! ׅ࣪ alma de niebla ׅ ࣪ nomin ✶ drakis [2] ~ ࣪ ׅ

➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟖 ᘒ ꒦ 🜸

Varias horas más tarde, después de haber sustituido el Land Rover de Jeno por una furgoneta que ha visto días mejores, miro por encima del hombro hacia Johnny y Haechan, que duermen en la parte de atrás, sobre mantas extendidas en el suelo oxidado y abollado del vehículo.

-¿Cuánto falta todavía? - Le pregunto a Jeno.

-Quizá lleguemos mañana por la noche si vamos derechos sin hacer paradas.

-Bien.

El suelo de la furgoneta retumba bajo las suelas de mis zapatos, y subo los pies para pegar las rodillas al pecho. Sin dejar de moverme en el rasgado asiento de vinilo, intento no echar de menos la comodidad del Land Rover de Jeno. Al fin y al cabo, sólo es algo provisional. Hemos dejado su todoterreno en el aparcamiento de un restaurante de carretera, listo para que lo recuperemos después de rescatar a Karina.

Suspirando, apoyo la nuca en el reposacabezas. Cuanto antes hagamos esto, antes regresarán Karina y Johnny a casa. Y antes podremos Jeno, Haechan y yo buscar a mamá y empezar de nuevo en otro lugar.

Me quedo mirando a través del parabrisas, casi aliviado de ver perfectamente la noche que nos envuelve. Nada de nieblas perpetuas. Jeno alarga la mano para coger la mía. Su pulgar acaricia la parte interna de mi muñeca. En mi brazo saltan chispas con ese simple contacto. Intercambiamos una mirada ardiente, y sé que él también siente lo mismo.

Miro de reojo por encima del hombro, a los dos bellos durmientes en la parte de atrás, y reconozco que Jeno y yo podríamos tardar un tiempo en tener algo de intimidad, y eso me molesta. Vamos directos hacia el peligro. Podríamos acabar mal.

Como si percibiera mis dudas, Jeno dice: - Yo ya he hecho alguna entrega con mi padre. Es bastante fácil entrar.

-Lo que me preocupa no es entrar.

-Saldremos de allí. Jamás sospecharían que un cazador quisiera liberar a un Draki. Hacemos la entrega, cobramos y nos marchamos. - Asiente una vez, y no estoy seguro de si cree en lo que dice o no. - Escaparemos. Y luego tú y yo estaremos juntos. Sin Johnny.

Los faros de un coche que viene en sentido contrario iluminan el rostro de Jeno. Por si las palabras no bastaran, su vehemente expresión me deja claro que, aunque no me culpe por mi enlace con Johnny, tampoco se siente tranquilo al respecto. No estará tranquilo hasta que Johnny haya vuelto con la manada... Y yo no.

-Ya te dije que no es una unión real. - Insisto.

-Lo sé. Te forzaron a aceptarla. No significa nada. - Se lleva mi mano a los labios para darle un tierno beso. -¿Por qué no duermes un poco?

-¿Seguro que no estás demasiado cansado para conducir?

-Johnny se ha ofrecido a ponerse un rato al volante. - Responde Jeno. -Lo despertaré dentro de una hora.

Cierro los ojos, convencido de que seré incapaz de quedarme dormido, pero ese es mi último pensamiento, pues de pronto una firme mano en el hombro me despierta con una sacudida. Yo pego un salto, mirando a mi alrededor con todos los músculos del cuerpo en tensión, listos para la defensa, para correr, para volar.

-Ya hemos llegado. - Me informa Jeno.

«¿Desde cuándo me he vuelto tan precavido, desde cuándo estoy preparado para el ataque?», pienso, pero no intento siquiera resolver esa duda. Me limito a decirme a mí mismo que es bueno para lo que se avecina.

Miro a la izquierda y a la derecha. Nos hemos detenido en un estrecho camino de tierra, rodeado de árboles por todas partes. Haechan asoma la cabeza entre Jeno y yo, inclinándose hacia delante, y se hace eco de mis pensamientos: -Aquí no hay nada.