Una furia desbordante marcó cada fragmento de sus rostros, ¿cómo se atrevía ese demonio a burlarse de su maestro y de todos los alumnos de él, que yacían muertos y velando por la seguridad de Urokodaki aún estando en el otro lado? Sus manos temblaron y su agarre en la katana se hacía cada vez más fuerte, lo matarían rápidamente para que sus queridos amigos que tanto se esforzaron por ayudarlos, descansarán en paz de una vez por todas.
Las manos se dirigieron a ellos y con una reacción veloz esquivaron en ataque, sus piernas les ayudaron a correr hacia el demonio, una ola de emociones se mezclaba en la paz mental que tanto le había dicho Urokodaki conservar, pero aún así... Aún que les quedara solo un brazo y una pierna, regresarían a la casa de su maestro y le dirían: "Regresamos", porque Urokodaki se lo merecía, se merecía un momento de paz al igual que todos los niños kitsune.
A diestra y siniestra se desplazaban, sus katanas cortaban cada mano que se atrevía a cruzarse en su camino, el demonio reía sin parar, se reía de sus rostros desesperados, se reía de sus motivaciones y se burlaba de las máscaras rotas que yacían en el húmedo suelo de aquel lugar. "Pronto tendré dos recuerdos más", pensó con deleite. Los hermanos Kamado no se rendirían tan fácil, su determinación estaba más allá de los límites que uno imaginaría. Pese al cansancio que se hacía presente poco a poco, no paraban.
— ¿Ah? ¿Les hice enojar? — preguntó con un tono inocente y burlón a la vez — Vamos... Solo digo la verdad, sino fuera por ese viejo, ninguno de esos niños estaría muerto...
Con cada palabra que daba, la fuerza con la que dirigía los ataques aumentaba. Eran unos tontos por dejarse llevar por sus emociones, estaban demostrando sus debilidades, ¿no habían entendido con el entrenamiento? ¿No comprendían aún que pese al estrés de esas situaciones debían de mantener la calma o sino todo se iría por la borda?
¿Qué importaba? ¿Realmente aguantarse todo ese sufrimientos serviría de algo? ¿Ayudaría a esas almas a descansar en paz? ¿Realmente valió la pena seguir llevando más inocentes niños a la batalla contra ese cruel monstruo de la selección final? ¿Realmente valió la pena que los hayas traído directamente hacía mí para, Urokodaki?
Sus cuerpos tuvieron que torcerse de una manera poco común, era bastante difícil esquivar los ataques desde el aire y el demonio lo sabía, por eso no desperdiciaba ningún momento que se le presentaba. En un momento agarró la pierna de Nezuko, la chica se congeló mientras la enorme mano le zarandeaba de un lado a otro, logrando golpearse varias veces la cabeza, la chica sintió como la sangre se deslizaba por su cabeza, mezclándose con su cabello, creando una asquerosa sensación, además de marearse por las imágenes difusas del paisaje, debía de salir de allí por si sola, no podía permitir que su hermano le salvara, era demasiado peligroso considerando las graves heridas que cada uno tenía.
Tanjiro, por su parte, también se la estaba pasando mal, gracias a su agudo olfato lograba saber por donde atacarían las extremidades, el suelo retumbaba sin cesar bajo sus pies, este se elevaba y generaba una nueva grieta, el largo brazo impactaba contra la húmeda tierra, intentando aplastar al chiquillo pelirrojo como si un insecto fuera, por poco y perdió la cabeza.
— ¿Qué pasa? ¿Soy demasiado fuerte para ustedes?
...
Su mirada vacía se enfocaba en la puerta abierta, estaba dudando de su nueva decisión, observó a su alrededor, el hombre más mayor aún no estaba allí con él, tenía algo más que hacer y sabía de antemano que el anciano no le apoyaría para nada en aquello. Me acerqué hasta la puerta y contemple los rayos de sol que había esa mañana, mi mano temblorosa se alejó lentamente de mi cuerpo y llegó hasta la entrada, estaba dudando en el momento más critico, las puntas de mis dedos salieron por completo y en ese preciso instante sentí un fuerte ardor, la devolví rápidamente como si me hubiera quemado con un olla en pleno fuego, tenían unas marcas oscuras y el olor a la carne era horrible, volví a ver a mi alrededor, Urokodaki me daría el regaño del siglo si me veía así, en un tonto acto saqué toda mi mano y esta ardió inmediatamente, mordí mis labios... Tan fuerte que llegaron a sangrar... Dolía, la piel estaba completamente calcinada, crujía de una forma dolorosa y juré ver lo que parecía ser mi hueso chamuscado, el repugnante sonido de la dermis regenerándose me causo un escalofrío, el musculo se entrelazó y la piel volvió a su estado original, ¿por qué demonios se me ocurrió hacer esto? Ah, es cierto, para que así pueda caminar tranquilamente al sol. Eso sería un largo trabajo y algo bastante grotesco, la sangre manchaba el tatami, el azabache gruño molesto al ver el desastre, sin demorarse fue a buscar lo necesario para ocultar la evidencia de sus actos.
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Una historia diferente
FanfictionLa familia Kamado nunca creyó en la existencia de los demonios, pero eso cambiaría cuando una trágica noche el rey de los demonios entra a su casa e intenta matar a la familia... Sí, intenta. Un hombre de largas hebras azabaches entra en escena y sa...