Capítulo 1

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Llegada.

— ¿Cómo que no está?— mi ceño se frunce mientras hago la pregunta.

—Mhm, pues no. No está.

— Pero él me dijo que estaría – digo por lo bajo más para mi misma que para el chico frente a mí.

Ya... – baja la mirada de mi rostro a la maleta morada de manija a mi lado en el piso – Si quieres puedes entrar y lo llamas.

Respondo con un asentimiento y una ligera sonrisa.

Paso por su lado, en el espacio que me hace para adentrarme al apartamento.

No es muy grande, la sala y la cocina están juntas y se separan por una fina barra blanca de material.

La sala se encuentra del lado izquierdo y se basa en un televisor, un sillón blanco, a su lado una pequeña mesita cuadrada y alta de color madera y una alfombra color beige oscuro, mientras que la cocina se encuentra del lado derecho y se basa en tener lo básico y un cesto de basura. Nada más.

¿Y cómo es que yo llegué hasta aquí? Te preguntarás, y claro, yo te lo responderé.

Más vale que si.

Sam, mi mejor amigo...

Mi querido mejor amigo— nótese el sarcasmo— me invitó a pasar las fiestas con él, bueno, más específicamente navidad.

El punto es que le pregunté a mis padres que pensaban sobre ello y claro dijeron que si, después de todo es Sam, es de confianza. Lo vieron criarse junto a mí ya que de pequeños vivíamos en el mismo barrio a tan solo unas pocas casas de diferencia, o bueno eso hasta que decidió mudarse por la universidad, pero claro eso fue mucho tiempo después.

Muy lindo todo hasta ahora, ¿Cierto?

Bueno, pues aquí se termina la magia de nuestra hermosa y duradera amistad.

¡El ingrato no está!

¡Me invito a un lugar en el que él ni siquiera está!

Y lo peor es que no me avisó nada, por lo que ahora me encuentro en una ciudad que no conozco, con gente que no conozco y sola... o bueno, quizá no tan sola.

Su compañero de piso se encuentra aquí y de hecho ahora mismo está ayudándome a entrar mi maleta.

Que por cierto está muy pesada... en mi defensa cuando la cargué no pensé que pesaría tanto, después de todo no carga tantas cosas. 

Mi teoría es que pesa más la maleta que lo que lleva dentro en sí.

Justo en ese momento el chico la deja del lado de adentro, cierra la puerta detrás de él y se gira a verme de arriba a abajo por un instante rápido.

La verdad es que yo también lo hago.

Es un chico alto, bastante alto de hecho. Va vestido con una sudadera gris y unos pantalones de Jean clásicos, sus ojos son marrones sin más aunque tienen un cierto destello en ellos mientras que su cabello es rubio oscuro con algunas partes más claras en las puntas, dando claramente a entender que no es teñido al contrario, es natural.

—Y... ¿Cómo te llamas? — le pregunto cuando termino de...

¿Analizarlo?

Para que mentir si es exactamente lo que estaba haciendo.

La verdad es que ya sabía que Sam tenía un compañero de piso, sin embargo no pensé que estaría aquí y sinceramente tampoco creí que tendría que cruzármelo por lo que no pedí ningún tipo de información sobre el mismo.

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