Eleven (Serendipia III)

c u a t r o

—Tía te voy a matar, ¿cómo me sientas con Ryan y con Ava?— Digo acercándome a su mesa.

—Eso fue decisión de Nate—

Miro a Nate enfadada y se encoge de hombros.

—Fue para que normalizaseis vuestra situación—

—Y una mierda, Nate—

—Oye— Dice Kate dándome una palmada suave en la boca.

—Perdón es que... sabes perfectamente que no quería verle— Digo en voz baja.

—Llevas once años huyendo, si te crees que así vas a superarle estás muy equivocada— Dice Nate.

Me levanto sin responderle y me dirijo a mi sitio de nuevo.

Veo a  Ethan en la mesa de al lado y le saludo con la mano, en su mesa están Amanda y Andre, Sophie y Natalie.

Me saluda con la mano también y cuando voy a levantarme para saludarle Camila me para.

—¿De que has hablado con Kate?— Dice en voz baja.

—De que no entiendo que hacen estos dos imbéciles en la misma mesa que yo— Digo refiriéndome a Ryan y Ava.

—Han pasado once años, supéralo ya—

—Sabes que no puedo, encima está más bueno que antes—

—¿Te lo quieres tirar?— Dice riéndose.

—Está casado— Ruedo los ojos.

Camila se queda callada durante unos segundos mirándome.

—¿Te lo quieres tirar?— Vuelve a preguntar.

—¿De que habláis vosotras dos?— Dice Aaron mirándonos.

—De nada— Dice Camila mirándome.

El camarero sirve el segundo plato y el amigo de Nate empieza a hablarme.

Se pasa casi toda la comida comiéndome la oreja, me duele muchísimo la cabeza.

Le pido una copa de vino al camarero para ver si así se me hace un poco más ameno todo esto.

...

—¿No te gusta Tyger Woods?— Me pregunta Jacob.

Por supuesto, le gusta el golf, como a todos los pijos insoportables.

—Sí, mi ex no paraba de hablarme de él, era súper fan—

—¿Oliver Tillerson?—

—Ese mismo, de hecho creo que está... por ahí— Digo señalando su mesa.

—Le conozco, también era muy bueno en...—

—Voy a saludarle— Le interrumpo y me levanto con dificultad, llevo ya seis copas de vino y casi no he comido.

Me dirijo a la mesa de Oliver y él en cuanto me ve sonríe.

—¿Eres tú o estoy soñando?— Dice pellizcándome las mejillas.

—Sigues igual de tonto— Me río.

Le doy un abrazo y saludo a Cristine.

—Estos son Oliver Jr y Melyssa— Dice señalándome a dos niños rubios.

La niña tendrá unos siete años y el niño cuatro o cinco.

Van impecables y están sentados sin moverse ni molestar en la mesa.

Hijos de Oliver, por supuesto.

—Son preciosos— Digo mirándoles.