v e i n t i t r e s

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—Señoría, en cuánto a la custodia de Anabella me gustaría aclarar que la Señora Fiennes no cuida de ella como es debido—

Ava me mira claramente ofendida y el juez frunce el ceño, ¿este señor nunca sonríe o qué?

—¿A qué se refiere?— Dice Beck.

—A que cuando Ana está en casa de su madre, no sigue una dieta variada, se va a dormir a horas en las que los niños no tendrían que estar despiertos y en general no recibe ningún tipo de disciplina—Digo mirando mis notas.

—¿Es así, Señora Fiennes?— Dice el juez.

—En realidad, lo que intenta mi cliente es que Ana tenga más libertad para desarrollar su creatividad— Dice Beck.

—¿Libertad?, tiene seis años— Digo a la defensiva.

—Seis y medio— Me corrige Ava.

—¿Ha venido Anabella?— Dice el juez.

—Sí, está con su tía en la sala de espera— Le pedimos a Kate que si podía traerla, ya que se le da muy bien distraer a Ana.

Miro a Ryan para que se tranquilice, cuando le dije que para esta vista necesitábamos a Ana se puso histérico.

—Antes de que pase, me gustaría pedir un breve receso—

—Está bien, le concedo un descanso de cincuenta minutos— Dice el juez.

Ryan y yo salimos de la sala y le abrazo.

—Cálmate, todo va a salir bien, a Ana esto no le va a afectar— Niego con la cabeza.

—Pero está enfadada conmigo, no sé lo que va a decir—

—Eres su padre, no hablará mal de ti, ella es inteligente, sabe lo que conllevaría eso—

—Vale, confío en ti— Dice antes de respirar hondo para intentar calmarse.

No sirve de nada, sigue muy nervioso.

—Espérame un momento— Dice entrando en el baño.

...

Le espero durante treinta minutos fuera del baño pero no sale, se va a pasar el tiempo del receso.

—Ryan, quedan quince minutos—

No me responde y miro la hora preocupada.

Entro en el baño con mucho apuro y me encuentro a Ryan sentado en el suelo del baño en pleno ataque de nervios.

Por suerte no hay nadie dentro y no creo que vaya a entrar nadie.

Ryan al verme se incorpora quedando arrodillado en frente de mi, no puedo ver esto, me parte el alma.

Me abraza por la cintura y llora desconsoladamente, me trae recuerdos de cuando murió Beth.

—Mi amor...— Digo acariciándole el pelo.

—Me van a quitar a Ana— Dice llorando en mi regazo.

—Primero mi padre, luego Beth y ahora Ana... la vida siempre me quita a las personas que más quiero— Dice entre lágrimas.

—Ryan... no te van a quitar a Ana— Digo llorando. —No lo voy a permitir, te lo prometo— Me agacho en frente de él.

—Prefiero morirme a dejar que eso pase, ¿vale?— Le limpio las lágrimas. —Eres un buen padre, el mejor que Ana puede tener— Digo abrazándole.

...

—Muy bien Ana— Dice el juez suavizando su tono de voz para hablar con ella y por primera vez le veo sonreír.

—¿Con quién preferirías quedarte?, ¿con mamá o con papá?—

—Con mamá— Dice sin tapujos.

Ryan se inquieta y pongo mi mano sobre la suya para tranquilizarle.

—¿Y eso por qué?—

—Porque con mamá como macarrones con queso y helado de postre casi todos los días y me deja quedarme despierta hasta las doce y siempre me compra los juguetes que quiero—

—¿Y papá?— Dice el juez dedicándole una breve mirada a Ryan.

—Con papá... como todos los días verduras y frutas, me da un baño y me acuesta a las nueve y solo me compra juguetes cuando me porto bien—

—¿Y no te gusta estar con papá?—

Ana mira a Ryan y se encoge de hombros.

—Sí, me gusta ir a sitios con él y con Logan y me gusta como cocina, aunque el puré le salga asqueroso— Toda la sala se ríe. —Lo que más me gusta es dormirme después del baño mientras me lee un cuento, es mi parte favorita del día— Dice haciendo que me conmueva.

—Muy bien pequeña, ahora este señor tan simpático te va a llevar de nuevo con tu tía—

Ana asiente y sale de la sala con ayuda del señor de seguridad.

Espero a que se vaya Ana para seguir hablando.

—Además, señoría, he aquí la prueba de que la Señora Fiennes depende económicamente de mi cliente, no podría hacerse cargo de ella si de ella misma dependiese— Me acerco al estrado para darle los papeles.

—Protesto— Dice Beck.

—Denegado— Dice el juez mirando los papeles.

—Toma, por gilipollas— Digo en voz baja mientras vuelvo a mi sitio.

—Muy bien, visto para sentencia— Dice antes de golpear la mesa con el mazo.

Ryan y yo nos abrazamos y me da las gracias en voz baja repetidas veces.

...

—¿A dónde me vas a llevar para celebrarlo esta vez?—

—A la tienda de animales—

—No me digas que vamos a por un perrito—

—Mi princesa se lo merece— Dice con una sonrisa.

Aparca en frente del centro comercial y nos adentramos hasta llegar a la tienda de animales.

Mis ojos se iluminan al ver a un carlino blanco y negro súper pequeño.

Me acerco a su jaula y este rápidamente se aproxima a mi.

—Es un recién nacido, nos la trajeron hace dos semanas—

—¿Es una chica?— Pregunto.

—Sí—

—Es preciosa y tan pequeña...— Sus ojos grandes me miran con ternura y sonrío.

—¿Te gusta?— Me pregunta Ryan.

—¿A Ana le gustará?— Pregunto.

—Este perro es perfecto para niños, ya que no requiere muchos cuidados, eso sí, tiende a incomodarse si son muy bruscos jugando con él—

—No lo será— Dice Ryan. —Nos la llevamos—

La señora nos mira contenta y Ryan firma todos los papeles.

Le compro un collar rosa con un corazón dorado, seguro que le encanta.

—Le va a encantar—

—Lo malo es que nos queda una semana para verla—

—Se va a llamar London— Digo acariciando su carita.

—Es un buen nombre pero... es la mascota de Ana, debería ponerle ella el nombre—

—De eso nada— Digo abrazando a London.

—Bueno, ya lo hablaréis vosotras— Dice mientras entramos en el garaje.

Eleven (Serendipia III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora