Diecisiete

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Sus zafiros brillaron aterradoramente, el demonio se estremeció, aun así decidió atacar al joven de negra cabellera, sin saber que eso había firmado su condena de muerte. Se abalanzó sobre él, tres cortes profundos sangraron en la cara del demonio que intentaba atacar a esa pobre muchacha.

— ¡Tsk! ¿Qué hace un demonio como tú con unos cazadores? — pregunto extrañado por la situación que se presentaba en sus narices.

Giyuu no se digno a responder, lo único que recibió el otro demonio de su parte fue una patada en el estomago que le hizo doblarse por la mitad. El azabache podía sentir los drásticos cambios que había sufrido su cuerpo, pelear cuerpo a cuerpo contra una de esas bestias siempre era difícil, era imposible salir de un combate sin un rasguño, lo confirmaba él que se había visto obligado a hacerlo bastantes veces.

Rápidamente echó un vistazo a lo que sucedía a sus espaldas, Nezuko había salido de la fosa y había logrado cortarle la cabeza al demonio con ayuda de Tanjiro, el choque de espadas resonó en el ambiente y le dejó un poco más tranquilo, solo faltaba uno y podía volver a dormir.

— Para ser un demonio de bajo rango eres bastante fuerte... — se quejó el demonio.

Giyuu lo pateo nuevamente. Sin embargo, la criatura bloqueó su ataque y lanzó su brazo hacía el rostro de Tomioka, logrando dar en su frente tres rasguños profundos que hicieron jadear al pobre civil.

— ¡Te abriré un agujero en el rostro! — le gritó.

Mas no esperó que el chico de cabellos rojizos le cortará ambos brazos con dos movimientos simples y veloces. Una melena rojiza se interpuso entre el azabache demonios y la bestia que le atacaba, en un parpadeo, el mocoso lo había tirado al suelo y la punta de su espada le apuntaba sin pena al cuello.

— Los tres tenían el mismo olor a aceite podrido — el chiquillo tenía una mirada oscura, tan distinta a la amable de hace unos minutos atrás — Apestan... — dijo fríamente, la hermana del joven y el demonio, el les salvó, se miraron entre sí un tanto desconcertados — ¿A cuántas personas han matado?

— ¡Tsk! ¡No tienes ninguna maldita idea, mocoso! — exclamó la criatura — Gracias a nosotros, todas esas mujeres murieron jóvenes y hermosas, además las que son más viejas tienen un sabor horrible... 

Tanjiro escuchó atentamente al último sobreviviente nocturno, intentó descubrir si había algo de arrepentimiento en él, pero nada... Ni siquiera su olor le daba una pista de ello... Le daba asco ese ser. Sin pensarlo dos veces, le cortó la boca.

— Suficiente — colocó el filo de la katana más cerca del rostro del demonio — Te tengo una pregunta — el último clon sonrió burlonamente al joven de burdeos cabellos — ¿Qué sabes de Muzan Kibutsuji? 

La burla se borró de su rostro y una mueca de terror le remplazó. En su mente pasó la imagen de un hombre alto y muy pálido, de cabello un tanto rizado y negro como el carbón, su mirada rojiza podía hacer que cualquiera se doblara ante él... El fino dedo se sostuvo sobre sus labios, los cuales le sonreían con desquicio.

— ¡Habla! — exigió el hermano mayor cansado de la situación, la bestia tembló.

— No puedo decírtelo... — dijo con un hilo sollozante de voz — No puedo decírtelo... ¡No puedo decírtelo! — gritó regenerando sus brazos, inmediatamente lanzó un fuete ataque al chico, pero él terminó cortando su cabeza, pronto su cuerpo estaba hecho cenizas.

El silencio inundó la calle, nadie de los presentes habló por un buen rato, lo único que atinaron a hacer era observar el montón de polvo de demonio que se esparcía lentamente por el aire. Tanjiro murmuró una maldición, molesto por no haber descubierto nada que les ayudara para solucionar la condición de Tomioka.

Una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora