31 - Pequeños placeres

278 23 3
                                    

01/06/2022 - Contexto: Luego que V encarcelara a Carlo.

------------

"No veo que tengas mucha gente a tu lado" Sus frases retumbaban en su cabeza. "Que no veas mucha gente a mi lado no quiere decir que esté solo" De verdad lo sentía de ese modo, ya que a pesar que su gente estaba lejos, lo tenía a él a su lado y era sumamente necesario su estancia en Londres, ¿o no?

Pasaron de saber que Gustabo estaba ahí, a saber que se había ido ¿tenía sentido quedarse? no era algo que habían hablado aún, primero Horacio tenía que recuperarse de todo, y adquirir los permisos médicos para viajar.

"Yo si tengo amigos Gambino, tengo amistades en los cuales puedo confiar plenamente" Y ese era Horacio, pero se había decepcionado a él mismo y mucho más a él. Obtener su perdón fue difícil, y lo entendía por completo, esperaba más de su persona y no lo tuvo.

Pero al fin de cuentas era Horacio, y siendo como es, le era imposible ser cruel con nadie, incluido él mismo, y decidió, gracias al cielo, regresarle parte de confianza, que poco a poco se esmeraría en recuperar por completo.

"Es bonito ver que haces esto por otra persona, es bonito que respetes a tu boyfriend, además tiene que ser de risa cuando van a ver la puesta de sol ,a jugar a tenis, a la playa"

Era una coincidencia malvada que justo en ese preciso momento se encontraran en la playa. Horacio caminaba delante de él, con los pies descalzos y el pantalón remangado por él, ya que Horacio al tener un cabestrillo en el brazo derecho, se ofreció para facilitarle la tarea.

Percatándose mejor de la situación, no le parecía "de risa", solo eran dos personas disfrutando de la compañía mutua en un día cualquiera.

"No te veo en esa situación, a H si" Se miró los pies y también los tenía descalzos, él mismo había remangado su pantalón y no le había importado mojarse. ¿Qué vería la demás gente en él para creer que no disfrutaría de un día así?

— Uve ¡Mira! — Horacio le mostraba a corta distancia un cangrejo que pasó de caminar en su mano izquierda a pasear por todo su brazo hasta su cuello — ¡Joder!

Horacio saltó, espantando al cangrejo como pudo con una sola mano, y haciendo muecas extrañas. Le fue inevitable sonreír ante el espectáculo.

— No perturbes a las especies marinas Horacio.

— Él me perturbó antes — dijo dando unos pasos hasta él y señalando una pequeña herida de las tenazas en su dedo gordo del pie.

— ¿Ahora están a mano supongo?

— Las verá luego...

"¿No puedo tener mis amistades ni círculo cercano?" Lo tenía, y una de las partes más importantes de su vida estaba justo ahí, dejando sus huellas en la arena frente a él.

"No te veo..." Si alguien se lo decía hace unos años lo hubiese creído, pero muchas cosas habían cambiado, y Horacio había llegado a su vida para ponerla de cabeza, mostrarle que podía atreverse a encariñarse, a ser espontáneo, a querer...

"Tu boyfriend" carraspeó para sí mismo, ya que sabía muy bien el significado de esas palabras, pero ¿Lo era? no habían definido ni etiquetado su relación, pero las cosas habían evolucionado para ambos, y ninguno podía negarlo.

Él se sentía en un tipo de relación interpersonal, y de alguna forma que nunca antes había tenido. Nunca se había sentido tan a gusto con nadie ni había demostrado tanta confianza, en todos los sentidos.

Era como si de pronto Horacio formara parte de su vida, pero no como un compañero o amigo... sino algo más permanente y estable, como si fuera a durar para siempre.

Lo vio sentado frente a la orilla y alcanzándolo se sentó a su lado, escuchó su suspiro y sintió como apoyó su cabeza en su hombro. Esa comodidad no la sentiría con nadie, ni sentiría como su alma de pronto se relajaba con el simple hecho de tenerlo cerca.

"Estarías buscando otra persona que te consolara y te abrazara por las noches" No se imaginaría con nadie más nunca, y el simple hecho de pensar en perderlo, ya casi lo había vuelto loco.

— ¿Hoy no tienes que trabajar Volkov?

— No, hoy no.

— Como que trabajas poco últimamente.

— No tengo muchos motivos para hacerlo, además te encuentras en recuperación.

— En algún punto tendremos que pensar en que haremos.

— Puedes tomarlo con calma, sabes que estaré donde tú estés. Ya lo dije, así no te guste o así me odies.

— Sabes muy bien que no te puedo odiar, y eso que lo intentaste.

— Lo siento.

— Quedó en el pasado, yo también he cometido muchos errores, solo nos queda aprender de ellos.

Sonrió por la enorme habilidad e Horacio de hacerlo reir y reflexionar de la misma forma, nunca se acostumbraría por completo a su dualidad y tu enorme sabiduría, siendo esa pizca de conciencia que necesitaba a diario.

— De eso se trata ¿no? tener... una cercanía... algo... ser muy cercano a alguién... Se tiene que aprender a conocer, perdonar, y seguir adelante.

— Por supuesto...

"¿Sabes que en 10 años habré vivido más que tú en toda tu vida si sigues así?" Gambino se equivocaba, en los últimos años había vivido lo mejor de su vida, y había aprendido a vivir día a día con otra perspectiva, una mejor y que le había llenado de alegrías y satisfacciones; y claro, todo eso había sido por tenerlo a Horacio a su lado.

No se arrepentía, y nunca lo haría, de haber cambiado su vida, de haberse permitido abrirse y sentir. Y si la vida se lo permitía, seguiría aprendiendo y cambiando, dejándose crecer a su lado y poder disfrutar del resto de su vida junto a él.

"Yo puedo disfrutar de esos pequeños placeres de la vida con total libertad, hay que saber apreciar los pequeños placeres de la vida" No podría describir a Horacio como algo pequeño en su vida, pero tenía razón, disfrutar esas pequeñas cosas lo había aprendido por él, y junto a él no parecían para nada pequeñas.

"Tu boyfriend" ¿Había necesidad de etiquetar las cosas a esas alturas? Miró a su lado y Horacio tenía los ojos cerrados mientras aún apoyaba su cabeza en su hombro.

Si, por supuesto que sí, Horacio se merecía una respuesta, y si es que la había dejado de esperar de todos modos se la daría, era el momento de expresarle su sentir, eso que solo él había logrado hacerle sentir.

— Gracias — dijo Horacio sin abrir los ojos — no sé qué habría hecho sin ti con todo lo que está pasando.

— No tienes nada que agradecer Ache, estaré para ti cuando necesites, siempre.

— Y yo para ti, siempre.

— Tengo algo que decirte...

— Aja.

— Pronto.

— ¿Otra vez dejándome con la intriga ruso?

— Valdrá la pena, lo prometo.

— Más te vale...

De forma espontánea dejó un pequeño beso en la cabeza de Horacio, gesto que había aprendido, le nacía del alma, solo para él. Le diría, había decidido, que le correspondía, que le quería, que estaría en su vida para siempre.

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora