➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑 ᘒ ꒦ 🜸

207 41 5
                                    

Me conducen a mi antigua casa como a un prisionero. Los veteranos abren la marcha y la cierran. No parece importarles que haya regresado voluntariamente, aunque Johnny se ha encargado de remarcar ese detalle. Lo ha dicho más de una vez, pero lo único que importa es que hui, que tuve el descaro de escaparme... Soy una valiosa mercancía que se atrevió a marcharse cuando la manada tenía planes específicos para mí.

Al entrar en la casa de mi niñez... Tengo una sensación extraña. El espacio parece menor, más reducido, y me enfado conmigo mismo. Antes, esta casa era más que suficiente. Inhalo el aire enrarecido. Es probable que nadie haya estado aquí desde que nos escabullimos en mitad de la noche. Me quedo mirando el sofá, el cojín del centro con su hueco permanente. Es el sitio de Haechan, su refugio. Rechazado por la manada como un Draki extinto, mi hermano se abstraía durante horas delante del televisor. No me gusta que no esté aquí, aunque comprendo que, por ahora, ha de ser así. Sehun ha ordenado que Haechan permanezca con Sunmi. Mi madre no ha protestado, y sé que se debe a que piensa que una ocultadora sabrá cuidar mejor de Haechan mientras él se adapta a su nuevo talento.

-¿También van a arroparnos en la cama? - Les espeta mi madre a los veteranos que siguen dentro de nuestra casa. Los rostros que me resultaban tan familiares e inofensivos mientras crecía me observan ahora con censura. Poco a poco, dan media vuelta y salen.

-¿Has visto si Johnny se marchaba con Sehun? - Me pregunta mi madre corriendo hacia la ventana. Yo asiento con la cabeza mientras ella abre las cortinas. -Espero que Johnny lo convenza para que no... Nos imponga un castigo demasiado duro por habernos marchado.

-Ajá.

Recordando el arrobo de Sehun por lo de Haechan, creo que podría ser indulgente con nosotros por una razón distinta. Con un gruñido, mamá deja caer de nuevo las cortinas.

-Ahí fuera quedan dos.

Yo miro por la ventana a los dos veteranos que están plantados en nuestro porche delantero.

-No da la impresión de que vayan a irse enseguida.

Supongo que quieren asegurarse de que no nos largamos de nuevo.

-Haechan está con Sunmi.

Mi madre lo dice como si fuera razón suficiente para no movernos. Y lo es. Incluso aunque yo quisiera abandonar la manada, jamás lo haría sin mi hermano. Especialmente ahora. Se me contrae el pecho de golpe al pensar en lo que estará pasando Haechan. Debe de estar tan confundido... Tan perdido...

-Yo nunca me iría de aquí sin Haechan. - Declara mi madre, haciéndose eco de mis pensamientos, y me lanza una vehemente mirada, como si yo hubiera insinuado que nos marcháramos. Desvío la vista a mis manos, a la ventana, a cualquier cosa excepto a mi madre. No quiero que vea que percibo lo que no está diciendo; que comprendo lo que me dice su furiosa mirada: «Pero sí me iría sin ti».

A lo mejor estoy siendo injusto. A lo mejor está hablando mi culpabilidad y mi madre no piensa así en absoluto. Luego ella suspira y yo vuelvo a mirarla; observo cómo se pasa las manos por el pelo: hay algunas hebras grises en su melena rizada. Eso es una novedad.

-No puedo creer que estemos aquí otra vez. - Masculla. -En el mismo sitio en el que empezamos, y mucho peor que antes. - Hago una mueca, sintiendo como si fuera un golpe contra mí, porque es culpa mía que estemos de nuevo en casa. Todo esto es culpa mía. Lo sé, y ella también lo sabe.

-Estoy cansado. - Digo, y no es mentira. Creo que no he dormido desde que salimos de Chaparral, pues mis pensamientos estaban demasiado enredados en todo lo que había sucedido. En mis tremendos errores. En Jeno... Preguntándome dónde está, qué estará haciendo, pensando, recordando. O mejor: qué no puede recordar. Me encamino hacia mi habitación, sintiéndome mayor de lo que me he sentido jamás.

!  ׅ࣪  alma de niebla ׅ ࣪ nomin ✶ drakis [2] ~  ࣪ ׅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora