Debajo de la ciudad, descansa en el silencio de los secretos mejores guardados, la Instalación Central de Procesamiento del Sueño, un lugar de máxima seguridad custodiado por lo más vil de la Casa Regia. Ocultos bajo los pasos adormecidos de los ciudadanos, quienes deambulan en el día a día, sin previo conocimiento del lugar en dónde terminan sus recuerdos y pensamientos, se encuentran los enormes servidores que conforman el Banco de Sueños. Un lugar tan grande y laberíntico que requiere de un imperioso sistema de enfriamiento, de lo contrario absorbería a la urbe a la primera falla del sistema.
Mc. Allistar, viejo conocedor de cada recoveco de la ciudad ejecutaba de guía. No era el momento de pensar en las causantes de los recientes acontecimientos, una situación que aún me atormentaba y lo haría por un largo tiempo.
Un mar de personas que desfilaban con notable alegría entre las acrecientes lluvias nos bloqueó el paso en la salida a la avenida. Nos vimos varados y sin posibilidad de avance dentro del vehículo. Los planes volvían a cambiar.
Mc. Allistar fue el primero en descender del auto mostrando un mohín frustrado en su rostro, conocía que no llegaríamos a ninguna parte a no ser que emprendiéramos la marcha de forma diferente. La Casa Regia había demostrado tener ojos por toda la ciudad, observando sin discreción en nuestra búsqueda, tornándose en una cacería personal. Movernos por nuestra cuenta era la única opción. Contábamos a nuestro favor con la distracción y algarabía causada por el festival.La ciudad bañada por la humedad se mostraba alegre, el arremeter de las oscuras nubes era tomado por bendición. La lluvia salpicaba, tintineaba, humedecía y encharcaba cada rincón polvoriento de una urbe sedienta, alimentando con sus aguas el nivel del canal que atravesaba los diferentes sectores. Las pantallas, posadas sobre los edificios parecían no aquejarse del arremeter del clima, transmitiendo en vivo imágenes que contrastaban con el momento. En la cumbre de la civilización, en lo alto de la Casa Regía se respiraba un falso regocijo.
Nos abrimos paso a tropezones, de forma torpe, pero sin ceder ante la presión de la multitud, terminando en unos de los callejones interiores del sector más bajo. La lluvia nos dificultaba el avance, pero no desistiríamos.
Mi sorpresa fue nula al observar atrás y notar la deserción, de algún modo lo preveía, dado los hechos. Con una mirada furtiva contemplé los alrededores, pesimista, notando la ausencia del Modificado, quien había tomado a su favor la oportunidad de alejarse y escapar, seguramente de vuelta al cobijo de los brazos del Lirio Blanco.Quedaban atrás las callejuelas, ahora precipitándonos a la parte despejada de la ciudad, cercana a la salida de la urbe. La entrada de la instalación se encontraba a pocos kilómetros. Sobre nuestras cabezas el cielo parecía no ceder. Aguardamos ocultos, haciendo uso de la quietud. Varios centinelas, con marcha apresurada patrullaban el área. Una estructura de metal oxidado, sobresaliente de una edificación, nos brindó refugio hasta que el peligro menguó.
—Entiendo que en este punto de los hechos es la Dama de Hierro o nosotros, pero, no podemos continuar así, hay soldados por toda la ciudad en nuestra búsqueda, seremos identificados al instante —señaló Victoria analizando los alrededores.
—Nos encontramos muy cerca de la instalación para desistir ahora —dije pensando en una solución alternativa—, me he mantenido todo este tiempo como un fantasma. Necesito probarle al mundo que no soy un criminal, mostrándole la verdadera naturaleza de la mujer que aclaman como su líder.
—Si el Lirio Blanco ataca la ciudad eso dejará de importar —mencionó la pelirroja.
—Nunca dejará de importar, aún con un nuevo gobierno o mando en la ciudad, la culpabilidad será la misma —interfirió Natasha en mi defensa, dando un paso en mi dirección.
—Debe de haber alguna forma —comentó Angelé.Un grito sordo, causante de un intenso ardor invadió mis oídos, induciendo que cayera de rodillas sobre el pavimento. La sensación del golpear de la lluvia no disminuía mi pesar. «¿Qué sucede?» Suplicaba porque cesara, agonizante, hasta el punto del dolor. Al parecer nadie más podía escucharlo, observaban alarmados con extrañeza mi situación. Un súbito pulsar me abstrajo de la realidad. Quedé sumido en la blancura.
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Insomne
Science-Fiction🏆☄️NOVELA GANADORA DE UN WATTY AWARD 2022 CATEGORÍA CIENCIA FICCIÓN☄️🏆 ¿Qué pasaría si nuestras mentes pudieran interconectarse? ¿Qué pasaría si pudiésemos acceder a los recuerdos de todas las personas mediante los sueños y no existieran los secr...