14:22 pm. Segundo día tras la desaparición de Seishu Inui.
Koko se despertó sintiendo sus pies pesados, probablemente por caminar tanto el día de ayer. Inui tampoco había despertado a su lado ese día. Lo primero que hizo fue tomar su celular y revisar si había algún mensaje. Nada. Decidió llamar, una y otra vez. Ninguna respuesta.
"Necesito saber como te encuentras..." pronunció Koko tristemente abrazando su almohada.
"Te extraño"
Se levantó de la cama aún con sueño y se dirigió al baño para lavar su cara y poder despertarse por completo.
Apoyó todo su peso en sus brazos, que descansaban en el lavabo. Algunas gotas de agua se filtraban de su cabello y caían en éste.
El pelinegro no quería aceptarlo pero la desesperación y el miedo comenzaban a consumirlo. Respiró hondo antes de salir del baño para poder iniciar su día con normalidad, confiando en las palabras de Inui. "Estoy bien."
"Tengo que hacer algo... ¿será posible visitar cada hotel de la ciudad?" Rió ante la ridiculez de su propia idea.
Tampoco podía involucrar a la policía, después de todo él estaba metido en negocios ilegales. De que serviría que Inui regresara a casa si con él en la cárcel, Inui estaría solo.
Koko se maldecía por no poder hacer nada mas que esperar. Confiaba que él estaba en alguna parte. No podía dejarlo solo. Koko no soportaría estar sin él.
"En que momento me apegué tanto a ti..." dijo Koko riendo sin gracia, casi sorprendido de sus propios sentimientos. Su cabeza descansaba en el peso de su brazo apoyado en la mesa, su mirada lucía vacía. Ni siquiera la televisión estaba prendida. Solo se oía el sonido de la cuchara eternamente revolviendo el té.
"Que voy a hacer sin ti... no puedo vivir sin ti Inupi. Mi querido Inupi" pensaba en voz alta.
13:30 pm.
Partes de él ya se habían rendido, permitiendole a Koko derramar una única lágrima, que rapidamente limpió mientras absorbía el líquido que amenazaba con salir de sus fosas nasales. Estaba angustiado. ¿Se había sentido así antes? No le gustaba para nada el sentimiento.
Nunca fue una persona de emociones fuertes, jamás demostró sentimiento por alguien ajeno a Inui. Siempre fue así. Sin embargo, él nunca se consideró una persona fría. Al contrario, era muy sensible.
Koko siempre se encontró a si mismo como una persona contradictoria. El era consciente del dolor que podía sentir una persona ajena a él en cualquier situación, empatizando con ellas. No obstante, nunca se preocupó por si mismo.
Perdió a sus padres cuando era niño. Fue el primer y último día que había llorado tanto. Pero lo superó y avanzó con su vida. Uno de esos jovenes días conoció a Inupi, el chico que hizo temblar su corazón de una manera que no sabía que era posible. Tan joven y tan enamorado.
Se volvieron cercanos, Koko se sentía seguro con él. Se sentía libre de poder expresarse y comportarse como el niño que era, sin sentir culpa al no estar triste por la partida de sus padres.
Sin embargo, cuando ese chico se fue del barrio, su vida se tornó gris. No era una mala vida, era normal. Ni blanco ni negro. Pero cuando estaba con Inui, la vida era de colores, quería volver a sentirse así.
Estudió mucho, esperando adquirir conociento de alguna actividad que le diera satisfacción. Se involucró en pandillas con el objetivo de sentir algo. Encontró algo en lo que era bueno. Dinero. Conseguir dinero. Las pandillas requerían de esos conocimientos, así que su vida se desarrolló en esos ambientes.
Aún así, Koko nunca pudo recrear lo que sentía por Inupi. Lo tenía todo, dinero, popularidad, amigos... pero nada de eso le importaba. Era aburrido, como su día a día antes de que se reencontrara con Inupi en ese restaurante. Ese día, el mundo volvió a verse de colores.
Desde ese momento, Koko encontró su felicidad. Su actividad favorita. Cuidar de Inui. Nada es más importante que Seishu, ni su trabajo ni su dinero, ni siquiera él mismo.
"Es por eso que... necesito que regreses... entra a mi casa como si fuera la primera vez. Quiero volver a ver tu sonrisa"
Koko aún luchaba por no llorar, pero que más da ya. Está solo y está adolorido. Llorar no esta mal.
Hajime se dejó caer deslizandose por la pared, abrazando sus rodillas para esconder su cara empapada de lágrimas. Caían sin permiso ni piedad y se acumulaban en sus labios. Koko odiaba la sensación.
20:12 pm. Otro día. Otro día sin rastros de Inui.
Koko no quería dormir ni comer. Lo único que hizo fue tomar un vaso de agua, ya que llorar lo había deshidratado, y luego se sentó en el porche de su casa para encender un cigarrillo, viendo los autos pasar aunque no fueran muy constantes por esa zona.
00:14 pm. El frío se empezaba a sentir, erizando su piel. Decidió entrar y tomar un baño caliente, no importa el horario, solo no tenía ganas de dormir e ignorar la situación.
Logró mantenerse despierto de alguna manera, hasta que el sol entró por su ventana. Si Koko estaba cansado no era la prioridad.
7:35 am.
"Solo son dos días, la gente se toma vacaciones de semanas" pensó Koko en postivo intentando alegrar su humor, aunque sus ojos rojos por el sueño no emitían la misma sensación.
El cenicero contaba con mas de 5 cigarrillos en él. Si Inui estuviera allí lo regañaría, a pesar de fumar también. Entonces reirían al unísono por la hipocresía del rubio.
8:00 am. Otro día iniciaba, otro día sin ti.
23:11 pm. Otro día finalizaba, otro día sin ti.
Varias llamadas perdidas debían mostrarse en la pantalla del celular de Inui. Varios mensajes recibidos. Tantos "te extraño" en ellos. Inui no había respondido ninguno.
"¿En que estará pensando?¿Estaré siendo un exagerado?"
Koko agarró su celular para escribir nuevamente otro "Te extraño" pero decidió borrarlo justo antes de enviarlo.
"¿Lo estaré sofocando?"
"¿Ya no me necesita?"
"¿Ya no soy tu razón de vivir?"
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The Reason [kokonui]
FanfictionInui ha vivido con depresión toda su vida, si no fuera por aquella alma milagrosa que lo salvó de aquel incendio, Inui no tendría una razón para vivir. -Koko, tu eres la única razón por la que estoy vivo. . . . . ⚠️autolesiones y demas temas que pue...