—Luces radiante, Charlize —ruborizada, bajé la mirada.—Y tú estás guapísimo, James —sonrió.
Justo como él había dicho, ambos vestíamos de etiqueta. Al abordar el yate, me sorprendí al ver en nuestro camarote la vestimenta que llevaríamos esa noche. Él usaba un traje grisáceo que combinaba bastante bien con sus ojos, yo por otro lado, usaba un vestido de color rojo sangre, el cual, amoldaba perfetamente mis curvas. Por esa ocasión, hice un peinado y maquillaje más elaborado. Debo admitir que me tardé más de lo planeado, pero el resultado me había gustado mucho y al ver la mirada que James posaba en mí... bueno, sobra decir que eso me gustaba mucho más.
—¿Lista para esa cena, señorita Campbell? —me extendió su brazo para que lo tomara.
—Me tiene ansiosa, señor Castelfranco —le sonreí al tomarlo.
Salimos del camarote y caminamos hacia la punta del yate. De inmediato quedé maravillada al observar preciosas luces brillantes alrededor de la mesa, una mesa perfectamente montada para una cena romántica y cabe mencionar que la luna parecía sonreírnos esa noche.
James retiró la silla para mi comodidad, enseguida, él tomó asiento frente a mí sin dejar de mirarme y sonreírme.
—Buenas noches —un hombre rubio se acercó a nosotros.
Era el chef, lo deduje por su vestimenta.
—Hola —saludé.
—Hola, Terry, gracias por estar aquí.
—Un placer como siempre, James —hizo una pequeña reverencia.
¿Cómo siempre? Pues ese idiota ¿con cuantas chicas tenía citas románticas?
—Charlize, él es Terry, trabaja en uno de nuestros hoteles. Es un excelente Chef y amigo de la familia.
El oxígeno volvió a mi pulmones.
—Un placer, Terry —le sonreí de manera amable.
—El placer es todo mío, señorita. Quise venir a desearles una cena amena y apetitosa.
James y yo le agradecimos, y pocos segundos después se retiró.
—¿Puedo preguntarte algo? —dijo James mientras servía vino en nuestras copas.
—¿Tú pidiendo autorización? —me burlé—. ¿Quién eres y qué hiciste con el fastidioso James? —sonrió.
—Lo mandé a descansar un momento —sonreí.
—Dispara.
Levemente, bajó la mirada y su rostro se tornó un tanto serio.
—¿Cómo llevas el asunto del imbécil de tu ex novio? —también dejé de sonreír.
¿Stefan? ¿Quién era ese...? Ah, sí, ya lo había recordado. Literal, lo había hecho. James me había mantenido completamente distraída de todo lo referente a él, y ya qué lo pensaba, estaba sorprendida por ello, antes no hacía otra cosa más que pensar en ese tarado.
—¿Por qué haces esa pregunta? —fruncí el ceño.
No quería hablar de él.
—Satisface mi curiosidad —giré los ojos.
—Pues..., siendo sincera, no había pensado en él hasta ahora que lo mencionaste —sonrió radiante—. ¿Esto es algo así como para aumentar tu ego? —pregunté incrédula.
—Tal vez —se encogió de hombros—. Te había dicho que te ayudaría a olvidarlo y me da gusto saber que lo estoy logrando.
—¿Por qué no me dijiste que no se casó con mi hermana? —su sonrisa se borró y guardó silencio.
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Un latido más
Roman d'amourMi hermana me robó a mi prometido, eso era un hecho ... Que ¿cómo me sentí ante todo esto? Creí que lo había perdido todo, todo hasta que lo conocí a él ... el extrovertido chico-tanga-masturbador.