Capítulo 2

2.4K 231 133
                                    

Intrusa.

Me siento obligada a abrir los ojos por la luz que entra por la ventana, al parecer anoche la olvidé abierta y no corrí las cortinas por lo que ahora siento mis ojos quemar.

Un poco molesta ante la sensación me pongo la mano en la cara en un intento de poder seguir durmiendo, pero claro que no puedo ya que al momento de apoyarla la misma quema por el sol.

Estiro mi brazo hacia la mesita de luz a mi lado y tomo mi móvil haciendo que accidentalmente del tirón se desconecte el cargador junto a este.

Que manera de empezar el día, ¿Eh?

Miro la hora y son...

¿Las diez de la mañana? ¡Esto es muy injusto! ¡Yo suelo despertarme a las doce!

Y como muy temprano.

Como sea me levanto y voy hacia el baño, lo cual no requiere mucho de mi esfuerzo, ya que es una de las puertas a mi lado, siendo la derecha la esa y la izquierda la del cuarto de Callum.

Me lavo la cara, me espabilo y me cepillo los dientes antes de salir hacia el salón, el cual antes estaba vacío pero ahora se encuentra con la presencia de Callum caminando hacia la cocina de espaldas a mí.

Cuando se va yo me dirijo hacia el sillón y me siento en el mismo sin decir nada.

La verdad es que no soy de muchas palabras durante los primeros minutos en los que me despierto, es como si mi cerebro no llegase a coordinar lo suficiente para armar cualquier tipo de oración coherente.

Veo el control del televisor y decido prenderlo, sin embargo tardo aproximadamente dos minutos pasando canal tras canal sin encontrar nada cuando escucho escucho la voz de Callum detrás de mí, dejándome a entender que ya está de vuelta.

—Hola, intrusa — dice con gracia sentándose a mi lado en el sillón.

—No soy una intrusa — frunzo mi ceño.

—Pues, estás en mi apartamento y yo no fui quien te invitó, técnicamente eres una intrusa.

—Técnicamente es solamente tu medio apartamento, la otra mitad lo paga mi mejor amigo. Te lo recuerdo.

Él asiente mientras una leve sonrisa se forma en su rostro.

—Claro, déjame corregir mi error... —dice y yo asiento esperando su respuesta — Hola media intrusa.

—¿Siempre eres tan molesto? — le pregunto elevando mis cejas y cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—Depende — él sonríe.

—¿De qué?

—A ver si eso lo descubres solita.

Me guiña un ojo rápidamente y acto seguido se levanta impulsándose con sus brazos en el respaldo.

Yo hago lo mismo siguiéndolo cuando veo que va hacia la puerta.

—Oye, ¿A dónde vas?

—A comprar, no hay nada en la nevera —señala con su mirada la cocina.

—Ah — bajo la mirada un momento.

—¿Vienes? — me pregunta y cuando vuelvo a subirla me lo encuentro extendiéndome un abrigo que acaba de sacar del perchero a un lado de la entrada.

Asiento, después de todo no me hará mal conocer la ciudad, y aunque mi plan ideal no es salir con este frío tampoco me quiero quedar aquí sola y encerrada.

—Pero esto no es mío — le señalo.

—No, es mío, pero puedes ponértelo — vuelve a extendérmela.

El Destino De Lo Imposible ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora