Briella:
Sandro yacía en el suelo frente a mí. Su mirada irradiaba el odio que lo consumía.
A lo mejor, ya no querría comprarme.
—Voy a hacerte pagar por esto —escupió furioso.
—Shh... no despotriques en vano —me reí —. Nada puedes hacer ahora, cuando tus extremidades no responden. Además —fui a mi bolso y saqué un pequeño frasco —, aquí traigo el antídoto para lo que te suministré y por fortuna para mí, te va a hacer caer en un sueño tan profundo, que mañana cuando despiertes no vas a recordar nada de lo que sucedió aquí.
Disfruté como su expresión se endurecía más y me senté a su lado, en el suelo.
— ¿Por qué lo hiciste? —preguntó.
—Básicamente, porque me obligaron. Pero, siempre se pueden aprovechar las caídas para levantarse más fuerte, ¿no?
—Supongo —espetó.
Descansé mi cuerpo contra la madera de uno de los libreros. El miedo estaba luchando por invadir mi mente y llenarla de pensamientos negativos. No podía darle ese chance, sino todos mis esfuerzos serían en vano.
Lo que hiciste fue una imprudencia. Nos pueden matar.
No. No van a matarnos. Deja de molestarme, cruda conciencia.
— ¿Por qué tu padre quiere los terrenos en Médoc? —interrumpí mis pensamientos para concentrarme en lo realmente importante.
—Para fastidiar a Pierre.
Su respuesta no me tomó por sorpresa. Imaginaba que molestarse entre ellos era algo parecido a un hobbie, pero quise estar segura.
— ¿Dónde está la bebida aquí?
No respondió, solo señaló a una pequeña encimera situada a pocos metros de nosotros. Caminé hacia ella y serví vino tinto de una botella que permanecía abierta.
Curiosamente, la botella pertenecía a la producción de los Lavaux.
—Exquisito —aseguré —. Continuemos, tengo algunas dudas más jugosas que tú me vas a aclarar.
***
Caleb:
— ¡Está loca! —vociferé al intercomunicador —. ¿Cómo va a destruir la única vía de comunicación que tenemos para mantenerla viva?
Me puse de pie y caminé ansioso de un sitio a otro dentro de la pequeña caravana que habíamos dispuesto para el monitoreo de Briella en la mansión.
Definitivamente había perdido la cabeza y quería que yo perdiera mi cordura también.
— ¿La ves? —pregunté a Malcom.
—No. Perdí el ángulo de visión desde que entró a la habitación. Luego la vi aparecer cuando se paró frente al ventanal y a partir de ahí, ya sabes lo que sucedió.
Me mantuve en silencio. Necesitaba poner mis neuronas a funcionar para encontrar la manera de sacarla de ahí.
No sé con qué objetivo destruyó el dispositivo que llevaba en el pendiente, pero si mi padre se enteraba, iba a jugar al carnicero con ella.
Agradecí estar lejos de él justo por esa razón.
—Solicito permiso para ingresar a la residencia.
—Denegado —solté con rabia.
No le iba a permitir salir como el tipo bueno esta vez. Ella era solo mía. No había espacio para él en esta ecuación.
ESTÁS LEYENDO
Sin Retorno [Completada}
ActionEl pasado pesa. Es como una maleta que llevamos durante el viaje que es nuestra vida, una de la que no podemos deshacernos por mucho que el corazón no los pida. A mi me tocó cargar con un pasado que no era el mío. Por mucho que intenté escapar de...