Los dos hermanos miraban asombrados a los dos niños que tenían enfrente, estimaban que eran uno o dos años menores a ellos, ¿cómo no los escucharon? ¿Cómo pudo Tanjiro no detectar su olor? ¿Cómo no se dieron cuenta de que habían llegado hasta lo alto de aquella enorme roca?
— ¿Q-quienes son ustedes? — preguntó Nezuko alzando la katana hacía la chica del kimono floreado.
— ¿Nosotros...? — habló la niña con un tono soñador como si no le hubiera prestado mucha atención — Nosotros somos estudiantes de Urokodaki-san...— respondió con simpleza mirando a través de su máscara.
— ¿Q-qué? Pero... ¿Por qué están aquí? ¿Por qué no los habíamos visto antes? — continuó un Tanjiro muy sorprendido y confundido.
— Eso no es lo que interesa... — respondió el chico parándose de donde estaba sentado — ¿Cómo es posible que no puedan romper esta roca? ¿Es que no valió nada el esfuerzo que Urokodaki-sensei dio en ustedes por enseñarles las técnicas de la respiración del agua? — siguió ahora con un tono más molesto — Desean que se partan estas rocas en dos sin haber grabado en sus huesos... Qué patético... — ambos Kamado se molestaron por lo dicho.
— ¡Cómo te atreves! ¡Nosotros nos hemos esforzado para llegar aquí!
— Pues no lo parece... — dijo esta vez la menor pelinegra — Deben de usar la respiración del agua como si fuera una parte más de su cuerpo, no como una herramienta a usar... — en un parpadeo la chica del kimono apareció al frente de Nezuko, esta casi no pudo responder el ataque que le había dado, terminó retrocediendo unos cuantos pasos, se sorprendió bastante por la velocidad y fuerza que tenía pese a su complexión — Juju... Te confiaste...
Tanjiro miró a su hermana batallar contra aquella niña, era tan rápida, incluso si pudiera detectar su olor le sería imposible seguirle el pasó, pero el haber estado mirando a su hermana y a la desconocida trajo una consecuencia para él, escuchó al lado suyo el ondeo del haori blanco del chico, este le dio un fuerte golpe con su espada de madera, terminó chocando dolorosamente su espalda contra el tronco de un árbol, tomó firmemente su espada y miro para todos lados, mas no vio por ningún lado al joven, de un momento a otro este se apareció en frente suyo pateándolo, lanzándolo nuevamente por el área, la espada de madera del otro se alzo dispuesto a golpearlo, pero el peliburdeo lo evitó con su propia espada.
— ¡E-espera... T-tú espada es de madera, la mía es real, podría lastimarte! — exclamó luchando por no ser sometido en aquella batalla.
— Eh... — el de cabellos color durazno soltó una larga y aterradora carcajada que resonó por el bosque — No te preocupes por mí... Porque yo, a diferencia de ti, puedo ganarte con solo esta katana de madera — acto seguido giró por su espada, se agachó y con un golpe ascendente golpeo el mentón del chico con cicatriz en su frente, dejándolo fuera de la batalla.
El de haori blanco miró a su compañera que parecía una niña, pues esta estaba jugando con la adolescente, le llevó para todas partes, analizando hasta el más mínimo de sus movimientos, llevándola a un ritmo que no podía dominar y que terminaría cansándola muy pronto.
— Eh... Esto ya no es divertido — habló más para si que para su contrincante — Ah... Supongo que terminaremos hasta aquí por hoy — agregó antes de golpearla en el cuello dejándola inconsciente también, giró sobre sus talones mirando a su amigo — Mmh... parece que tenemos trabajo por hacer...
— Así es... Ellos no terminarán igual que todos nosotros...
...
La conciencia los trajo a la realidad con el último golpe que habían recibido, se sentaron de golpe, mareándose en el proceso, sujetaron sus cabezas y el claro dolor en su cuerpo se hizo presente en ellos, se miraron entre sí, mas una voz les saco del trance.
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Una historia diferente
أدب الهواةLa familia Kamado nunca creyó en la existencia de los demonios, pero eso cambiaría cuando una trágica noche el rey de los demonios entra a su casa e intenta matar a la familia... Sí, intenta. Un hombre de largas hebras azabaches entra en escena y sa...