Capítulo 1

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Eran alrededor de las 12 PM cuando Inui decidió que era una buena idea cocinarle algo a su hermana mientras ella estudiaba. El niño no poseía conocimientos sobre la cocina, así que se lanzó basándose en sus instintos. En su cabeza pensó que Akane luego podría contarle a sus padres lo buen hermano que es él y así lo felicitarían.

Sin embargo, hacer uso de sus instintos no fue una buena idea. El gas había quedado prendido, pero él ya no se encontraba en la cocina, quien estaba allí ahora era Akane. Lo siguiente que sus ojos vieron fue el cuerpo de su hermana desapareciendo por el humo y las llamas que la envolvían. A Inui se le debilitaron las piernas, dejandose caer en su lugar.

"Cuando mis padres vengan, me culparán, van a castigarme. No quiero que me castiguen. Debo morir. Si, es mejor morir aquí. Nadie vendrá a salvarme. A nadie le importo. Quizas mi hermana se salve." pensó el niño cerrando los ojos para despedirse de la vida que para él ya no tenía sentido.

Pero ese no fue el fin de su historia, lo siguiente que Inui debía ver sería una imagen negra y oscura, el más allá, pero no fue así, sus ojos le dieron el placer de ver a su salvador. Un niño de pelo corto y negro lo miraba con una expresión aterrada en su rostro. Al niño rubio se le iluminaron los ojos, dejando ver un brillo en ellos.

"Koko... me salvaste" pudo pronunciar. Mas el niño de pelo negro no respondió, solo permanecía a su lado con su respiración agitada y sudor por el calor.

Kokonoi Hajime no tenía idea de que en ese preciso momento, le dio a su amigo una razón para vivir.

"Koko, tu eres mi razón para seguir adelante" pensó el rubio sin poder apartar sus ojos de aquel pelinegro.

Desde entonces Inui abandonó la idea de renunciar a la vida con tal de volver a encontrarse con su amigo.

Han pasado 7 años desde aquel incendio. Inui ahora tiene 19, y no ha tenido la suerte de volver a ver a Koko, pues luego del incendio tuvieron que mudarse. Su vida no ha ido más que en picada luego de ello.

Ahora Inui regresa de su trabajo con las manos en sus bolsillos, jugando con el encendedor dentro de él. "Podría fumar uno cuando llegue a casa" pensó. El chico recordó que la dueña del lugar donde alquila podría estar cerca a estas horas, así que decidió apurar el paso, aunque no en gran medida.

No tuvo suerte porque en su batalla con las llaves para que éstas entraran en la oxidada cerradura, la voz de esa mujer resonó tras su espalda "Recuerda que si no pagas dentro de esta semana tendré que sacar tus cosas a la calle". No lo dijo de mala manera, de hecho a Inui le agradaba esa señora de unos 40, pero despues de repetidas veces, cada semana, le frustraba oir su voz, ya que solo le hacía recordar que su dinero se agotaría pronto y se quedaría sin casa.

Inui entró limpiando sus pies a su casa tras decir "Lo se" con voz cansada a aquella mujer.

La idea que había tenido más temprano apareció en su cabeza. No tuvo mas opción que sacar un cigarrillo y con el encendedor prenderlo, para así disfrutar ensuciando sus pulmones, aunque poco le importaba.

Debía repetirse continuamente la razón por la que seguía luchando por mantenerse de pie.

"Koko"

"Algún dia lo encontraré y podré saborear lo que es la felicidad otra vez, si es que alguna vez en mi joven vida la padecí". Inui re rió ante sus propias palabras, sin en realidad, encontrarles gracia alguna.

Era tarde, tal vez no para el mundo, pero su batería interna se agotaba. Miró el reloj. 19:45. Pensó que era un buen horario para descansar, sin importarle mañana a que hora se despertaría, o si despertaría siquiera. Tal vez un auto choque con su casa, un avión caiga en su manzana, o un ladrón decida robar lo poco que tiene y dispararle maldiciendolo por no tener nada.

Ya le daba igual a Inui, quizas ya era tarde para reencontrarse con su amigo de la infancia. Tal vez había fallado en su misión. Si su propósito de vida era encontrar a Koko, ¿podría ser ya demasiado tarde?¿Debía abandonar ese objetivo?

Esta clase de pensamientos no era nueva para él, llenaban cada espacio vacío de su mente antes de irse a dormir. Acostumbrado a ellos, solo cerró los ojos esperando a que cesaran.

Inui despertó. 9:32. Ningun auto había chocado su casa. Por lógica debería estar feliz por ello. ¿Pero sería tan malo si de verdad hubiera pasado? Él piensa que sería una anecdota divertida de contar. Claro, si sale vivo de eso. O si tuviera a alguien a quien contárselo.

Seishu aprovechó ese día, por cierto muy bonito día, para salir a caminar por el centro. No llevaba mucho dinero, pues no pensaba gastar nada, ademas un ladrón podría querer robarle y le quitaría lo poco que tiene. Inui prefiere evitar una situación asi.

Pasó y se detuvo en la entrada de un restaurante, por supuesto no pensaba gastar un dineral para comer ahí, pero algo captó su atención. Un piano. Había un piano en medio del establecimiento. Decidió entrar sin pedir permiso. Nadie tocaba el piano, pero encima de él había una nota que decía "Toca la pieza que quieras" como si el cartel se estuviera dirigiendo a él.

El chico tenía conocimientos sobre piano gracias a las arduas lecciones que lo obligaban a tomar sus padres. Les agradeció en su mente sarcásticamente.

Inui, sin vergüenza, se sentó en el piano y pensó en alguna pieza que le guste para tocar. Nadie volteaba a verlo, ansiosos por escucharlo tocar, y eso estaba bien para él, no planeaba ser el centro de atención. Solo quería sentirse libre por un momento.

Sus dedos empezaron moviendose al compas de la melodía de "Till we meet again". Una sonrisa se formó en su rostro.

"No hacia falta presumir" oyó una voz y un crujido sobre el piano de cola. Subió la mirada para ver a una persona apoyada sobre el instrumento. Llevaba una sonrisa fanfarrona. No hacía falta que dijera su nombre para que Inui pudiera reconocer esa mirada altanera.

"¡Koko!" Se levantó con cuidado del piano para observar mejor al chico frente a él, quien se puso de pie apropiadamente para estar a la altura del rubio.

La boca de Inui permanecía semiabierta y sus ojos aun más. Sentía su corazón latir a un ritmo acelerado. Estaba frente a él. Su razón de vivir, que creía perdida, la había vuelto a encontrar.

The Reason [kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora