Eleven (Serendipia III)

d i e z

—¿No hay ninguna otra solución?— Dice sereno.

—Solo queda que la engañes de alguna manera para divorciaros de mutuo acuerdo, pero eso sería muy miserable— Digo cepillándome el pelo.

Después de nuestra discusión la cosa se ha calmado bastante, hemos decidido hablar solamente del divorcio y evitar nuestras peleas del pasado.

—Podría intentarlo— Se encoge de hombros.

—Ryan no lo hagas—

—La idea ha sido tuya— Dice tocándome el pelo.

—¿Qué pasa?— Digo apartando la cabeza de sus manos.

—Nada— Dice quitándome el cepillo de las manos.

Pasa el cepillo por mi pelo y lo divide en dos partes.

Decido no decirle nada y únicamente observarle, me da algo de ternura este momento.

Me hace dos trenzas de raíz y le miro sorprendida.

—Qué bonitas— Digo mirándome en el espejo.

—Gracias—

—¿Cómo aprendiste a hacerlas?—

—Mi hija siempre me pide que se las haga para dormir—

—Perdona, ¿tú qué?—

—Eh... mi hija, ¿no lo sabías?— Dice mirando su móvil.

Me enseña una foto de una niña mestiza con los ojos verdes de unos seis años.

Es preciosa, y es idéntica a él.

Me levanto y salgo de la habitación para dirigirme a mi despacho.

—¿Te pasa algo?—

—No me habías dicho que teníais hijos— Digo abriendo el documento de la solicitud de divorcio.

—Todo el mundo lo sabe, si tuvimos una polémica en el TMZ porque...—

—Madre mía Ryan, tendrías que habérmelo dicho— Digo alterada.

—No es mi culpa que hayas estado evitando las noticias sobre mi durante todo este tiempo—

—¿Vas a querer la custodia compartida?—

—Claro, Ava y la niña están muy unidas—

—¿Cuántos años tiene?—

—Siete y medio—

—Vale...— Digo poniéndolo en la demanda.

—¿Estás enfadada?—

—¿Por que me iba a enfadar porque tengas una hija?— Digo claramente enfadada.

—Te noto algo molesta—

—Ya es muy tarde, deberías irte— Digo mirando mi móvil.

—Vale, mañana nos vemos— Dice dándome un beso en la mejilla para despedirse.