Capítulo 20

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Llegada la hora de dormir y ya acostados en la cama, Koko no dudó en abrazarlo, obligándolo a verlo de frente. Inui también rodeaba a Koko con sus brazos, mirando directamente a esos profundos ojos negros.

Hajime dirigió su mano al cabello de Inui, siguiendo el camino de sus mechas, notando como estas habían crecido unos 3 cm desde la última vez que los cortó. Decidió hacer el comentario.

"Te creció el pelo" habló en voz baja mostrando una pequeña sonrisa.

"Que buena vista, si apenas se nota" respondió el otro en el mismo tono bajo.

Luego de unos minutos de silenciosas miradas y caricias, el rubio habló.

"Te amo Koko"

El mencionado sonrió, pero antes de poder responder, los labios de Inui se encontraban sobre los de él. Aún con los ojos cerrados pudo sentir como lo que parecía ser una lagrima chocaba con su nariz.

"En serio. Te quiero mucho, como no tienes idea" el rubio se separó solo unos centímetros, lo suficiente para poder hablar y sin importarle que sus respiraciones chocaran. "Te amo desde hace más tiempo del que tienes conocimiento. Te amo desde el momento que decidiste sacarme de aquel incendio" sus lagrimas caían mojando la almohada en la que se apoyaba.

Koko dejó salir pequeñas risitas "Yo también te amo Inupi. También lo hacía cuando fui a rescatarte, no haría eso por cualquiera. Ya deja de llorar" dijo limpiando con su pulgar las lágrimas de sus mejillas y nariz.

Se acomodaron para dormir, Koko esperaba que el día siguiente fuera mejor, confiaba en que sería asi. Sin embargo, el destino tenía otros planes...

El pelinegro despertó estirando su cuerpo con exageración. Aún con sus ojos cerrados buscó con su mano el cuerpo de Inui, pero al abrirlos, era el único que se encontraba en esa cama.

Como si nunca hubiera tenido sueño, abrió sus ojos de golpe y sin pensarlo salió de la habitación para buscarlo. El sabía que Inui no iría a trabajar ese día, así que allí no podía estar.

"¿Inupi? Inupi ¿donde te metiste?" Preguntaba dando zancadas por toda la casa, pero no había signos de él. Su respiración era errática, y su corazón latía a gran velocidad. ¿Donde de había metido ese chico?

Revisaba cada una de las habitaciones, patios y pisos mientras maldecía a lo bajo su incompetencia. No estaba en ninguna parte.

Se detuvo en seco a pensar.

"Piensa Kokonoi, piensa... ¡su celular! Tengo que ver si sigue aquí o no" Koko corrió a la habitación, pero el aparato no estaba allí. ¿Eso era una buena señal no? Significa que podría comunicarse con él donde sea que esté.

Sus pulgares temblaban y sudaban, maldecía no poder escribir rapidamente al número de Inui. Primeramente lo llamó. No hubo respuesta. Volvió a intentar, suplicando por una respuesta. No hubo tal.

Optó por mensajes.

"¿Donde estas?¿Estas bien?" Escribió. El mensaje le había llegado, mas no lo vio.

Como siguiente opción, llamó a su trabajo. Tenía el número por si lo necesitaba, como en un momento como éste. Se comunicó con un tal Matsuno, Koko recordó que era su jefe. Le preguntó si Inui había asistido al trabajo. Negativo.

No estaba en el trabajo, no estaba en la casa, la casa de sus padres no era una opción. Inui no puede recordar direcciones, menos si nunca visitaba ese lugar. Además para su mala suerte, no sabe donde vivían.

Koko tuvo que sentarse en el borde de la cama, procurando tomárselo con calma. Esperaba impaciente una respuesta por parte de Inui.

¿Que podía hacer, qué podía hacer alguien como él?

Desesperado decidió cambiarse y salir de la casa, caminaría en su búsqueda por el centro, por donde sea.

11:12 am. Koko no sabía con certeza en que momento Inui había abandonado la casa. Pudo haber sido en la noche, en la madrugada, o solo unos minutos antes de que despertara.

Recorrió las calles a paso apurado, intentando no cansarse por su mala técnica de respiración. Ahora debía salir con campera ya que las temperaturas son más bajas en la mañana.

Entró en locales que creía que Inui visitaría, como el restaurante de aquel día, bares, cualquier lugar era una opción. Incluso visitó el parque, pero aunque le diera mil vueltas, él no estaba allí.

Koko se estaba cansando, tuvo que tomar asiento a pesar de odiar la idea de detenerse y perder el tiempo. Revisó su celular. Nada. Ni siquiera lo había visto.

"¿Y si le pasó algo? No lo soportaría" Decía Koko para sí.

"Dónde estás maldita sea. Regresa a casa por favor. Dime que cuando regrese tu estarás ahi y dirás que solo saliste a tomar aire. Por favor vuelve Inupi" Koko aún no se permitía llorar. Era muy pronto para hacerlo. No se rendiría tan fácil.

13:46 pm. A Kokonoi le rugía el estómago, pero quería seguir caminando, aunque sus piernas no dieran más.

"Puede estar en algun hotel. Si... debe ser eso, quizas quería tiempo a solas y se quedó en algún hotel. Aunque me gustaría que me lo dijera" con ese razonamiento, pensó que sería prudente detenerse a comer algo, no podría seguir si se desmayaba antes.

Se sentó a comer en algún café, pensando seriamente que hacer después. Tal vez debería regresar a casa, con suerte Inupi ya este allí. Intentó llamarlo de nuevo, pero no obtuvo nada nuevamente.

Ya había regresado a casa cuando revisó otra vez el lugar en busca de su amigo. No había señales de vida en ninguna parte. La casa se sentía fría y solitaria. Era definitivamente la misma vibra que radiaba antes de que Inui se mudara con él, como si su existencia y tiempo en aquel lugar se hubiera borrado por completo.

Koko se negaba a aceptar eso. No dejaría que su vida vuelva a ser como antes. Ahora es feliz, ahora tiene a alguien a su lado. Se prometió protegerlo y eso haría. Que otra razón para vivir tendría.

Tenía que seguir viviendo, por él. Por Seishu Inui. Sabía que Inupi estaba en algun lado allí afuera, porque él aún vivía, y Seishu le había dicho que él era su razón de vivir. Mientras Koko viviera, Inui también. Tenía que ser así.

Pasadas las horas, sentía como su mente se nublaba, estaba entrando en desesperación. El sol se escondía de a poco. No había rastros de Inui.

"¿Tendra frío?¿Estará bien?¿Habrá comido algo?" Pensaba dirigiendo su triste mirada hacia la ventana.

18:35 pm. Koko recibió una notificación. Como si se tratara del último vaso de agua en un desierto, tomó el celular y revisó que decía.

"Estoy bien."

Era Inui. Era ese simple mensaje. Con punto incluido. No decía nada más. Mas Koko sonrió y sintió su corazón bajar de su garganta a su pecho.

"Idiota me asustas" pensó.

Notó que Inui no había contestado su primera pregunta, donde estaba. Iba a aprovechar a escribirle algo más pero antes de poder hacerlo, recibió otro mensaje de él.

"Quiero estar solo un tiempo"

Tiempo... el tiempo es incierto. Que tanto "tiempo" se tomará. ¿Serían horas?¿Días? Las respuestas de Inupi solo dejaban con mas dudas a Koko.

Pero estaba bien. Estaba vivo. Koko podría dormir medianamente tranquilo sabiendo eso.

Aunque con lo inestable que es Inui, eso podría cambiar en solo minutos. No. No debía pensar así. Inui no lo abandonaría solo así. Al menos no sin despedirse.

"Y si... ¿su Te amo de anoche fue una despedida?" Pensó el pelinegro entrando en pánico.

"No. Pero que digo. Mañana despertaré y el regresara sintiéndose mejor" se autoconvenció.

23:54. Koko se fue a dormir sin cenar esa noche.

"Por favor resiste, vuelve. Aún debemos celebrar tu cumpleaños, Inupi"

The Reason [kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora