32 - Tú mi aire

204 25 5
                                    

07/06/2022 - Contexto: H empieza a tener lagunas de memoria

-----------

Volkov tomó la última curva a toda velocidad, no le importó que la luz estuviera en rojo para nada. Había estado casi dos horas tratando de encontrarlo, pero siempre que lo hacía, se volvía a mover de lugar, adelantándose a sus movimientos. Con temor se apresuró a llegar, pensando que tal vez nuevamente se le perdía.

Se bajó de la moto, esa que en los últimos años estaba casi abandonada en el garaje, y sin quitarse el casco revisó su teléfono. El gps indicaba que estaba justo frente a él, levantó la vista y divisó un grupo de gente a un lado del gimnasio, tomando lo que parecía una clase de baile. Lo reconoció entre el gentío y suspiró aliviado.

Se quitó el casco y lo aseguró junto al extra que siempre estaba ahí, por supuesto, para él, ya que pasear en moto era algo que siempre hacían juntos. Guardó su teléfono y caminó acercándose a la gente, sentía como aún le faltaba un poco el aire, y tuvo que tomar una bocanada tratando de llenar con alivio sus pulmones.

Sonrió cuando Horacio lo reconoció y casi corrió a su encuentro. Estaba bien, al menos eso parecía, una leve capa de sudor decoraba su frente y su sonrisa correspondía la suya.

— ¿Volkov? ¿Qué haces acá?

— Yo... vine a buscarte Horacio.

— ¿A mi? ¿Por qué?

— Emm... — dudó un segundo — quedamos en vernos aquí.

— ¿A si? Bueno — Horacio le sonrió nuevamente — he encontrado este gimnasio, vi que daban clases de baile y pues me dieron ganas... ¿Se parece al gimnasio de casa no lo crees?

— Emm si claro.

— Entonces... ¿bailas?

— No por ahora Horacio, pero no te preocupes, ve tú, yo me quedaré allá — dijo señalando unas gradas en las que podía sentarse.

— Por cierto... ¿Viniste en moto? ¿Te compraste una moto en esta ciudad?

— Yo... si... hace poco la compré — le sonrió tratando de lucir relajado — Anda, diviértete, yo te esperaré.

— Vale — Horacio se alejó un poco y aún observándolo le dijo — ¿Estás usando las cremas coreanas? Te veo algo arrugado ruso.

Volkov solo atinó a reír y hacer un gesto con la mano para que continúe bailando. Se sentó en las gradas y volvió a tomar aire. Al menos ya lo tenía cerca, no lo volvería a perder ese día.

Pasaron treinta minutos, y Horacio parecía estar bien, lo veía disfrutando de la clase y moviéndose al ritmo contagioso de la música con alegría, pero de pronto sucedió.

El moreno se detuvo de golpe quedándose quieto, lo vio sacudir la cabeza dos veces y luego pasar la vista por el lugar. Volkov se enderezó esperando que lo viera, que lo reconozca y se acercara.

Horacio giró y enfocó la mirada en él y casi pudo sentir cómo su corazón se le partía de angustia. Se puso de pie y con cariño recibió a Horacio quien corriendo se lanzó a sus brazos llorando.

— Tranquilo... ya pasó... todo está bien — Horacio envolvió su cintura y poco a poco se tranquilizó — Ven, vamos a otro lado.

Volkov se separó y luego de pasar sus manos limpiando las lágrimas del moreno, tomó su mano y caminó hacia la playa. Dejó que los minutos pasaran y que sea el mismo Horacio quien a su ritmo asimilara las cosas.

— Estamos en casa... — dijo Horacio en voz baja.

— Si.

— ¿Cuánto tiempo?

OjaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora