Capítulo 8

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Había pasado una semana completa desde que Inui le confesó a koko sobre su depresión. En aquel momento y los días siguientes a ese, no pudo evitar tormentarse pensando que Koko ahora lo vería como una persona diferente. Pero aunque su mente quisiera hacerle creer eso, Koko jamás cambió su actitud frente a él. Estaba tan agradecido de tener como amigo a esa persona.

A diferencia de tantas veces, ahora era Inui quien observaba fijamente a Koko, captando la atencion del mismo, que tomaba una taza de té chequeando su celular.

"¿Que sucede?" Preguntó el pelinegro desde el otro lado de la sala.

"Nada. Estoy feliz" Inui mostró una sonrisa dejando que Koko la viera.

Al pelinegro se le iluminaron los ojos ante tal vista. La sonrisa formada en los labios de Inui eran puramente de alegría, pero su mirada y sus cejas relajadas no reflejaban lo mismo. Koko quería poder cambiar eso algún día.

Sin saber que decir solo sonrió de lado y volvió su mirada al celular.

"Tendrías que estar trabajando, no estés tan tranquilo" dijo Koko luego de unos minutos.

Era cierto, Inui faltó al trabajo ese día. No se sentía bien al despertar y el clima afuera era un horno. Salir solo le haría peor. El chico sabía que eso no era la escuela, no podía faltar solo porque le apeteciera. Pero lo había hecho algunas veces en el pasado y como nunca tuvo consecuencias, pensó que faltar una vez más no le haría daño a nadie.

Kokonoi pensó para sus adentros que Inui podría estar caminando por la cuerda floja al faltar tan despreocupadamente a su trabajo. Pero prefirió callar y evitar molestar a su amigo.

Unos 40 minutos después, cerca de las 14:00 pm, se le ocurrió que en lugar de estar encerrados podrían salir a caminar o algo. Alegremente le propuso la idea a Inui.

"¿Huh?¿No me escuchaste cuando dije que falté al trabajo porque afuera está hirviendo?" Se negó el rubio, echado en el sillón de la sala.

"¡Levantate de ese sillon vago!" Se quejó Koko.

"¿Yo soy el vago? Tu ni siquiera tienes días fijos para trabajar, te la pasas vagando por tu casa" se defendió Inui.

Después de lanzarse miradas asesinas, de alguna manera u otra Koko logró convencer a Inui de salir a dar un paseo.

"Si ibas a estar de mala gana no hubieras venido" dijo Koko solo para molestar a Inui, riendo para sus adentros.

"¡Tu me obligaste! Espero que salir con 35° valga la pena" bufó el rubio.

Koko caminó junto a Inui recorriendo las calles del centro. Pararon en una tienda para comprar un helado y siguieron su camino.

"¡Oye, ten cuidado! Mira antes de cruzar." Exclamó Koko tirando de su amigo que cruzó desprevenidamente la calle.

"Lo siento... un mal hábito" se disculpó Inupi sonriendo timidamente.

"Pues vaya hábito" pensó Koko sabiendo lo peligroso que podía ser eso. Ahora no le quitaría un ojo de encima.

Cuando ya fue seguro, cruzaron la calle para detenerse en un parque que había por allí. La brisa corría de vez en cuando así que el calor era aguantable.

Inui se sentó en una banca cuando sintió su celular vibrar.

"¿Pasó algo?" Preguntó Koko al ver que su amigo de pronto tenía una expresión malhumorada.

"No. Solo mis padres presumiendome su vida exitosa" le mostró a Koko la fotografía que su madre le había enviado. En ella se veían las acciones de su empresa.

"No podría importarme menos" pensó Inui, pero molesto de lo increiblemente poco que le importaban las acciones de la empresa de su madre. Porqué siquiera le enviaba algo asi. Casi se echó a reir por la ridícula situación.

Koko le devolvió el celular al rubio extrañado por la foto. Pensaba igual que Inui.

El rubio decidió ignorar el mensaje, tampoco tenía nada que contestar en realidad, y disfrutar de su día con Koko. Aunque el calor lo mataba de a ratos. Tuvo que llegar amarrar su pelo por el calor que le provocaba.

Kokonoi acababa de resolver su duda. Efectivamente, Inui ataba su pelo por el calor.

"¿Tienes calor?" Kokonoi se dio cuenta de la torpeza de su pregunta, así que se corrigió "¿No prefieres cortarte el pelo?"

"Algun día lo haré" contestó el chico desinteresado.

"Yo puedo hacerlo" aportó su amigo. Inui lo miró con intriga.

"Si, dejame hacerlo. Piensalo así, te deshaces del calor y no tienes que pagar peluquería" continuó Koko.

"¿Puedo confiar en tus habilidades? Me preocupo muy poco por mi aspecto pero no quiero que arruines mi cabello" Inui se llevó las manos a las puntas de su pelo, que caían debajo de su hombro.

Koko se mostró ofendido ante las insinuaciones de su amigo. "Confía en mi" es todo lo que pudo decir.

Inui optó por hacerlo. Que tan mal podría salir. Al regresar a casa dejaría que Koko cortara su cabello.

Una vez allí Kokonoi preparó una silla, un espejo y busco lo necesario para cortar el cabello de Inui. El chico, aún desconfiado, se sentó esperando que su amigo tomara el control de su pelo.

"No te crece nada de barba" dijo Koko posicionado detras de Inui levantando ligeramente su rostro hacia atrás para verlo mejor.

"¡Callate!" Se quejó el rubio.

"¡No era un insulto! Me gusta que tu rostro se vea así" Cruzaron miradas de alguna manera y luego Inui dijo "A ti tampoco te crece barba" burlandose de él, matando el intenso cruce de miradas.

Koko no respondió y volvió a bajar su rostro para poder ahora sí, cortar su cabello. Agarró las tijeras y con un peine fue acomodando el pelo del rubio a su gusto. Los mechones caían cubriendo el blanco piso. Mientras tanto, Inui se observaba a si mismo en el espejo frente a él. Cada tanto subía la mirada al rostro de su amigo para ver sus expresiones al cortar su cabello. Quería reirse ante la seriedad y concentración de éste, que provocaba que Koko sacara la lengua inconscientemente.

Hacía un tiempo no se veía con el pelo tan corto, le llegaba a las orejas, como solía tenerlo en su adolescencia.

"Te dije que confiaras en mi" habló Koko dando sus últimos retoques. Inui no contestó, apegado a su orgullo. La verdad es que le había gustado el resultado.

The Reason [kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora