07/04/22 - Contexto: Después de cine en familia.
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Un leve suspiro se escuchó en la sala de estar, revelando nuevamente para Horacio, que Volkov no lograba conciliar el sueño.
— Te dije que no era necesario que te quedes — Horacio habló en voz baja — estarías descansando mejor en el hotel.
— No podía negarme a la insistencia de tu madre Horacio — Volkov estiró los pies y nuevamente estos se escaparon de la manta que Charlotte le había dejado.
— ¿Puedes dejar de mover tus pies en mi cara ruso?
Horacio que se encontraba tumbado en la otra parte del mueble en L se quejó por lo mucho que Volkov se estaba removiendo desde que les cedieron el sillón para pasar la noche.
— Lo siento H...
— ¿Por qué mejor no cambias de posición? De ese modo no tendré que oler tus pies toda la noche.
— Mis pies no huelen.
— Lo sé, solo digo... tal vez te ayude a dormir si cambias de sitio.
Volkov se sentó y recogiendo la manta se acomodó nuevamente, esta vez estaba cabeza con cabeza con Horacio, quien al notar su cercanía giró sobre sí mismo acomodando su propia manta.
— ¿Mejor? — volvió a hablar Horacio.
— Si.
— Insisto, no tenías por qué quedarte.
— ¿Y decirle que no a tu madre? Me rehúso.
— ¿Solo por eso te quedaste?
Un nuevo suspiro llenó la habitación y Horacio imitó sin querer el gesto.
— No.
— ¿Por qué entonces?
— Quería aprovechar el tiempo.
— ¿Conmigo? — Horacio lo dijo en tono de broma sin esperar una respuesta afirmativa.
— Si, para pasar un tiempo juntos.
— Oh.
— No sabemos cuánto tiempo tenemos... las cosas pueden ponerse feas de un momento a otro.
— Ya te dije que no es problema, no te preocupes.
— Claro que es problema H, tu libertad está en juego, tu tranquilidad, tu vida.
— Pero... — Horacio soltó aire de sus pulmones — si logro tener lo que quiero al menos un tiempo... podré pasar el resto del tiempo sin remordimientos, solo esperando lo que tenga que pasar.
— A veces se me es muy difícil entenderte Horacio. Para las cosas que no tienen que ver contigo luchas y buscas todas las opciones, pero cuando se trata de ti... te rindes muy fácil.
— No me estoy rindiendo, solo estoy cansado, y va siendo hora de simplemente dejar que las cosas sucedan y ya.
— Yo no dejaré las cosas ir tan fácil.
— Lo sé, y te lo agradezco, pero repito, tu no tienes la culpa de nada, y si las cosas no salen bien, tampoco será tu responsabilidad.
— De todos modos haré todo lo que esté en mis manos.
— Lo sé, confío en ti.
Luego de un momento de silencio en el que ambos miraban el techo en la oscuridad, Horacio rompió el silencio.
— Mi padre me dio algo.
— Vale, ¿Qué es? ¿Un elemento de tortura o algo por el estilo?
— Bueno... depende como lo mires, y depende quien te lo de, puede ser...
— ¿Cómo?
Horacio se movió y se apoyó sobre uno de sus hombros, desde ahí podía ver la silueta de la oreja de Volkov a corta distancia.
— Así me pase años en la cárcel, ¿me esperarás?
— No digas eso H.
— Solo necesito saberlo, ya que es una posibilidad.
Volkov giró su cuerpo y encaró a Horacio a corta distancia, distinguió su silueta y que lo estaba mirando desde muy cerca, algo nervioso se hizo un poco para atrás pero no le quitó la vista de encima.
— Ahí estaré siempre Horacio, no lo dudes.
Horacio se tragó un suspiro con temor de soplarle en la cara a Volkov, pero luego de eso sonrió aunque el otro no lo pudiera notar.
— Tengo una pregunta que hacerte.
— Vale.
— No ahora.
— Joder ¿y por qué me lo dices entonces?
— Porque quiero que sepas que te haré una pregunta.
— ¿Y me dejarás con la intriga y esperando?
— Tu me has hecho esperar años, te lo mereces.
— ¿Cómo?
— Pero — dijo Horacio obviando el tema — quiero que tu respuesta sea que sí.
— Que sea afirmativa ¿te refieres?
— 10-4.
— Dependería de la pregunta, no puedo dar una respuesta sin saber de que consta la pregunta, y a que me enfrentaré al responder afirmativamente.
— Imagínate que es un juego de verdad o reto.
— Vale...
— Si es verdad, pues tienes que enfrentar tus emociones reales, tus sentimientos. Si es reto... tienes que atreverte a vivir como realmente quieres, tomar esa decisión.
— Vale... entiendo.
— ¿A cuál de los dos le dirías que sí?
Volkov suspiró y Horacio pudo sentir el leve aire en su rostro.
— Pues ambas son opciones algo complicadas, y tienen que ver la una con la otra, dependen mutuamente. En ese caso podría ser cualquiera de las dos.
— ¿Entonces responderías que sí?
— Si.
Horacio dibujó una sonrisa amplia en su rostro emocionado.
— Pues básicamente es eso lo que te preguntaría.
— Vale... ¿entonces por qué tanto misterio?
— Pues ya lo sabrás mejor cuando haga la pregunta realmente — Horacio giró y miró nuevamente el techo.
— Pues tocará esperar.
— Ya te tocaba eh.
— Joder... — Volkov se acomodó y miró el techo también.
— Duerme ruso, o mi madre saldrá a regañarnos.
— 10-4, buenas noches Horacio.
— Buenas noches Volkov.
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Ojalá
FanficRecopilación de oneshots, AU's y drabbles, que también publico en twitter.