q u i n c e

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Cuando volvimos de la playa acepté quedarme a dormir en la habitación de invitados.

La habitación es muy espaciosa y tiene un balcón enorme.

Salgo al balcón de la habitación para observar las vistas qué hay desde aquí.

Es una casa preciosa y San Francisco es una ciudad que me llena mucho de paz.

—Tendría que haberme venido a vivir con él cuando me lo pidió— Digo en voz baja.

Bajo a desayunar y enciendo la televisión. Paso los canales una y otra vez hasta que veo mi cara en la pantalla de la televisión.

Subo el volumen y abro mucho los ojos al ver mis fotos junto con Ryan en el colegio de Anna.

—Se ha visto al multimillonario empresario Ryan Fiennes Tiffin salir del centro escolar al que acude su hija con una señorita que no parece ser su mujer— Me pongo la mano en la cara e intento tranquilizarme.

—Parece que se trata de Logan Browning, su amor de la adolescencia, al cual le habíamos perdido el rastro—

—Hijos de puta...— Digo dándole un bocado a un donut de chocolate.

Llamo a Ryan para preguntarle que si lo ha visto pero no responde, estará trabajando.

Miro a mi alrededor aburrida y finalmente decido dar una vuelta para ver la casa.

Debería volver al hotel pero me siento muy sola ahí, prefiero esperar a que vuelva Ryan.

La casa es enorme y está llena de fotos de Ava, Ryan y Anna.

Bajo las escaleras para ver qué hay en el sótano y cuando llego abro los ojos al descubrir que es un cine.

—Qué fuerte— Digo sentándome en una de las butacas.

Salgo del cine y subo las escaleras hasta llegar a un pasillo enorme, abro la primera puerta descubriendo una habitación llena de máquinas de hacer deporte y con un espejo que ocupa prácticamente toda una pared.

Durante todo el día me dedico a ver la casa, a atender llamadas de clientes y ver las noticias sobre Ryan y sobre mi.

Cuando por fin escucho la puerta abrirse corro hacia la entrada y abrazo a Ryan.

—¿Qué pasa?, ¿me has echado de menos?— Dice riéndose.

—Eh, no, bueno, no sé...— Digo separándome de él.

Me maldigo a mi misma en voz baja por ser tan ridícula.

Siento su mano en mi mentón y se me corta la respiración, solía hacer todo el rato, lo recuerdo.

—Siento haber tardado tanto— Dice en voz baja.

—No te preocupes— Niego con la cabeza y aparto su mano de mi rostro con cuidado.

Se desabrocha la corbata y observo este gesto con detenimiento.

—¿Has visto las noticias?— Pregunto sentándome en el sofá.

—No he tenido tiempo—

—Nos han visto, cuando salíamos del colegio de Anabella—

—¿Te asusta?— Dice acercándose a la vitrina que está al lado del televisor para sacar una botella de whiskey.

—No lo sé, no quiero que eso me quite veracidad en el juicio—

—No lo hará—

—¿La casa es tuya?—

Asiente con la cabeza como respuesta.

—Pagada al contado, ¿te gusta?— Reprime una sonrisa mientras se sirve un vaso de whiskey.

Asiento con la cabeza y miro a mi alrededor.

—¿El ático en el que vives es alquilado?—

—Sí, cuando me mudé ahí no sabía que me quedaría durante tanto tiempo—

—¿Quieres vivir en Seattle para siempre?—

—La ciudad me da igual, solo quiero una casa como esta—

—Podrías vivir en esta— Dice divertido.

Levanto una ceja y suelto una carcajada.

—¿Te hace gracia?—

—¿Me venderías tu casa?—

—Sabes a lo que me refiero— Rueda los ojos.

—A que me acogerías en la habitación de invitados para siempre— Me río y se ríe conmigo.

—Tengo que volver al hotel— Me levanto del sofá y le miro sorprendida al ver que se levanta justo después de mi.

—Pero... podrías quedarte aquí, hasta que te vayas— Dice nervioso.

—Necesitas tranquilidad para la primera vista del juicio, tenerme por aquí no te va a ayudar—

—Todo lo contrario, yo... no sé— Suspira.

—Te entiendo, esta casa en tan grande... tenerla vacía tiene que ser... una mierda—

—¿Estás empatizando?— Dice sorprendido.

—Oye, ni que fuese una psicópata—

—¿Te acompaño al hotel y recoges tus cosas?— Pone las manos en mi cintura.

—No sé, Ryan...—

—Si no quieres no pasa nada—

Me ha parecido raro que no haya insistido, o que no haya dicho su mítica frase "sabes que quieres".

¿Será su nueva técnica de manipulación?, ¿o simplemente ha madurado?

Le miro a los ojos mientras dejo mis manos apoyadas en su pecho.

Quiero quedarme, claro que quiero pero no me gusta como me siento cuando estoy con él, todos los recuerdos que tenemos juntos me confunden.

—¿Qué quieres hacer?—

—Acompáñame a buscar mis cosas— Digo decidida.

Sonríe y coge las llaves de su coche.

...

—¿Me bajo contigo?— Me mira interrogante.

—Sí, son bastantes cosas—

Entramos en el hotel y saludo al recepcionista, el cual nos mira sorprendido.

—¿Qué le pasa?— Le pregunto a Ryan extrañada en por su expresión.

—Te ha visto en la televisión—

—Es verdad— Me llevo una mano a la boca.

—Tranquila— Se ríe y pone una mano en mi hombro.

—¿Que va a pensar cuando vea que subimos juntos a la habitación?—

—¿Nada?— Se encoge de hombros.

—Va a pensar que me acuesto contigo— Digo histérica.

—No, eso...— En ese momento el ascensor se para en la tercera planta y se abren las puertas dejando ver a una niña adolescente con una mujer que parece ser su madre.

Definitivamente, lo es, es casi un clon de ella, ambas tienen el cabello del mismo tono rubio y la nariz y las mejillas llenas de pecas.

Son ambas realmente guapas.

—¿Subís?— Pregunta Ryan amablemente.

No me había percatado de que las dos llevaban como cinco minutos mirándonos sin decir nada.

—Sí— Dice la madre poniendo una mano tras la espalda de la niña para que entre en el ascensor.

Cuando se para el ascensor en nuestra planta les damos las buenas noches y salimos para dirigirnos a mi habitación.

—No recordaba lo mucho que odio esta sensación— Digo abriendo la puerta de mi habitación.

—Te acabas acostumbrando— Dice entrando en la habitación detrás de mi.

...

Siento mucho haber estado tanto tiempo sin actualizar, en semana santa tendréis maratón ❤️.

Eleven (Serendipia III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora