Capítulo 3

1.9K 209 61
                                    

Reunión.

Me encuentro viendo una serie en el portátil de Sam, el portátil que tomé sin permiso, si.

Y en verdad espero que por entrar a estas páginas piratas no le entre un virus porque en ese caso... me mataría.

Como sea, la serie no es muy entretenida a este punto por lo que cuando mi móvil suena no dudo en estirar uno de mis brazos unos centímetros para así poder alcanzarlo en la mesita de luz a mi lado.

—¿Hola?— contesto.

—¡Bea!— habla el rey de Roma — ¿Cómo va todo por ahí?

—Bien, va muy bien de hecho.

—¿Y Callum?

—Vivo.

—Hablo en serio— aún sin verlo puedo estar consciente de que en este momento está enarcando una de sus cejas.

—Está bien, nos llevamos bien.

—Te lo dije, no hay de que preocuparse con él ahí.

Eso es cierto, me siento mucho más a gusto y segura con él aquí cerca de mí de lo que me sentiría estando sola, aparte de que él es quien hace que los momentos no sean aburridos, de otra manera me la pasaría mirando el techo todo el día.

—Si, me agrada— me encojo de hombros —¿Y tú cómo estás?

—Yo bien, quien no está muy bien es.... eh... ya sabes.

Giro mis ojos. Sé perfectamente de quien habla.

—Le mandé un mensaje antes de venir, no sé porque sigue insistiendo...

—Ya... se arreglará pronto supongo.

—Eso espero.

—¿Tu familia ya lo sabe?— él pregunta y yo no contesto nada por un momento, dándole una clara respuesta— No lo saben, ¿Cierto?

—Uhm... no, pero les diré cuando vuelva. No quiero pasar un mal rato aquí. Quiero despejarme.

— Bueno — lo escucho suspirar — yo solamente llamaba para saber cómo estaban pero ahora te tengo que dejar.

—Adiós, Sam.

—Adiós, Bea.

Acto seguido cortamos la comunicación y vuelvo a poner a reproducir la serie, sin embargo esta no dura mucho así, ya que mi puerta se abre repentinamente mostrando la presencia de un Callum sonriente en mi cuarto.

—¡¿Por qué abres así?!— él parece confundido por mi reacción— Podría haber estado desnuda.

—Y eso sería algo malo porque...

Abro mi boca para contestar algo pero no me da tiempo porque él lo vuelve a hacer antes.

—Bea, dudo mucho que con este frío te estés paseando desnuda por el cuarto.

Es un buen punto.

Decido pausar nuevamente la serie y esta vez cerrar el portátil dejándolo apoyado a un lado.

—¿Y qué es lo que te trajo hasta aquí?

—Voy a visitar a unos amigos, ¿Quieres acompañarme?— se acerca y se sienta a mi lado en la cama.

—¿Cómo... salir de fiesta?

— No es una fiesta, es una reunión.

—¿Con alcohol?— él asiente — Suena como una fiesta para mí.

Gira sus ojos.

— Como prefieras decirle pero, ¿Quieres venir o no?

—Uhm...— me lo pienso un momento mientras él me mira esperando una respuesta— ...la verdad es que no soy muy buena socializando.

El Destino De Lo Imposible ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora