c i n c o

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Al final Emily consigue alcanzar el ramo y todas aplaudimos.

Vuelvo otra vez con Arthur que está sentado junto al resto de chicos.

Me siento en su regazo y le doy un beso en los labios.

—¿Quieres que nos vayamos?— Pregunta.

—Sí, y por lo que se ve tú también— Digo refiriéndome a su erección.

—Vamos a despedirnos de Nate— Digo levantándome.

Nos dirigimos a Nate que está hablando con Ryan y Ava y les interrumpo.

—Bueno yo me voy, ya que no me encuentro bien y Arthur me va a llevar a casa— Digo divertida.

—Cuídala— Dice Nate.

—Puedes estar tranquilo—

—Adiós— Digo con una sonrisa burlona mirando a Ava y Ryan.

Le lanzo un beso a Kate y esta se despide de mi con la mano.

—Vámonos— Digo dándole de la mano.

...

Al día siguiente me despierto con un dolor de cabeza horrible.

—¿Por qué está dando vueltas toda la puta habitación?— Digo tapándome la cara con las manos.

—Buenos días— Me sobresalto al escuchar una voz masculina.

—Mierda, que susto—

—¿Te acuerdas de algo?— Miro a mi lado y veo a un moreno enorme lleno de tatuajes.

—Sí, claro tú eres...— Digo intentando recordar.

—Arthur—

—Sí, el amigo de Kate— Digo mirando debajo de la sábana dándome cuenta de que estamos desnudos los dos.

—De Nate—

—Dios, me voy a callar ya— Digo tapándome con la sábana.

Cojo mis bragas que están tiradas en el suelo.

—No te preocupes, ayer ibas un poco... perjudicada—

—¿Te importa que te coja algo de ropa prestada? Luego se la doy a Nate— Digo abriendo su armario.

—Coge lo que quieras, puedes quedártela si quieres—

—Que majo...— Murmuro poniéndome un pantalón blanco y negro de Adidas.

Me pongo una camiseta suya y busco mi sujetador.

—Bueno Arthur, ha sido un placer— Digo buscando mi sujetador debajo de su cama sin ningún éxito.

—Espera, ¿ya te vas?—

—Tengo que hacer... me tengo que ir—

—¿Me dejas tu número por lo menos?—

—Ya te lo pasará Nate— En cuanto llegue a casa le diré a Nate que no sé lo dé.

—Logan pero quédate a desayunar— ¿Cómo coño sabe mi nombre?

—Lo siento, ya nos veremos— Digo saliendo del apartamento.

Pido un Uber y espero tres minutos a que llegue.

Cuando llamo a la puerta de la casa de Kate y cuando escucho pasos acercándose rezo para que no me abra Nate.

Como es de costumbre mis rezos no sirven de nada y detrás de la puerta aparece Nate.

—¿De resaca?— Dice con los brazos cruzados, pone la misma cara de padre que ponía Ryan.

—Me he despertado al lado de un amigo tuyo que está buenísimo— Digo riéndome mientras entro en casa.

Eleven (Serendipia III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora