Reencarno en un nuevo mundo medieval

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Una bruma negra lo envolvió todo. Estuve un rato suspendido en ella. No podía moverme, y sentía las cosas de un modo extraño. No, en realidad no las sentía, sino que las percibía. No tenía ojos, pero podía ver, no tenía orejas, pero podía oír, y así. La bruma negra estaba salpicada aquí y allá por corrientes de distintos colores. ¿Dónde demonios me encontraba?

Entonces me moví. No a voluntad, sino que más bien fue como si una corriente poderosa me arrastrara de forma inexorable. La velocidad subió de forma vertiginosa y todo se convirtió en un manchón borroso de colores, hasta que una luz lo iluminó todo y me cegó.

Cuando abrí los ojos el ambiente había cambiado por completo. Una luz cálida lo iluminaba todo. Una imagen de una vela vino a mi mente. Sin poder evitarlo comencé a llorar, no se por qué. Alguien me limpió y fui envuelto en mantas y puesto sobre algo caliente, cálido. De a poco fui calmándome. La palabra madre vino a mi cabeza. Quise espiar por entre las mantas que me envolvían, pero veía todo borroso. Finalmente me quedé dormido como un bebé.

Cuando desperté estaba en una especie de cama. Seguía sin poder ver con claridad. Me acerqué las manos, pero algo andaba mal. Eran demasiado pequeñas. Me costaba moverme. A pesar de que ponía todo mi empeño en ello mis logros eran escasos. No se por qué, pero tenía la sensación de ser una tortuga volteada sobre su propio caparazón. 

Una sombra se cernió sobre mi. Intenté enfocar y pude ver la silueta de una mujer. Una luz diferente iluminaba ahora la estancia, ¿era el amanecer? Estiré mis manos intentando agarrar a la mujer, ¿aquellas manos tan pequeñas eran realmente mías? Unas gotas de agua me cayeron sobre el rostro, y sentí cómo me levantaban en el aire. ¡Aquella mujer debía de ser un gigante si podía levantar todo mi cuerpo con aquella facilidad!

Entonces vino otro gigante y le dijo algo a la mujer. Ella me puso frente a su rostro y con lágrimas en los ojos me dijo algo. Yo no podía entender nada, no conocía aquel idioma. Ni siquiera me sonaba de nada. No parecía Japonés, ni algún idioma Árabe. Tampoco era Francés, ni Italiano, ni Chino. 

Volvieron a depositarme sobre la cama y luego de unos minutos me quedé dormido. 

El tiempo pasó de forma rápida y como en una bruma. Era difícil para mí medir este factor. Sin embargo, estaba continuamente pensando. Intentaba descifrar qué había sucedido. Para empezar, ¿Dónde me encontraba?

Lo último que recordaba era un dolor en el pecho... Yo había muerto, no había duda de eso. Había sentido como las fuerzas me abandonaban y como algo tiraba de mí hacía algún lugar. Sin embargo ese algo tiraba de mi interior, no de mi cuerpo físico. Era una sensación diferente. 

Entonces, ¿Dónde estaba? ¿En el purgatorio? Podía ser, no lo sabía. ¿Acaso estaba en el lugar dónde iban las almas cuando morías? Pero algo no cuadraba. No había nadie como yo en aquel lugar. Había tres gigantes. Ellos cuidaban de mí. No entendía por qué un alma necesitaba cuidados, pero así era. 

Entonces mi vista se fue aclarando, y mi mente se agilizó. No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado exactamente. Solo se que de a poco mi mente se fue acostumbrando al cambio, y mis recuerdos volvieron. Todos ellos. Al principio me costaba recordar con claridad, pero un buen día fui iluminado y empecé a comprender las cosas de a mi alrededor. Fue como si todo el conocimiento adquirido cuando estaba vivo volviese a mí. En realidad, nunca se había ido, solo que no podía acceder a él por algún motivo.

En ese momento yo estaba en una especie de cama con barandas. A mi lado había otra figura parecida a la mía. La miré y vi un bebé a mi lado. ¿Era otra alma? ¿Era esta la forma que había adoptado? El bebé dormía plácidamente. Intenté tocarlo y lo desperté. Entonces se puso a llorar y uno de los gigantes se acercó. Era una mujer. Ahora podía verla con claridad. Era mayor, y tenía unos senos grandes. Tomó al bebé en brazos y se levantó la blusa, tras lo alimentó. Yo los miraba estupefacto. 

REINCARNATED Isekai (Saga Diarios de Sol y Sombras I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora