AROMA (Winteriron)

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Cuando no hay recuerdos, ni voz, ni algo que amar. Todo era igual e insignificante ante su gélida mirada. Su mente estaba en blanco, por completo y lo único que había en su memoría eran las misiones que debía cumplir.

Las personas eran blancos. Su único objetivo, acatar la misión. Terminar con su objetivo y eliminar a quien se interpusiera. Sabía diferenciar a los alfas, a los betas y a los omegas a pesar de que no pudiese percibir sus feromonas, no importaba de cualquier manera solo eran objetivos. Cuerpos con aquel líquido carmesí que manchaba sus manos y su traje.

Ahora se encontraba sentado, esperando a que el ingeniero terminara de revisar su brazo. No sentía dolor y si lo hacía lo ignoraba. Él no debía sentir nada en lo absoluto. Miraba hacia un punto nulo de la habitación, los guardias aseguraban la entrada y se mantenían alerta, hasta que lo vieron llegar. Irguieron su espalda, levantaron el rostro y pegaron sus armas al cuerpo más, el ingeniero cerró su brazo y se retiró. Levantó la vista solo un poco, alcanzando a ver cómo aquel hombre se quitaba los lentes y se sentaba en una pequeña silla frente de él.

— Tengo una nueva misión para ti, soldado — no iba a responder, solo escuchar, solo podía hablar de ser necesario — Este es tu nuevo objetivo — le extendió un expediente.

Al abrirlo se encontró la fotografía de un hombre de tez morena y mirada oscura, pero... cálida.

— Necesito que te deshagas de él, sin testigos. Hazlo lucir como un accidente — asintió y después de ello el hombre se retiró de la habitación, después de unos segundos se puso de pie y también salió de esa habitación para comenzar a prepararse.

Se puso una playera, un chaleco antibalas y aquella chaqueta. Tomó una de sus armas y la cargó, guardando un par de cargadores y sus cuchillos en su cinturón, tomó su máscara y sus lentes. Se dirigió al hangar y subió a su motocicleta, arrancó en ella, las compuertas de la base se abrieron dejando salir al exterior. El frió aire chocaba contra su rostro y alborotaba su cabello.

No tardaría mucho en esa misión, su estrategía era simple. Entraría a esa mansión, el hombre debería estar dormido y lo asfixiaría. No habría rastros y determinarian su muerte como apnea del sueño. Detuvo su motocicleta a varios kilómetros de la casa del hombre, se fue acercando ocultándose entre la maleza que había alrededor de la casa. Pego un disco en el panel eléctrico de la mansión y fue en ese momento donde las pocas luces del lugar se apagaron por completo dejando todo en una oscuridad que solo era alumbrada un poco por el brillo de la luna.

Abrió una de las puertas y comenzó a desplazarse por el lugar permaneciendo alerta ante cualquier cosa. Cruzó por los pasillos de la mansión hasta llegar a la que le habían indicado era la habitación de su objetivo, abrió con cautela la puerta y entró a esta, pero antes de poder acceder por completo vio como la cama se encontraba intacta, sin ninguna persona sobre ella.

Antes de que pudiera preguntarse dónde se encontraba, las luces del lugar se encendieron, al instante el busco un lugar donde ocultarse. Así que entró al closet que había en la habitación. Cuando lo hizo comenzó a percibir el olor de gardenias y canela, era un olor demasiado agradable, sus sentidos parecieron perderse en él. Solo podía centrarse en esa fragancia, y tal vez se hubiese quedado hipnotizado por el olor de no ser por el hecho de que comenzó a escuchar música.

Salió del closet y volvió a desplazarse por la casa siguiendo el sonido de la música, cruzó por la sala y bajó unas escaleras, cuando lo hizo las puertas que se encontraban frente a él eran de vidrio por la cual podía ver el interior del lugar. Ahí se encontraba su objetivo, la puerta estaba abierta, debía moverse rápido para tomarlo desprevenido, pues tal parecía ser aún no notaba su presencia, pues se movía al compás de la música que sonaba en todo el lugar. Desenfundo uno de sus cuchillos y cruzó el umbral de la puerta con cautela, sus pasos fueron silencios y movimiento ágil, pero cuando estuvo a punto de apuñalarlo por la espalda su mano fue tomada por un guante de metal. Al ver esto intentó golpearlo con su otra mano, pero fue bloqueada.

Lo pateó en el pecho y se liberó del agarre. Contra ataco y esquivó el disparo que salió del guante. Sujeto con mayor fuerza su cuchillo, atacaba a diestra y siniestra, pasaba su arma entre sus manos. No podía decir que llevaba la ventaja, pues no era así. El castaño le daba buena pelea. Comenzaba a enojarse así que comenzó a atacar con mayor ferocidad, debía terminar rápidamente con su misión, por lo que aplicaba más fuerza en sus golpes. Logró tomar las manos del hombre y llevarlas por encima de su cabeza para cuando lo estrelló contra una de las paredes del lugar. Con su brazo de metal tomó su cuello y comenzó a apretarlo con fuerza, los ojos castaños se abrieron de par en par al sentir como se le privaba del oxígeno.

En un movimiento desesperado por su parte para intentar liberarse del agarre en su cuello golpeó su cabeza contra la del soldado, solo obteniendo que las gafas que llevaba puestas se cayeran y pudiese ver aquella mirada gélida.

Barnes continuaba apretando su cuello, y observaba cómo los ojos castaños se ponían en blanco, su rostro comenzaba a tomar una tonalidad grisácea. Hubiese terminado con su objetivo con su misión de no ser por el hecho de que sus fosas nasales y todos sus sentidos fueron inundados por las feromonas del hombre frente a él. Aquel grato aroma de gardenias y canela, al sentirlo soltó al castaño.

— это не может быть возможно (no puede ser cierto) — dijo algo dentro de él pareció comenzar a despertar, el hielo que mantenía congelado su corazón comenzaba a derretirse con aquel aroma y gracias a aquel omega frente a él.

Aquel aroma que tanto le había encantado, no era nada más y nada menos que el aroma de su omega destinado. Ahora se encontraba en ese lugar con el omega castaño tosiendo mientras que llenaba sus pulmones de aire y los de él se llenaban con el agradable aroma. Debía tomar una decisión .

¿Terminaría su misión o no?



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