d i e c i s e i s

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Me despido de Ryan cuando se va a trabajar y me quedo pensativa.

No puedo resistirme a la tentación de entrar en el vestidor de Ava.

—Todo es culpa de Maddy Pérez— Digo en voz baja recordando el último capítulo de Euphoria que vi.

Subo las escaleras corriendo como una niña pequeña y entro en la habitación.

Cuando abro la puerta mis ojos casi se salen de las órbitas, es más grande que el vestidor de Barbie en la serie de Barbie in the Dreamhouse.

Paso la mano por todos y cada uno de los vestidos de diseño que hay en las perchas y me miro en el enorme espejo que hay en la pared del final.

—Necesito probarme este, y este— Digo mirando un vestido negro de Chanel y uno azul eléctrico de SanitLaurent.

—Madre mía y este— Digo cogiendo uno plateado de Dior.

Los vestidos me llegan un poco grandes, ya que Ava es más alta y más esbelta que yo.

Para ajustarlos los sujeto por la parte de atrás y poso frente al espejo.

—¿Te diviertes?— Al escuchar la voz de Ava suelto un chillido y me tapo la boca con la mano.

—Dios, Ava, yo...— Digo avergonzada quitándome el vestido.

—No te preocupes, solo venía a por algo de ropa— Dice descolgando algunos vestidos.

—Lo siento es que...—

—Logan, no te disculpes, no quiero cruzar la mínima palabra contigo—

—Pero...—

—Me tengo que ir, tengo cita para hacerme las uñas—

Observo cómo antes de salir de la habitación se lleva una foto de Ryan y ella que estaba sobre la mesita de noche.

Cuando sale me pongo mi ropa rápidamente y salgo del vestidor.

La verdad es que me da un poco de cosa estar aquí mientras Ava todavía tiene las llaves de casa, pero claro, es su casa.

Esta casa vacía es muy aburrida, si estuviese Ana aquí jugaríamos con sus muñecas o tomaríamos el té.

Espera... ¿Por qué me estoy acordando de Ana si odio los niños?

Puede que le haya cogido algo de cariño porque es la hija de Ryan.

Estar en esta casa sola no es bueno para mi, pienso demasiado y eso me está matando.

Salgo de la casa y pido un taxi hasta la calle a la que me llevo Kate de compras la otra vez que estuve.

Hablando de Kate, tampoco puedo ir a verla, se ha ido a Milán de luna de miel con Nate.

Llamo a Camila mientras entro en una tienda de Dior y me responde a los pocos minutos.

—¿Qué tal va todo por ahí?— Dice con un tono pícaro.

—¿Te refieres a si nos hemos acostado?—

—Te preguntaba que qué tal iba lo del divorcio pero si me quieres contar eso...— Ambas nos reímos, obviamente no estaba hablando del divorcio.

—Todavía no hemos hecho nada, pero es obvio que acabará pasando— Digo mirando a mi alrededor para comprobar que nadie me escucha.

—Lo estás deseando, reconócelo—

—Jamás— Digo mirando un bolso rojo enorme.

Paso por caja para pagarlo y salgo de la tienda.

Eleven (Serendipia III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora