¡Aprendiendo Magia! Clase teórica

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—Vamos a ver, lo primero que tienes que entender es que lo más importante a la hora de hacer magia es la imaginación.

Yo tomaba nota de todo mientras Rosemira empezaba con los conceptos básicos. Estábamos todos dentro del aula. La vieja había aprovechado la oportunidad para hacer que los demás niños repasaran lo básico.

Algunos, como Peet, se habían quejado, pero se callaron cuando la vieja Rosemira señaló que hasta ahora nadie era capaz de lanzar dos bolas de agua seguidas hacia el mismo objetivo sin causar un desastre.

—La magia no es más que el arte de moldear la realidad a través del mana. Y como todo arte, tu destreza en él se basará en tu capacidad imaginativa.

Levanté la mano veloz como un rayo.

—¿Sí? —preguntó Rosemira.

—¿Qué es el mana?

—El mana es la fuente de energía que se encuentra concentrada en todos los seres vivos. También puede hallarse en la naturaleza, aunque ese mana es más salvaje y difícil de controlar que el propio, con el cual estamos familiarizados. El mana es, estrictamente hablando, la fuente de toda magia.

—¿Yo también tengo mana?

—Todos tienen mana, en mayor o menor medida. Por lo general, la cantidad de mana que tendremos de adultos está predeterminada al nacer. Nuestra fuente de mana va creciendo a medida que lo hacemos nosotros, hasta que llegamos a la edad adulta. Con entrenamiento, es posible mejorar nuestro control de él, pero no podemos aumentar nuestras reservas por medios naturales.

—¿Cómo puedo saber cuáles son mis reservas? —preguntó Randolf.

—Eso es sencillo —dijo Peet—. ¿Eso que tienes ahí es un pastel de carne, Randolf? Mira, yo conozco el secreto, podría darte algunos consejos a cambio de...

—Peet —lo cortó Rosemira.

—¡Perdón, maestra!

—El mana puede medirse —continuó la vieja—, aunque estas mediciones nunca son exactas realmente. Concentrándose, uno puede darse cuenta de la cantidad de mana que tiene una persona. Es como si lo sintiera a través de sus sentidos. Es algo que cualquiera de nivel Avanzado o superior puede hacer.

El sol de la mañana brillaba fuerte a través de las ventanas abiertas. Comenzaba a dolerme la mano de tanto escribir, pero no daba tregua. Era la clase más interesante que había tenido en toda mi vida.

—¿Yo tengo mucho mana, maestra? —preguntó una niña desde el fondo.

—Sí, ¿y qué hay de mí? —dijo Leera.

En cuestión de segundos todos querían saber su nivel actual de mana. Rosemira fue uno por uno midiendo el mana de sus alumnos y soltando comentarios tales como "vaya, tienes una cantidad considerable" o "no es mucho, pero aún eres joven, podría aumentar".

Finalmente se detuvo frente a mí. Me miró directamente a la vez que ponía una mano sobre mi cabeza y se concentraba. Cuando abrió los ojos su expresión era confusa.

—¿Qué sucede, tengo poco mana? —dije asustado.

Rosemira no contestó al instante, sino que se quedó un rato mirándome con una expresión que no podía descifrar. Parecía estar pensando algo seriamente. Finalmente habló:

—No puedo sentir nada de mana en ti.

Se me vino el alma a los pies en un instante. ¿Yo no tenía mana? ¿Significaba aquello que no podría hacer magia? Sin embargo, Rosemira no parecía muy preocupada.

REINCARNATED Isekai (Saga Diarios de Sol y Sombras I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora