OMEGACEMBER

CACHORROS (Darkstony)

Después de que su alfa se fue le resultó extraño los primeros días, estaba acostumbrado a tener su entera atención, a tenerlo a su lado y recibir sus mimos. Era extraño no sentir su presencia y únicamente percibía sus feromonas, le ayudaban a no sentirse tan solo como parecía, pues nadie en esa inmensa base tenía permitido hablar con el castaño a no ser que fuera necesario, de igual manera no podían tocarlo sin ser meramente necesario.

Todos sabían que si no acataban las órdenes su líder se encargaría de torturarlos y hacer rodar sus cabezas. No eran rivales ante el alfa de ojos escarlata.

Lo que a Tony le ayudaba a no ahogarse en esa soledad era el taller que había mandado construir su alfa, exclusivamente para él. Estaba perfectamente equipado, en su interior se encontraban varias de sus armaduras, se sorprendió al encontrar a su fiel robot, Babas. Todo era perfecto para él, su alfa se había encargado del más mínimo detalle, pasaba horas en aquel lugar, pero a pesar de eso ahora comía sus tres comidas del día como correspondía, hacía que alguien atendiera sus antojos y pobre de aquel que no lo hiciera, tenían como orden y obligación atender a quien ahora era su Superior.

El omega de toda Hydra.

Salía de la ducha cubriendo su cuerpo con un pantalón holgado y una de las camisas de Hydra, le quedaba grande, pero su aroma lo envolvía y lo hacía sentir seguro. Se miró en el espejo pasando sus manos por abultado vientre, sonrió al ver como este sobresalía, estaba feliz de que su alfa y él pudieran saber el sexo de su bebé, iba a ser un niño. Se sentía dichoso, pero aún así se preocupaba, su alfa y los doctores le habían dicho y prometido que el extremis no afectaría a su cachorro, ni a los siguientes sino que solo los ayudaría a ser más fuertes. Se acercó un poco más al espejo y pegó su mano en este, cerró sus ojos y respiro profundo.

— Concéntrate — tenía el extremis corriendo por sus venas, su cuerpo lo había aceptado a la perfección, al 100%, tanto que de alguna forma este había cambiado dentro de su cuerpo, tal vez debido al reactor o al embarazo, no sabían qué había sucedido, solo que su cuerpo lo había aceptado en su totalidad.

Abrió los ojos lentamente y vio su reflejo, volvió a respirar profundo al ver como sus ojos habían cambiado de color, de aquel color avellana a un azul electico. Podía ver unas estelas de este mismo color por debajo de su piel, el extremis que en un inició era anaranjado había mutado en su cuerpo. Una simbiosis y adaptación exitosa y más que perfecta entre el sujeto y la energía. Pasó su mano por su rostro y frotó sus ojos, cuando los volvió a abrir estos habían vuelto a su color avellana. Tenía que comenzar a practicar cómo manejar el extremis, pero se había acordado que eso se haría después de que su cachorro naciera, no planeaban exponerlo a algún accidente o falla con el extremis, por que no sabían que esperar al haber cambiado.

Se centraba y entretenía en crear inventos, prototipos o plasmar un poco sus ideas. No quería pensar en si las cosas se salían de control y algo pasaba, era lo que menos quería, pensar en los miles de escenarios posibles, quería centrarse únicamente en el presente y en cosas positivas, no quería sumirse y ahogarse en los malos. No era bueno para él, ni para su cachorro.

Habían pasado ya casi cuatro meses, el aroma de Hydra ahora apenas era perceptible, a pesar de que usara varias prendas de él, su aroma comenzaba a desaparecer. Se encontraba ya en su octavo mes. Sus pensamientos comenzaban a volar a un día en específico, en esa noche donde todo amenazó a terminar, cuando él y su alfa fueron atacados. No se había permitido pensar mucho en eso, no quería recordar la mirada de su alfa al intentar alcanzarlo antes de que sucediera el primer ataque, porque había visto sus ojos, llenos de miedo, preocupación y pánico. El recordar su mirada, lo hacía estremecer y sentía como aquel miedo que sintió en el momento volvía.