El incidente de las Marcas

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-Dato! Marca: Territorio o distrito fronterizo que linda con otros.-

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Cuando regresé al campamento el ambiente estaba bastante animado. Traia bailaba mientras ella y Martin, ambos borrachos, entonaban una canción que jamás había escuchado. Ruma y Gael habían vuelto a apostar; jugaban una variedad de póker que no conocía con una baraja parecida a los naipes de mi mundo. También estaba Runel, que afilaba pacientemente su espada a la luz de la hoguera.

Me senté y me puse a observar la partida de naipes, intentando descifrar las reglas del juego. Pero mi mente volvía inevitablemente a aquel claro lleno de esclavos. 

Sabía que no había nada que pudiera hacer. Si me metía con aquellos soldados que, por los emblemas que había visto, debían estar bajo las órdenes de algún gran Lord, les causaría problemas a los Zorros Rojos. Tampoco era tan arrogante como para creer que poseía las habilidades necesarias para enfrentarme solo a todos ellos. No debía meterme en líos, ni tampoco enredar en ellos a mis compañeros.

Así era este mundo, como había dicho Gael. Había fuertes y débiles; señores y siervos; dueños y esclavos. Era algo que debía entender y asumir. 

—¡Gané de nuevo! —rugió Ruma y atrajo para sí una montaña de monedas de cobre.

—¡Maldita sea!

—¿Viste eso, Lucio? Parecía que perdería, y entonces ¡BAM! Sorpresa, desgraciado. ¿Oye, te encuentras bien?

Estaba tan abstraído en mis pensamientos que no había escuchado nada de lo que había dicho.

—¿Qué? —dije.

—Estás muy raro —dijo Ruma—, ¿qué te sucede?

—¿Qué demonios te pasa ahora? —dijo Gael con brusquedad—. No me digas que otra vez has encontrado un grupo de esclavos a los que condenar... digo a los que salvar... ¡JA!

Nadie más rio.

—Bueno... —dije.

Gael me miró con hastío.

—No me jodas, ¿en serio es eso? —dijo.

Traia se acercó.

—¿Qué viste?

Les relaté lo que había visto en el claro cercano a nuestro campamento y lo que los soldados habían dicho sobre lo que iban a hacer con la elfa. 

—Qué extraño —comentó Runel—, creí que la esclavitud estaba prohibida en Asharia.

—El rey intentó prohibirla hace un par de años —aclaró Martin—, pero no lo logró. No contaba con suficiente apoyo de sus nobles. El negocio de esclavos genera cuantiosas ganancias.

—¿Qué emblema dijiste que tenían los soldados? —me preguntó Traia.

—Bueno, era una especie de águila plateada en pleno aterrizaje sobre campo de sinople.

Así es, tengo conocimientos sobre heráldica.

—Esto me huele mal —dijo Martin mirando a Traia.

—Sí, lo sé —respondió esta.

—¿Qué sucede? —dijimos yo y Ruma al mismo tiempo.

Para nuestra sorpresa, fue Gael quien contestó.

—Es el emblema de la casa Howland, del reino de Blarkan.

—¿El reino de Blarkan? ¿Y qué hacen de este lado de la frontera? —pregunté.

REINCARNATED Isekai (Saga Diarios de Sol y Sombras I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora