Capítulo 10

1.4K 153 120
                                    

Estallo.

Cassie no ha salido de su cuarto en todo el día, no ha querido. De hecho ha sido Sam quien le ha llevado la comida a cada momento del día, porque si fuera por ella sería capaz de no alimentarse con tal de no encontrarse con nosotros, o bueno, más específicamente conmigo.

En cuanto a eso, ahora que somos cuatro en un apartamento es más fácil y rápido quedarnos sin comida, y es por eso que Sam salió a comprar. Se suponía que no tardaría demasiado, después de todo ya es de noche y en poco tiempo la tienda cerrará.

Escucho la puerta de Callum abrirse y sus pasos me alertan de que está acercándose, lo confirmo cuando se sienta a mi lado en el sillón, toma el control remoto de mis manos y apaga la televisión sin más.

—Estaba viendo eso— le digo sin mirarlo pero frunciendo mi ceño.

—Quiero hablar.

Giro mi cuerpo hacia él para poder verlo, quedando frente a frente.

Ay que mala elección, se ve tan bien...

—¿De qué?

—De nosotros.

Las palabras salen de mí antes de que pueda controlarlas por instinto, como si tuviera una barrera que trata de protegerme y alejarme aún cuando trato de que no alzarla.

— No hay un nosotros, yo vine a estar con mi mejor amigo, no contigo.

Él suspira, asiente y se pasa las manos por el cabello rubio despeinandolo aún más de lo que ya estaba antes de hablar.

— Bea, ¿Qué te pasa?

— Nada— vuelvo a mirar a la pantalla apagada antes de volver mi vista a él cuando escucho su respuesta.

— No me has tratado bien estos días, estás seca, fría, cortante e incluso podría decir que parece que te caigo mal.

— No quiero hablar.

— Estás siendo muy inmadura.

—¡Y tú estás siendo un mentiroso!

—¿Yo? Yo nunca te mentí— frunce su ceño al decirlo.

—Le mientes a Cassie.

—¿Ahora te importa ella?

—Si, porque estás con ella todo el tiempo, cuando en realidad ni siquiera te agrada lo suficiente.

—Bea, ¿Te das cuenta de lo que dices? Es la hermana menor de mi amigo y compañero de piso, no puedo simplemente dejarla de lado cuando viene.

Y es cierto pero aquí también es cuando lo suelto todo sin más al cruzarme de brazos.

—¡No la trataste como la "hermanita" de tu compañero de piso cuando te acostaste con ella!

Él abre los ojos como platos, como si no esperara que supiera eso y mucho menos lo dijera, y es cierto, yo tampoco lo esperaba de mi misma, y por eso es que me arrepiento al instante.

Él no responde nada por unos segundos.

— Estás celosa.

No es una pregunta, él ya lo sabe y solamente lo está confirmando.

—Si— admito.

—¿Por qué?— me pregunta mientras sus ojos se llenan de un brillo que estoy segura de nunca haber visto antes.

No respondo.

—¿Por qué, Bea?

Sigo sin responder.

El Destino De Lo Imposible ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora