•· Capítulo 20 ·•

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UNA SEMANA DESPUÉS...

LUCAS SMITH

Me había quedado dormido hace unas horas y en esta mierda de lugar es imposible descansar, mi pecho duele, mi cabeza está a nada de explotar y de tanto pensar posiblemente voy a enloquecer.

Una lágrima recorre lentamente mi mejilla cuando un recuerdo fugaz pasa por mi mente, frustrado con todo; conmigo mismo, la quito bruscamente con el dorso de mi mano. Y me pregunto repetidas veces por qué siempre tengo que pasarla mal de esta manera, al final de ser feliz.

No tengo idea de lo que pueda pasar en los próximos días, tampoco sé que ocurrirá con mi vida, solo soy un chico infeliz, que se refugia bajo lo poco que le queda y que espera con ansias que lo bueno me encuentre...

Me he vuelto loco joder, la he cagado en su máximo esplendor. Me dejé llevar por el rencor, y la venganza me cegó.

Decidí dejarlos libres, al respecto del secuestro. No he asistido al maldito instituto por cobarde al saber que toda la ciudad supo que yo estaba implicado en el ataque hacia los Anderson. De hecho, han intentado ubicarme pero ha sido inútil, por suerte mi padre dejó muchos contactos a mi alcance; es así como pude contratar a los sujetos.

Siete días sin verla, sin escuchar su estruendosa risa y su manera de decir las cosas a la vez con aquella sutileza. Estaba tan dañado como ella, que solo nos lastimaríamos más. Sé que la rompí, aun así pienso alejarme, no puede estar con alguien que quiere destruir su alrededor. A pesar de que la ame demasiado. A pesar de que muera en el intento. No estoy aquí por ella. Estoy por todas las veces que sufrí sin poder hacer nada viendo lentamente como mi vida se desvanecía.

Como parecía que yo jamás iba a tomar justicia por lo que pasó, como si el destino anduviera en contra de mi dolor.

Parpadeé un par de veces saliendo de mi momentáneo trance, me levanté del frío piso en el que yacía, sobándome la espalda que nuevamente comenzaba a dolerme y fui en camino a la cocina por un cereal que compré hace unos minutos en la tienda. Mi celular comienza a sonar.

Llamada entrante JACOB

—¿Sí? —respondo dudoso.

—¡Hasta que al fin te dignas a responder, eh! —giré los ojos esperando que dijera algo importante—, ¿ en dónde carajos te metiste? ¡Eres polémica en todo Belmont!, Katie apenas logra entrar a una que otra clase, está perdida. ¿Qué coño sucede, me lo explicas?

Fruncí el ceño ante tanta información que no pedí.

—Oye Jacob, puedo contártelo luego ¿vale? No es que quiera hablar de eso ahora —con esto último bloqueé el celular y lo lancé hacia la isla que tenía enfrente. Tomándome el cabello con ambas manos y soltando un gruñido.

Jodida mierda, todo iba de mal en peor.

Y eso creía cuando las cosas no podían ponerse más feas. El timbre me indicó que alguien esperaba afuera.

¡Maldita sea!

Caminé con suma lentitud hacia la puerta y miré por una de las ventanas con sumo cautelo, pero no logré captar nada. Así que, me esperé lo peor y abrí.

Mis ojos se agrandaron hasta el límite al notar a la persona que tenía al frente.

Ruth.

—¿Te alegra verme de nuevo? —soltó como si escabullirse hasta mi paradero fuese lo mas normal.

Hundí mis cejas y la agarré del brazo rápidamente adentrándola hacia la casa.

— ¡¿Se puede saber cómo es que llegaste hasta aquí?! —quise saber, al borde de la paciencia.

Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora