Capítulo 28/8

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Nota Spoiler: ¿Este capítulo? Una montaña rusa, ya lo van a entender y también disfrutar.

ESO BEAAAA!!!!!

Callum.

La partida de Bea fue de lo más horrible que me pudo pasar, aún sabiendo esta vez que no tendríamos futuro y que ella tendría que volver de la misma forma que vino, el verla alejarse me hizo revivir la misma sensación de impotencia que la última vez.

Aún recuerdo la vez anterior, y la verdad me arrepiento de ello. Ni siquiera la había saludado como se debía, aunque bueno, no es que esta vez haya cambiado demasiado todo. Simplemente fue la reacción la que no se dió naturalmente.

No hablamos mucho, pero tomamos un café, luego de eso me enteré de que no es algo que realmente le guste aún así mientras lo tomaba no hizo ningún gesto que pudiera demostrar algo negativo, de hecho, parecía bastante concentrada en el silencio que acompañaba nuestra mesa en un café del centro de la ciudad.

Me gustaría haber podido saber más de ella en esos meses de lejanía, sin embargo sabía que si me permitía tener tal interés y cumplirlo ya no habría vuelta atrás.

La presencia de Bea es demasiado para mí y si bien me encantaría ser su amigo con tal de ser parte de su vida, no es algo que pueda hacer. Mi amor por Bea siempre irá más allá de una amistad.

Entro a mi cuarto luego de un largo día y de inmediato me acuesto sobre mi cama boca abajo, quizá no sea la posición más cómoda, pero es la más rápida y estoy muy cansado.

Tan solo unos pocos segundos después siento un peso en la parte baja de mi espalda acomodarse.

Levanto mi cabeza ligeramente y la giro un poco de tal manera que puedo ver a Caprichitos tomando lugar arriba mío.

Las comisuras de mis labios se elevan, pues amo a mi gato.

Vuelvo a girar mi cabeza y la apoyo contra la almohada, poco tiempo después el cansancio me comienza a consumir y no pasa mucho más hasta que me quedo profundamente dormido a media tarde.






—¡Callum!— escucho un llamado masculino a lo lejos— ¡¿Callum las has visto?!

Entre sueños confusos abro mis ojos, sin embargo estos vuelven a cerrarse y el mismo proceso se vuelve a repetir varias veces más hasta que finalmente abro los ojos junto con el abrir brusco de la puerta de mi habitación generado por un Sam estresado y de ceño fruncido.

—¿Durmiendo?

—No...— miento descaradamente tratando de ocultar mi sueño.

Me giro sobre mi mismo y pongo mi espalda contra el colchón ahora que no tengo a Caprichitos encima de mí, sino a los pies de mi cama.

Sam se centra nuevamente en el tema.

—¿Has visto mis carpetas azules?

Decido que cerrar los ojos es una buena idea para pensar y recordar, pero al momento de hacerlo termino quedándome dormido. —No por mucho tiempo, ya que Sam se encarga de eso—.

—¡Callum!— me grita y yo me asusto volviendo a despertarme— ¿Las has visto o no?

—Creo que bajo la mesa del televisor.

Sam se aleja de mi habitación nuevamente sin cerrar la puerta mientras yo me siento en el lugar y acerco a Caprichitos hacia mí, apoyándolo sobre mis piernas mientras le acaricio los laterales de sus orejas. He descubierto que es algo que le fascina.

Mi gato ronronea gustoso de mis caricias y es cuando Sam vuelve a entrar a mi habitación con las carpetas en mano que Caprichitos se asusta.

¡Sam está haciendo movimientos muy bruscos y sonoros!

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