El Torneo (2da parte) - Batalla feroz

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Las demás batallas se sucedieron una tras otra. No conocía a nadie de los que participaban. La gente del pueblo no sabía pelear. Todos eran gente trabajadora que no hacía más que dedicar su vida a su profesión. Los pocos que habían abandonado el pueblo para convertirse en aventureros, magos o guerreros nunca habían regresado. Por lo tanto, los participantes eran una mezcla de mercenarios, caballeros, buscavidas, aventureros y magos errantes. 

Pero ninguno de los que se había anotado al torneo parecía estar a la altura de la chica zorro que habíamos visto en el combate número dos. Eso significaba que esta era el contrincante más difícil, y si lograba ganarle, el torneo prácticamente sería mío. 

Cuando la última batalla de la primera ronda terminó, sin descanso alguno Dirk anunció mi nombre por segunda vez. Una oleada de aplausos y vítores llegó hasta mí de la gente a mis espaldas mientras me encaminaba al campo de batalla. Del otro lado la mujer zorro también se acercaba.

—El primer combate de la segunda vuelta dará comienzo —dijo Dirk—. El participante número 25 peleará contra el número 16. Comiencen.

Me puse en guardia. Había decidido que mandarme al ataque sin conocer bien las capacidades de mi oponente no era una buena idea, así que esperaría a que ella hiciera el primer movimiento. 

—Mi nombre es Ruma Roarden —dijo la mujer zorro en vez de atacar—. De la tribu bestia del norte, conocida como la tribu Roarden. ¿Cuál es tu nombre?

¿Por qué quería saber eso? No le había preguntado lo mismo al caballero.

—Eee... mi nombre es Lucio, vivo en una granja a las afueras de este pueblo.

—Ya veo. Muy bien, Lucio, demos lo mejor de nosotros.

—Ya. No te pases mucho conmigo.

—No hacerlo sería una afrenta contra tu honor. Lucharé con todas mis fuerzas.

Qué honor ni que ocho cuartos. Si iba en serio seguro me destrozaría. En fin, había que intentarlo. 

—Muy bien, cuando quieras —dije. 

Al decir esto Ruma desapareció y en un segundo estaba frente a mí. Era tan veloz que no podía ver sus movimientos. Vi su brazo levantado, su mano sujetaba la espada. No tuve tiempo ni de reaccionar. La espada bajó y yo levanté el brazo para cubrirme. Tenía que hacer algo rápido, o me cortaría en dos. Demonios, debería haber pedido prestada una espada. ¿Cómo iba a hacerle frente un mago a aquello? Era imposible, a menos que yo también tuviera una espada.

—¡Lightning Sword! —grité.

Una espada de rayos surgió de la mano con la que me cubría a la velocidad de la luz, bloqueando el ataque de Ruma. Ella se quedó sorprendida cuando su espada encontró resistencia en la mía. No podía atravesarla, y es que yo estaba condensando el mana al máximo para que mi espada fuera capaz de parar el golpe. 

Mientras nuestras espadas estaban tocándose nuestro ojos se cruzaron, y vi el asombro en su rostro. Tenía que aprovechar ese momento de distracción. Bien, la magia era cuestión de ingenio e imaginación, entonces...

—Lightning Wave —dije.

Una corriente eléctrica salió de mi espada y recorrió la espada de acero de Ruma. El acero era un excelente conductor de la electricidad. Me pregunto si la gente de este mundo sabría aquello. Pude notar como el hechizo pasaba de la espada a la mano, y luego al brazo de Ruma, que sin embargo no dejó caer su arma.

Ruma saltó hacia atrás y tomó distancia. Su brazo derecho colgaba ahora inerte a un costado. 

—Has logrado entumecerme el brazo —dijo sorprendida. Luego sonrió—. Supongo que me confié, debería haber endurecido mi Mana Skin desde el comienzo. Ya era raro encontrar a un usuario de magia de rayo por aquí, y ahora me encuentro con que puedes usar también magia de fortalecimiento. Eso es aún más raro, puesto que puedes caminar tanto la senda azul como la roja.

REINCARNATED Isekai (Saga Diarios de Sol y Sombras I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora