🧖🏻‍♀️Capítulo 2🤷‍♂️

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Fabricio: —Lo sabía, sabía que está noche tendrías sexo con un chico sexy como ese desconocido.

Yo: —¿Qué dices? No tendré sexo con ese tonto arrogante —solté con indignación mientras me colocaba mis sandalias cafés de plataforma—. Sólo tendré una cena tranquila en el restaurante del hotel que el chico de servicio me recomendó, antes de que mi tortura llegue mañana.

Fabricio: —¡No amiga, no puedes hacer eso! Tú misma lo acabas de decir, mañana comienza tu tortura y yo, lamentablemente, no estaré a tu lado, así que por favor, que esta sea la noche en la que te desempolves y no me refiero a ese vibrador rosa que llevas en la maleta.

Yo: —Cena tranquila y a la cama, Fabricio.

Fabricio: —¡Dios, quiero matarte! —sonreí.

Terminé de colocarme mis sandalias y me puse de pie. Tomé mi fragancia del mueble y me rocié un poco.

Yo: —Mejor cuéntame qué tal todo por allá.

Fabricio: —¡De locos! Necesito a mi amiga a mi lado, pero la desalmada, prefiere perder el tiempo en una isla paradisíaca en vez de tener sexo con su vecino.

Yo: —Te juro que preferiría estar contigo.

Fabricio: —Esto se desmorona sin ti, amiga.

Yo: —Literal, cambiaré de profesión —reímos.

Fabricio organizaba eventos para cualquier ocasión y muchas veces me encontraba ayudándole, pero el compromiso que me había llevado hasta esa isla, me impidió estar a su lado en ese que sería el evento más grande que él había organizado, el cual, se basaría en la inauguración de una galería de artes, además, mi compromiso también afectó mi trabajo, ya que iba a obtener un reportaje sobre la exposición en dicho evento... Sí, era periodista, y lo odiaba, pero no era tan mala en ello y pagaba las cuentas, así que...

Fabricio: —Así es, mi empresa crece día con día y necesito de tus manos mágicas y a ti que sólo te gusta perder el tiempo.

Yo: —Cuando me pagues el doble de lo que gano, me voy contigo.

Fabricio: —Eres una mala persona, sabes que aún no le llego a tu precio, pero pronto lo haré, ¿me oyes? —sonreí.

Yo: —Bien, tengo que colgar o de lo contrario moriré de hambre.

Fabricio: —No te olvides de tener sexo, ¿quieres?

Yo: —¡Adiós! —colgué.

Miré por última vez mi vestido de color blanco, era de tirantes delgados, acentuado sólo de la cintura y llegaba a mitad de mis muslos. Apliqué un poco de brillo en mis labios, tomé mi bolso y salí de la suite.

Caminé por el pasillo con dirección al ascensor, no sin antes, echar un rápido vistazo a la puerta del desconocido, no sabía porqué lo había hecho, pero lo hice. No había nadie ahí, no esperaba que él estuviera, pero para mi sorpresa, al doblar el pasillo, lo observé a distancia.

El chico-tanga-masturbador estaba en espera del ascensor y vestía decentemente.

Ni idea de porqué mi tonto corazón dio un pequeño vuelco, es decir, el tipo era un degenerado y engreído ¿no?

Sin cambiar la postura de su cuerpo, me miró y casi me sentí violada por esa penetrante mirada. Ni estando loca, abordaría el ascensor con él.

Giré sobre mi talón en busca de las escaleras de emergencia, sólo que...

Un latido más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora