Capítulo 2

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"Yo invito" fue lo siguiente que el pelinegro dijo, sin dar opción a responder a Inui. Se sentó en una mesa invitando al rubio a acompañarlo.

"Que bueno es volterte a ver" Seishu observo cada parte de su compañero, actualizando la imagen mental que tenía de él. Ahora su cabello era mas largo, y traía rapado de un lado. También lucía un piercing en el labio inferior. Inui pensó que Koko se veía atractivo de esa manera. Sus sentimientos por él eran fuertes, pues le dio un motivo de vida, pero verlo ahora solo los intensificó. No lograba descifrarlos, pero luego de intercambiar unas cuantas palabras podía asegurar que era amor, o lo mas cercano a eso, quizas amor es una palabra fuerte.

"¿Que has estado haciendo?" Preguntó Koko interesado en el rubio, que también había cambiado su imagen. El pelo le llegaba a los hombros. Koko se preguntó si se lo atará para los días de calor.

"Trabajo en una mecánica" confesó Inui, con una sonrisa en su rostro. "¿Y tu?" Hizo la pregunta por defecto.

"Hago unos mandados" se limitó a decir el pelinegro. Inui pensó para sus adentros que debía irle bien si podía pagar esa comida costosa. Le hubiera gustado negarse a aceptarla pero la emoción del momento lo cegó.

"¿Que haces por aqui?" el rubio formuló la siguiente pregunta. Aún tenía esa duda. El había vivido ahí 1 año y unos cuantos meses más, le sorprendía no haberlo visto en todo ese tiempo.

"Me mudé hace poco. El barrio donde vivía antes era aburrido" dijo Koko sin tapujos. Inui rió por la nariz.

"Ey Koko..." el rubio se animó a preguntarle eso que aun daba vueltas en su cabeza "¿Por que me salvaste aquella vez?" Inui se dio cuenta de lo ambigua que era su pregunta. Decidió aclarar tras ver el ceño fruncido de confusión de su amigo "Me refiero al incendio de aquella vez."

"Oh eso, pues por qué más. Eres mi mejor amigo"

Los ojos de Inui se iluminaron. Aunque su mente persistente seguía buscando una lógica a su respuesta. Según él, a nadie le importaba su vida. ¿Koko arriesgaría la suya por alguien tan insignificante como él? Aunque tuviera la duda, no preguntó. Solo sonrió en respuesta.

Los dos compartieron ese almuerzo intercambiando datos sobre sus vidas. A pesar de que ya habían terminado la comida, parecía que los temas de conversación aún no.

Inui no quería que su encuentro con Koko terminara, pero al menos ahora tenía su contacto.

Se despidieron prometiendo escribirse. Inui pensó que nada podía arruinar su día. Él estaba feliz. Kokonoi ahora era un niño, no, un chico más seguro y ciertamente, mas atractivo. Inui no contuvo su vistosa sonrisa a pesar de estar caminando solo en la calle.

Esa noche no comió, distraído recordando su día. No importó, comería mañana.

La siguiente mañana ya no era todo felicidad, pues significaba volver al trabajo. A Inui no le molestaría ir a trabajar, siendo esta una actividad que lo distrae de sus propios pensamientos, pero su paga no es digna y eso le provoca pesar.

Estaba decidido. Sudar 5 horas arreglando autos y motos con el triste aire de un ventilador lleno de polvo no era lo que merecía. Se quejaría.

"No creo que debas hacer eso" aconsejó su compañero Ken, apodado Draken. "No creo que seas su favorito, has faltado un par de veces al trabajo"  continuó limpiandose el sudor con un trapo que solo lo manchó más.

A Inui no le importó, quiso hacer el intento. Una parte de él sabía que era mala idea, podría perder su trabajo, pero la felicidad acumulada de ayer le daban las fuerzas para exigir justicia.

Mala idea. No salió como él quería. No lo despidieron, pero tampoco le subieron la paga. Su jefe se burló de él con el descaro de liberar el humo de su pucho en su cara.

Inui se quejó para sus adentros, apretando el puño de la rabia. Draken también se rió de él, pero de forma amistosa, queriendo decir "te lo dije".

No tuvo mas opción que trabajar esas 5 horas en silencio. Sintiendo ahora la mirada de su jefe clavada en su espalda. Sabía que él no estaba ahí en realidad, pues un hombre como lo era su patrón no perdería su tiempo vigilando un mocoso de 19.

"No quiero perder mi casa, que haré" pensó Inui intentando formar ideas y arreglar una llanta grasosa al mismo tiempo.

Regresó a su casa, hoy mas tranquilo de saber que la dueña no estaría por la zona.

Liberó un gran suspiro. Inui sintió que acababa de limpiar sus pulmones llenos de suciedad y polvo, aunque luego se volverían a ensuciar al fumar otro cigarrillo. Se dirigió a la ducha ignorando la temperatura del agua. Solo se relajó, maldiciendo cada día de su vida. Pero no todo era tan malo.

Koko.

Koko estaba allí, lo recordó. Pensó en escribirle, pero tal vez estaba ocupado. Aunque por como describió su vida, parecía tener bastante tiempo libre. Inui no pudo evitar sentir envidia.

Con la toalla en su cintura y las gotas de agua cayendo de su cabello, secó sus manos para enviarle un mensaje a su amigo. Con un simple "hola" bastaba. Pero luego escribió otra linea "Espero no haberte molestado si es que estas ocupado". Arrojó el celular en la cama y lo puso en sonido. Luego se cambió.

Para su sorpresa Koko contestó no mas de 10 minutos después.

"Para nada. ¿Que tal Inupi?" Decía el mensaje.

Inui sonrió al pensar que hace tiempo no oía ese apodo. Decidió plasmarlo en el siguiente mensaje.

"Hace mucho no oía ese apodo". No podía verlo pero sabia que Koko se reía del otro lado de la pantalla.

"Pues acostúmbrate a él"

Inui no respondió más. Solo él era testigo de la felicidad que sentía en ese momento. Se sentía como un adolescente enamorado.

"Koko... eres tu, definitivamente eres tu" dijo Inui en voz alta, aunque nadie lo oyera.

Nadie podría arrui... mh? Otro mensaje había llegado a su celular. No, según la hora que figuraba en el, había sido enviado 2 horas atras. El sonido fue lo que le advirtió de la existencia de este.

Entró al mensaje, borrando su sonrisa.

"Estamos yendo a tu casa. Limpia antes de que lleguemos" decía. Eran sus padres. A pesar de que Inui se había mudado, el contacto con sus padres nunca se deshizo. Él creyó como niño ingenuo que al cumplir 18 sus padres ya no tendrían poder sobre su vida. Estaba equivocado.

Lo visitaban de vez en cuando, normalmente solo para criticarle la vida que lleva. La vida que ellos no deseaban que él tuviera.

Entonces, si ya era mayor de edad, un adulto independiente. ¿Por qué no cerrarles la puerta?¿Por qué no bloquear su número?

No lo se, ¿porque eran sus padres? No tenía respuesta concreta, solo sabía que no podía deshacerse de ellos de un día al otro.

Como si de una película de terror se tratase, el timbre sonó.

The Reason [kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora