Capítulo 18

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Se preguntó como reaccionarían sus padres si él muriera.

Seguro no les importaría, y fingirían hacerlo durante el funeral, derramando lágrimas de cocodrilo. Todo ese show para después volver a sus exitosas vidas y dejar ese fatídico día atrás. Respondiendo a los consuelos de sus amigos con un:

"Era un chico tan bueno"

Ni repitiéndolo tantas veces se lo terminarían creyendo. Un poco de pañuelos y a seguir contando números.

Inui terminó deprimiendose ante la idea. ¿Era tan raro pensar que solo deseaba por lo menos un poco de aprecio por parte de ellos? ¿Qué era tan malo en él comparado con Akane?

La imagen de sus padres reprimiéndolo y agrediéndolo verbalmente en el hospital, luego del incendio, culpándolo y ciestionándolo por la muerte de Akane vino a su mente. Furiosos por el daño material de la casa. Como si no tuvieran a su hijo herido, en una camilla, frente a ellos. ¿No les causaba nada esa imagen? ¿No podían fingir tristeza por al menos unas horas? Solo la entrada del doctor los hacía cambiar de expresión y cerrar sus bocas.

Inui no lloraba aquel día, pero una tristeza profunda lo comía por dentro. El inicio de su depresión, afirmó él y ahora, también confirmado por un profesional.

El incendio solo fue el comienzo de su tortura. Siempre se sintió aprisionado, como si sus padres fueran titiriteros y él la marioneta, mas cada cuerda que ellos movían para ejercer un esfuerzo en Inui, solo lo lastimaba más. Sintiendo que las cuerdas estaban atadas con fuerza a su cuello, piernas y muñecas. Tirando de ellas sin piedad, dejando marcas que jamás se borrarían.

Supongo que algo así describiría su vida. Gritaba por dentro mas nadie lo oía, pues las marionetas no hablan.

En un momento de frustración e ira, Inui se aferró a las sabanas debajo de él y gritó en sus interiores.

"¡Maldita sea desearía que mis padres murieran!"

Términó por taparse la boca por lo que acababa de decir, mas bien pensar. No quería pensar asi.

"Estoy cansado. Basta. Quiero dormir" pensó girando para el lado contrario, encontrandose con un Koko completamente dormido. Apenas podía verlo gracias a la oscuridad, pero sabía que estaba allí y que no se iría a ningún lado. Quería hacer contacto con él, pero temía despertarlo. Por suerte, los brazos de Koko aún se aferraban a su cintura, confirmándole que nunca se apartó de su lado.

Inui sentía sus ojos arder, no dudó en cerrarlos para apagar su mente y poder dormir.

Al despertar, la luz se filtraba levemente a través de las oscuras cortinas. Definitivamente no tenía ganas de ir trabajar, pero no podía faltar como lo hacía antes. No si quería hacer un cambio en su vida.

Sentía como sus ojos intentaban cerrarse mientras aguardaba sentado en el metro. Pero no se permitió dormir ni un segundo más. Sacudió su cabeza para despertarse.

A pesar de que sus pensamientos invadían su espacio personal mientras trabajaba, no iba a dejar que eso afectara su desempeño. Sin embargo, aún así no podía ocultar del todo su mal humor.

"¿Esta todo bien?" Preguntó su compañero Kazutora, que barría el local.

"Si, solo algo cansado" más mentalmente que físicamente.

Para su mala suerte, los clientes no eran muy constantes así que estar detrás del mostrador y no hacer nada solo lo agotaba más. Buscaba algo para hacer, lo que sea para evitar que su mente se agote antes que él. Terminaba ordenando pequeñas cosas, leyendo las etiquetas de atras de algunos productos, manteniendo su cabeza en  funcionamiento.

En un momento de desesperación, hasta buscar una forma en la mancha de humedad de la pared era entretenido. Incluso quería entablar una conversación con su compañero, pero los auriculares que llevaba puestos le decían que no debía molestarlo.

Finalmente las horas de trabajo terminaron y pudo regresar a la casa de su amigo, que ahora oficialmente compartía.

Se planteó si sería buena idea aprender a conducir. Aunque tal vez haya muchas cosas en su mente ahora para hacerlo. Será en otro momento.

No podía dejar que el asunto de sus padres lo fastidiara mucho tiempo más. Es tema pasado Inui, basta. Se reprimía él mismo.

Al llegar a la casa lo esperaba un Koko sonriente, que en cuanto lo vio se acercó a él y depositó un beso en su mejilla.

"Llegaste ¿Dormiste bien?" Preguntó dejando a Inui confundido y alagado por el inesperado acto.

"Si... ¿Qué fue eso?" Dijo el rubio restándole importancia a su propia respuesta.

"¿De que otra forma saludaría a mi amado?"

No era una pregunta que Inupi tuviera que responder, pero escuchar la palabra "amado" salir de su boca logró ponerlo nervioso. Era un lindo término, no sabía que su relación había llegado a ese punto.

Inui se cuestionó si Koko hizo eso espontáneamente o si lo habrá planeado con anterioridad. Conociéndolo, podría ser cualquiera de las opciones. Eso en definitiva sacó a sus padres de su mente. O así era, hasta que algo tuvo que arruinar el ambiente.

Inui recibió una llamada. Número desconocido. No planeaba atenderla pero se tomó las molestias de hacerlo.

"¿Quién es?" Preguntó esperando que alguien contestara del otro lado.

Koko lo observaba cambiar de expresión a medida de la conversación avanzaba, mas no podía saber que le decían.

"¿Qué pasa?" Dijo el chico modulando las palabras.

Inui, que tenía una expresión indescifrable, cortó la llamada y bajó el celular de su oreja.

"Es sobre mis padres" habló sonando confuso y sorprendido. Hizo una pausa antes de seguir "Ellos... tuvieron un accidente"

The Reason [kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora