BOZAL (Winteriron)

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Su cuerpo se había paralizadoo al haber sentido aquel aroma de gardenias y canela, su misión había pasado a segundo plano, ahora solo su atención se centraba en aquel delicioso aroma y en aquel hombre frente a él. Que solo lo veía con miedo mientras elevaba su mano con aquel guante en su dirección, veía como los ojos avellana de estos estaban bañados en miedo. Claro que lo estarían, pues había intentado asfixiarlo.

— ¿Quién mierda eres tú? — dijo el castaño mientras sostenía su brazo para evitar temblar, solo era un omega joven que se sentía intimidado y asustado.

Apretó con fuerza el cuchillo en su mano, aquel aroma no le permitía hacer nada, percibía el miedo y el terror en este. Su alfa, se removía dentro al saber que era la razón del estado en que se encontraba el otro. Su instinto le indicio guardar el cuchillo, y lo hizo, lentamente se movía hasta volver a meterlo en la funda. Aquellos movimientos lentos y el hecho de ya no tener un arma en la mano parecieron tranquilizarlo, por lo que comenzó a bajar su mano con su guante.

Al ver que este no representaba una amenaza se movió rápido y antes de que el disparo del guante le diera a él desvió su mano hacía otro lugar, para proceder a inmovilizar sus manos al ponerlas a los costados. Se encontraba encima de él, sentía como se removía, como intentaba escapar y liberarse, su aroma se volvía más denso. Sentía el miedo y el pánico del omega, su aroma se volvía un poco amargo y picoso por la canela.

— Успокойся, омега — ordeno y este pareció hacerlo, su cuerpo que antes temblaba y se removía, se mantenía quieto y el temblor era mínimo, pero su aroma continuaba siendo el mismo.

— ¿Q-qué quieres de mí? ¿Dinero? ¿Poder? ¿Armas? P-puedo darte lo que quieras, pero déjame en... paz — se había acercado a su rostro, su cabellera caía por sus costados y se enfocaba en la mirada avellana del otro, ambos mantenían un silencio profundo y asfixiante donde sólo percibían sus feromonas.

El fuerte y delicioso aroma de las gardenías y canela y el casi imperceptible aroma ferroso, pero con una pizca de menta que lo hacía más que agradable.

Sus manos comenzaron a deslizarse por sus muñecas hacía su palma donde cruzó sus dedos con los del contrario para después entrelazarlo y apretar sus manos. Sus rostros se encontraban cercanos y ellos estaban perdidos en la mirada del otro. Sus labios se rozarían en ese momento, se tocarían y quien sabe, tal vez se conocerían en un toque profundo, pero esto era impedido por el bozal que cubría su boca y la mitad de su boca.

El miedo que antes el castaño tenía se había esfumado, su omega sentía que todo estaba bien, que no les haría daño. También lo sentía saltar de emoción y aullar, mover su cola de un lado a otro al sentir las feromonas del alfa. Bucky por otra parte grababa cada parte del rostro del omega, sus ojos, su nariz, sus mejillas, sus labios, solo lo admiraba y lo grababa en esa memoría que no le pertenecía. Sentía su tibieza, esa que nunca antes había conocido, era una lastima que solo pudiese hacerlo con su mano derecha, pero tal parecía que se permitía el imaginar también sentirlo con su brazo de metal, pero el imaginar no le bastaba. Liberó la mano que sostenía con su brazo de metal, sabía que había dos posibilidades: una que el omega le disparara con el guante que cubría su mano o que este simplemente no se moviera.

Nunca pensó en una tercera probabilidad. Esa probabilidad que implicaba el hecho de que el guante se desplegará y liberara la mano del omega, luego que esta subiera hasta su rostro y se posará sobre el bozal y sus dedos tocaran bajo su ojo.

— A-alfa... — lo escucho llamarlo de esa manera y algo dentro de él se sintió cálido, su helado corazón sintió algo ¿Amor? ¿Calidez?, pero fue cuando se dió cuenta de cómo se había dejado llevar por su instinto todo ese tiempo.

OMEGACEMBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora