila.

Lo observaba a la distancia mientras Horacio sentado en el suelo de la sala sostenía una pluma para hacer correr a Tamalito mientras reía, por inercia el sonreía al escuchar ese sonido. Mika descansaba tranquilamente en uno de los muebles, y él en la barra separado por la pared de vidrio acababa de beber un vaso de vodka mientras revisaba su teléfono. Suspiró y se quedó mirando la escena en silencio.

Su pequeña familia, se dijo en la mente, así como la había llamado ese hombre que observaba, su pareja, esa pequeña familia de la que no podía estar más agradecido ni por la cual sintiera más deseo de proteger como nada más en el mundo, ni con todas sus fuerzas.

Pensó en la pequeña que había perdido a ambos padres, en su desafortunado destino, en su propia vida y en la de Horacio, en cómo el mundo los juntó y les dio la oportunidad de crear algo distinto, algo mejor, algo propio, algo en lo que no pudieran repetir los errores del pasado.

Volvió a suspirar, tomó su teléfono, se puso de pie y se encaminó a la sala. Ya cerca a los miembros de su pequeña familia, esa que amaba con todo su ser, tomó a Tamalito del suelo y sentándose en el sillón lo posó en su regazo.

— Oye — reclamó el moreno — estaba jugando conmigo.

— Ahora toca sesión de mimos conmigo — y en respuesta empezó a acariciar a la bola de pelos negra. Horacio poniendo un puchero se sentó a su lado e hizo un ademán de despertar a la gata — Y a ella no la molestes que está durmiendo tranquilamente.

— Joder... ¿y a mi quién me da mimos?

Volkov sonrió y estiró un brazo haciendo que Horacio se apoye en su costado mirando como su mano pasaba tranquilamente por el pelaje negro, y como la otra acariciaba el hombro pecoso con cariño. Sin necesidad de verlo, Volkov sabía que Horacio tendría una sonrisa dibujada en el rostro.

Al pasar los minutos se percató que Tamalito se había quedado dormido y que el peso en su costado se hacía mayor, así que pronto tendría que acomodar a cada miembro de su pequeña familia en sus respectivas camas, sonrió por eso, ya que no le molestaba para nada, y se acordó de algo.

— ¿Horacio?

— Mmm

— ¿Te acuerdas que estaba buscando algunas nuevas opciones? ¿Por si aparecía una interesante?

— Ajaa

— Mira — alejando la mano con delicadeza de Tamalito tomó su teléfono, buscó un momento en él y le mostró la pantalla al moreno.

— Umm ¿no son muchas habitaciones?

— Bueno, está en primera línea de playa.

— Ya... pero sería un desperdicio de espacio ¿no crees?

— O no.

— ¿Cómo?

— Ya sabes — dijo apartando el teléfono — para ir pensando... a futuro.

— Futuro...

— No muy lejano, ya no soy tan joven... bueno tu tampoco.

— ¿Me estás diciendo viejo? — Horacio se enderezó un poco.

— No hagas bulla que despertarás a Tamalito.

— Uy si, aprovéchate de eso viejo — Volkov rio por lo bajo.

— Solo era una idea, y una opción — Horacio sonrió y se acercó un poco entornando los ojos.

— Mañana podemos ir a verla y... me encanta la idea.

— Vale — Volkov se acercó lentamente y le dio un beso rápido.

— Pero conste que acá el viejo eres tú no yo, y que el apresurado por empezar una familia eres tú no yo.

— Pero - pero ¿quién fue el de la idea de adoptar otro gato? — Volkov lo miró algo indignado y Horacio sonrió de oreja a oreja algo nervioso.

— Y yo no he sido el que ha estado investigando agencias de adopción de niños — y su sonrisa cambió a una que mostraba los dientes de forma extraña.

— ¿Cómo?

— Emm esto... pues...

Volkov sin decir más se lanzó a besarlo, abrazándolo por la espalda y un algo sorprendido y malhumorado Tamalito se refugió al lado de Mika que solo lo miró y se volvió a acurrucar a su lado.

Ambos felinos se quedaron dormidos tranquilamente en compañía de sus dueños, que no dejaban de darse mimos en el sillón y murmurar ilusionados sobre un futuro que construirían juntos.

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora